Opinión, invitado del mes

La medicina y la ciencia, el arte y la técnica

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J. René Frontera, M.D.
Especialista en Urología
(endourología, cirugía
laparoscópica, robótica
y mínimamente invasiva)
Graduado de la UPR, RCM
(1985)
Director Clínico del
Programa de Residentes
Wayne State University,
Michigan
Instituto de Urología en
Michigan
Director de Urología Robótica
del Hospital Henry Ford
Macomb, Clinton

Desde tiempos inmemoriales, el hombre, en su afán de mitigar el dolor y sanar al enfermo, ha intentado armonizar la práctica de la medicina con las ciencias naturales. Se puede afirmar que una deriva de la otra y que ambas se han beneficiado mutuamente. Los pueblos primitivos descubren cómo, al utilizar hierbas y remedios naturales, las heridas sanan mejor y se evitan las infecciones secundarias. Gran parte de la química y de la alquimia se deriva de estos intentos tempranos por aliviar el dolor físico y curar la enfermedad.

Con el paso de los siglos, el método científico se perfecciona y las técnicas desarrolladas en las ciencias básicas se aplican y evolucionan paralelamente con las ciencias médicas. Los padres de la medicina moderna eran hombres de ciencia y filósofos cuyo intelecto se extendía más allá de la medicina. Pensadores como Galeno, Avicena, Maimónides, Pasteur, Ramón y Cajal, Lister, Fleming y muchos otros demuestran la necesidad de implementar el conocimiento de las ciencias básicas a la práctica de la medicina y resaltan la importancia del rigor científico a la hora de implementar tratamientos innovadores.

Gracias al desarrollo de la informática, el conocimiento humano crece de manera exponencial a un ritmo tan rápido que hace imposible que un individuo pueda tener dominio de tan distintas disciplinas como lo pudieron tener nuestros predecesores. La colaboración entre el médico y el científico, la industria y la academia resulta imprescin-dible en el mundo moderno. Esto se demuestra en la complejidad de las nuevas técnicas de radiología y de cirugía mínimamente invasivas que permiten diagnosticar y tratar distintas patologías con cada vez mayor precisión y menos trauma para el paciente. Ejemplos recientes son los métodos de diagnóstico por imágenes que brindan cada vez mayor detalle o los métodos terapéuticos como pueden ser la litotricia extracorpórea y múltiples alternativas quirúrgicas como serían la cirugía laparoscópica robotizada o la crioablación de tumores malignos.

El progreso requiere la colaboración entre el clínico, el científico y la industria, y que los médicos manten- gamos la mente abierta a la innovación. Es nuestro deber frente al paciente facilitar e implementar nuevas y mejores alternativas de tratamiento y, al mismo tiempo, controlar costos y recursos, teniendo siempre como objetivo el beneficio del paciente. Este ha sido el reto desde tiempos inmemoriales y ha de continuar siéndolo indefinidamente.

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