La futura doctora

El privilegio de ser médico y de ayudar a los niños en especial

Chris Ivette Wong Quiles

Estudiante Cuarto Año de Medicina

Universidad de Puerto Rico

Recinto de Ciencias Médicas

Siempre estuve inclinada a estudiar medicina, tal vez porque armoniza la ciencia, la esperanza, y el amor. La combinación de estos tres elementos ha sido para mí a través de los años un desafío en el ámbito intelectual, espiritual y emocional que me ha permitido madurar grandemente. Aunque mis experiencias en esta carrera apenas comienzan, he aprendido que la responsabilidad de ser médico conlleva mucho más que tratar los síntomas físicos. A veces el proceso de sanar envuelve simplemente unos minutos para escuchar.

Recuerdo las palabras del padre de una de las pacientes a quien atendí durante mi rotación de cuarto año en pediatría. Me dijo que nunca perdiera la sensibilidad, pues durante el doloroso transcurso de la enfermedad de su hija, el cariño de un médico lo había sostenido en muchas ocasiones.

Siempre he estado inclinada a trabajar con niños, pues me inspira la fortaleza que ellos demuestran ante la adversidad de una enfermedad. Los niños, sin entender la gravedad de su condición o el pronóstico de la misma, pelean la batalla sin descansar y anhelan el día en que podrán salir sanos del hospital. Sin embargo, mi dedicación a la medicina no se limita a los pequeños pacientes sino que trasciende toda edad.

Es un privilegio estudiar y practicar la medicina. Un privilegio que hay que merecerlo, por lo que me siento y estoy comprometida a trabajar en el futuro en todo lo humanamente posible por la medicina, para que progrese y para que pueda beneficiar a todos al máximo. Con ansias espero el comienzo de esto nuevo reto.

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