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Cómo se queman las naves:

La decisión y la acción en nuestro éxito
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Dr. J.R. Román
www.motivando.com
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En el año 335 a. C., al llegar a la costas enemigas, Alejandro Magno debió enfrentar una de sus más grandes batallas. Al desembarcar, comprendió que los soldados enemigos superaban en cantidad, tres veces mayor, a su gran ejército. Sus hombres estaban atemorizados y no encontraban motivación para enfrentar la lucha, habían perdido la fe y se daban por derrotados; el temor había acabado con aquellos guerreros invencibles.

Cuando Alejandro Magno hubo desembarcado a todos sus hombres en la costa enemiga, dio la orden de que fueran quemadas todas sus naves. Mientras estas se consumían en llamas y se hundían en el mar, reunió a sus hombres y les dijo: “Observen cómo se queman los barcos, esa es la única razón por la que tenemos que vencer ya que si no ganamos no podremos volver a nuestros hogares y ninguno podrá reunirse con sus familiares nuevamente, ni podrá abandonar esta tierra que hoy despreciamos. Debemos salir victoriosos de esta batalla, ya que solo hay un camino de vuelta y es por mar. Caballeros, cuando regresemos a casa, lo haremos de la única forma posible, en los barcos de nuestros enemigos”.

Cuántas veces la falta de fe, el temor y la inseguridad, el estar atados a lo seguro nos privan de conseguir nuevos éxitos, nos hacen renunciar a los cambios, nos hacen renunciar a los sueños, nos hacen negar los anhelos y las metas que están grabadas en lo más profundo de nuestros corazones.

Cuántas veces la seguridad de poseer algo nos hace retroceder y renunciar a la posibilidad de conseguir algo mejor.

Cuántas veces lo que tenemos fácilmente a nuestro alcance nos impide crecer, haciendo que la seguridad se convierta en mediocridad, en fracaso y monotonía.

Debemos saber que perseverando todo puede lograrse, que el amor y la fe nos dan la fuerza necesaria para obrar milagros en nuestras vidas –si así lo deseamos–, que las personas perseverantes inician su éxito donde otras acaban su fracaso, que ningún camino es demasiado para un hombre que avanza decidido y sin prisa, teniendo claros sus objetivos.

El ejército de Alejandro Magno venció en aquélla batalla, regresando a su tierra a bordo de los barcos conquistados al enemigo.

Los mejores hombres no son aquellos que han esperado las oportunidades, sino quienes las han buscado y las han aprovechado a tiempo, quienes han asediado a la oportunidad, quienes la han conquistado.

La conquista puede ser un amor, los conocimientos, el trabajo, riquezas materiales o espirituales, todo está al alcance de cada uno, cada uno puede plantearse las metas y los objetivos que desee.

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