El martes 3 de marzo acudió a mi consulta uno de mis pacientes con diagnóstico de linfoma. Había pedido una cita porque llevaba varios días con fiebre y tos seca. Se veía estable y no tenía dificultad respiratoria, pero inmediatamente se me prendió la bombilla, y aunque el paciente no había viajado a China ni tenía contactos con ese país, pensé en COVID-19.
Hasta ese momento en Puerto Rico no se había diagnosticado un solo caso. Como no había vuelos directos de China, se había dicho que esa enfermedad (...)