Por Carlos Toledo Especial para Galenus

El Condado

Celebrando 100 años de distinguida historia(parte 1)

Todos conocemos la elegante zona turísticoresidencial de San Juan llamada El Condado. Paseamos por sus calles, merendamos en sus cafés, cenamos en sus restaurantes, disfrutamos en sus exquisitas boutiques, gozamos su vida nocturna (especialmente en sus hoteles de lujo) y nos deleitamos en sus acogedores parques y fabulosas playas. Quienes tienen el privilegio de vivir en este vecindario gozan a diario de todos estos encantos.

Sus orígenes

La historia de El Condado encierra datos fascinantes no solo de la zona, sino de nuestra ciudad capital y de nuestra isla durante los últimos 100 años.

El nombre de “Condado” se le atribuye al conde don Pablo Ubarri y Capetillo, un acomodado terrateniente y empresario vasco radicado en Puerto Rico, cuyas tierras comprendían la zona que se conocía como San Mateo de Cangrejos. En 1878, obtuvo permiso del Gobierno español para construir un tranvía de vapor de Río Piedras a San Juan. Así, sus terrenos comenzaron a urbanizarse a lo largo de sus vías principales: la Carretera Central (hoy la Ponce de León) y el Camino de Loíza (hoy las calles Wilson y Loíza). En esa época, a Ubarri se le otorgó el título de conde y ejerció su influencia para cambiar el nombre de Cangrejos a “Santurce”, que viene del vasco Santurzi, o San Jorge, su pueblo natal en Vizcaya.

Los hermanos Behn y el desarrollo urbanístico

Pero una parcela del condado de Santurce, ubicada al norte y este de la laguna protegida por el fortín San Jerónimo, permaneció como finca privada semirrural sin desarrollar. Fue en el 1908 cuando los hermanos Hernand y Sosthenes Behn, los fundadores de la Porto Rico Telephone Co., decidieron urbanizar esa finca de 150 cuerdas que heredaron de su padrastro, un acaudalado señor de apellido Luchetti. Así, en 1908 empezó el desarrollo urbano de El Condado.

Para ayudar en el proceso de urbanización, los hermanos Behn construyeron una nueva calzada con puentes permanentes para reemplazar la antigua calzada de piedras y madera que unía el sector con la Isleta de San Juan. Ese nuevo puente se conoció como el Puente Dos Hermanos.

En su publicidad de la época, Behn Brothers, Inc. anunciaba “el parque residencial de El Condado” como “solares de todas dimensiones en el sitio más pintoresco y delicioso” e instaba a invertir, indicando que “varios clientes compraron solares el año pasado a la mitad de precio que se venden hoy. “Compre su solar hoy, mañana será tarde”.

La visión de los hermanos Behn fue enteramente acertada. El comercio entre Estados Unidos y la isla empezó a florecer, y el exclusivo parque residencialde El Condado comenzó a atraer a los clientes que buscaba. Distinguidas familias puertorriqueñas establecieron allí sus fabulosas residencias, como también lo hicieron acomodadas familias norteamericanas que recién llegaban a la isla.

El pionero de la industria hotelera: Condado Vanderbilt Hotel

Antes de terminar la primera década del siglo XX, la reconocida familia Vanderbilt de Nueva York construyó el primer “Gran Hotel” del Caribe frente al mar en la propia avenida Las Nereidas (hoy avenida Ashford), lanzando así la industria turística de Puerto Rico y colocando a El Condado en el epicentro de la alta sociedad del mundo entero. Frederick William Vanderbilt, (nieto e hijo de los hombres más ricos de su época), encomendó el diseño de El Condado Vanderbilt Hotel a los arquitectos Warren & Westmore, los mismos que diseñaron la estación ferroviaria Grand Central en Nueva York y los hoteles Commodore, Biltmore y Vanderbilt de esa ciudad. El Condado Vanderbilt Hotel se inauguró en octubre de 1919, y por décadas reinó como el mejor y más prestigioso hotel en todo Puerto Rico. Ahora el Condado Vanderbilt se presta a renacer en todo su antiguo esplendor.

La doctora Atkins y el Hospital Presbiteriano

Unas cuadras más al este del Vanderbilt, la doctora Grace Atkins, misionera médica de la Iglesia Presbiteriana, había inaugurado en el 1904 un hospital que consistía de tres edificios de madera: un dispensario, un área administrativa y de pacientes privados, y un área solo para pacientes con un cupo de 45 camas. Ese mismo año, el Hospital Presbiteriano de El Condado comenzó el primer curso de lo que sería la primera escuela de enfermería en Puerto Rico. Para el 1917, se terminó el edificio de concreto que actualmente sirve de edifico principal de este centro médico. En 1926, fue el primer hospital en el Caribe en recibir una clasificación “A” como hospital acreditado por el Colegio Americano de Cirujanos y, en 1934, fue el primer hospital en Puerto Rico y el segundo en América Latina en recibir la aprobación del Colegio Americano de Cirujanos para el adiestramiento de internos.

El Dr. Bailey Ashford y su aporte a la ciencia

Las aportaciones al campo de la medicina puertorriqueña relacionadas con El Condado obligan a incluir a uno de sus más destacados residentes, el Dr. Bailey K. Ashford. El Dr. Ashford es reconocido como uno de los 100 médicos que más contribuyó a la salud y el bienestar de la humanidad en el siglo XX. Fue el primer médico en describir y curar la anquilostomiasis, y sus estudios exhaustivos sobre la anemia en Puerto Rico son de renombre mundial. Entre el 1903 y 1904, organizó en la isla una abarcadora campaña para tratar parásitos con la cual curó a cerca de 300 000 puertorriqueños (una tercera parte de la población de la isla) y logró reducir las muertes por anemia en un 90%. Además de fundar la Comisión Mundial contra la Anemia, el Dr. Ashford fundó la Escuela de Medicina Tropical, que luego se convirtió en la Escuela de Medicina de Puerto Rico. Su residencia en la esquina de la Calle Cervantes y la avenida que lleva su nombre en El Condado ha sido restaurada y permanece como monumento histórico en honor a este científico y humanista que sirvió al mundo desde nuestra isla.

Los primeros edificios y los hoteles de lujo

En los años 1940, comienzan a verse en El Condado los primeros edificios multifamiliares reemplazando a las elegantes viviendas unifamiliares que ocupaban los amplios lotes del área. Esta tendencia se acelera en los años 1960, también con la construcción de modernos hoteles de lujo, entrelazándose así los turistas con los residentes, y con el comercio que consecuentemente había florecido en la zona.

Aunque muchos miran con nostalgia a aquel “parque residencial” que fue El Condado en una época, no cabe duda de que El Condado de hoy sigue disfrutando de ese encanto especial que siempre ha tenido. Cada lugar desarrolla una esencia eterna heredada de su historia y de su gente, y por eso El Condado seguirá siendo El Condado, al ritmo de la época.

Esa esencia de eterno encanto es lo que continúa impulsando el desarrollo y la restauración de hoteles, condominios y negocios en El Condado. Y será ese desarrollo futuro el tema que cubriremos en nuestra próxima columna sobre “el sitio más pintoresco y delicioso” de San Juan.

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