TURISMO: RECETA DE VIAJE

Arabia Saudita:

Misterios y sorpresas
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Carmen Targa
Vice President
Condado Travel, Inc.
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Después de dos años de pandemia, por fin podemos hacer las maletas, y qué mejor que ir a un lugar que ha estado cerrado por años: Arabia Saudita. Un lugar nuevo para visitar, pero con algún misterio especial.

Salimos de Nueva York rumbo a Riad (Riyadh, ar-Riyad), capital de Arabia Saudita. Podría pensarse que dos mujeres solas tendríamos problemas al llegar. Pero no fue así: por el contrario, resultó la mejor experiencia que he tenido al entrar a un país.

Tanto el chofer como el guía no podían esperar para enseñarnos su ciudad, hablar de su cultura y de cómo se había transformado todo en los últimos años. Las mujeres conducen, pueden salir solas, no tienen que usar las abayas, y la policía religiosa ya no existe.

Luego de llegar a el hotel y de tomar un descanso, nos encontramos con un grupo de colegas y salimos a explorar. Fuimos al Riyadh City Boulevard (Epcot multiplicado por 100), la fuente más grande del mundo, que se prende con música y luces cada hora. Un lugar lleno de familias, niños, amigas paseando, salas de conciertos, tiendas, restaurantes con todo tipo de comidas..., menos cerdo y alcohol.

Al día siguiente, nos reunimos con el Ministro de Turismo, quien nos explicó el Proyecto 2030. Una transformación total del país, que construye parques, hoteles, museos y restaurantes, para compartir su cultura y su país con el resto del mundo.

Seguimos el viaje y fuimos al desierto Al-Ula (o AlUla), que cuenta con más de 200 mil años de historia. Cerca está Hegra –el primer lugar en Arabia Saudita declarado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad–, establecida por los nabateos como parte de la ruta de las especies, con bellos oasis. Con más de 111 tumbas preservadas, se convierte en un museo al aire libre sin comparación y con unas formaciones rocosas impresionantes. Hablando de museos y de la integración al siglo XXI, en ese paisaje único vimos la colección de arte moderno DESERT X, fundada por Susan Davis en Coachella, California, en 2015. La primera exhibición fue en Coachella en 2017, una plataforma para darles espacio a nuevos artistas y énfasis al medio ambiente. Todas las obras expresan lo que estamos viviendo ahora: los emigrantes, por ejemplo, representados por unos olivos traídos de distintas partes del mundo; el central, de 200 años, ha sido traído de España, país que, a su vez, tiene una conexión fascinante con los árabes.

AlUla se está transformando rápido en una ciudad multifacética. Han surgido allí tiendas reconocidas internacionalmente y restaurantes exclusivos, como Annabel’s de Londres o el edificio Maraya, hecho de espejos con salas para conferencias o conciertos, o un restaurante del chef inglés Jason Atherton, dueño en Europa de restaurantes con varias estrellas Michelin. En AlUla está Madrasat Addeera, un centro al que van profesores de distintas partes del mundo a enseñar artes plásticas, sobre todo a mujeres, para que se forjen un futuro independiente, en especial a través de disciplinas como el diseño –en joyería y bordado–, escultura en piedra y tejidos en paja.

Luego volamos a Jeddah (Yeda o Yidda), puerto en el mar Rojo. Si creíamos que la Alhambra era preciosa, al entrar a Angawi House quedamos todos maravillados ante un palacio construido en el siglo XX que cuenta con la arquitectura de la Alhambra, con sus fuentes de agua y con sus grandes balcones.

Si bien hay mucha controversia acerca de lo que representan el gobierno y sus ideas, quizás podamos agregar a “en Roma como los romanos” lo siguiente: “con un corazón abierto y un estómago más duro”. Al final, tenemos que respetar las costumbres de cada lugar que visitamos, entendiendo que la diferencia es parte de la realidad.

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