Neurodiversidad y neurodivergencia

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Félix J. Fojo, MD
felixfojo@gmail.com
ffojo@homeorthopedics.com

Neurodiversidad y neurodivergencia son dos conceptos, relativamente recientes, que se debaten hoy con mucha fuerza, y no siempre con el necesario equilibrio ni el debido conocimiento de los temas. El concepto de neurodiversidad comenzó a emplearse a finales del siglo XX partiendo de los trabajos de la socióloga australiana (autista ella misma) Judy Singer. El concepto parte de lo obvio, pues parte del hecho de que no hay dos cerebros, ni dos comportamientos humanos exactamente iguales, y que, por tanto, todos somos, de entrada, un poco diversos.

La neurodiversidad postula que todo lo que no es patología dentro del comportamiento humano debe entenderse como una variación de la normalidad. Por tanto, el concepto de neurodiversidad nos lleva directamente al concepto de neurodivergencia. Todos aquellos comportamientos humanos que no sean enfermedades demostrables, no importa cuán comunes o cuán poco comunes sean, no son más que neurodivergencias. Estos dos conceptos, neurodiversidad y neurodivergencia, necesitan a su vez de un tercer concepto, la neurotipicidad, que no es más que la expresión estadística de la media del comportamiento de los típicos, o sea, de la gran mayoría de la población. Dicho esto..., ¿quiénes son entonces los neurodivergentes?

Pues los neurodivergentes son aquellos que presentan comportamientos atípicos o fuera de lo común, pero que no padecen una enfermedad definida, aunque a veces necesiten cierto grado de comprensión, de apoyo escolar y de ajustes sociales. Los neurodivergentes serían entonces los superdotados, los “genios raros”, los pensadores visuales y espaciales, los disléxicos, los discalcúlicos, disgráficos, sinestésicos, dispráxicos y los que tienen déficit de atención e hiperactividad. Estarían incluidos también en la neurodivergencia los que presentan algunas formas de epilepsia, ciertos desórdenes bipolares y obsesivo compulsivos y –aquí es donde se suscitan hoy los más enconados debates– los que tienen evidentes manifestaciones del espectro autista.

Dejemos sentado que la neurotipia y la neurodivergencia son conceptos, o forman parte, de una teoría social. De ninguna manera son términos, condiciones o diagnósticos médicos. Quede claro que ni todos los neurotípicos son tan típicos, aunque lo parezcan, ni todos los neurodivergentes se consideran a sí mismos divergentes. Los que defienden la neurodivergencia plantean que declarar como enfermo, inválido social o discapacitado a todo el que se sale de lo típico es, además de una injusticia, un enorme derroche de talentos. Y esto último, queda avalado por la gran cantidad de neurodivergentes de función alta que han hecho aportes de gran valor a las ciencias, a las artes, a la política y a la historia humana en general. Leonardo DaVinci, Nicola Tesla, Vincent Van Gogh, Albert Einstein, Marie Curie, Walt Disney, Simone Biles y Greta Thunberg fueron, o son, de alguna manera neurodivergentes y son solo unos pocos ejemplos en un mar de “raros” poseedores de inteligencias y habilidades extraordinarias.

Pero si bien es verdad que la sombrilla de la neurodivergencia acoge a muchas personas de alto perfil de funcionamiento, a veces mucho más alto que el de la media, y dejando claro que también es verdad que muchas de estos neurodivergentes nos brindan maneras muy especiales, a veces fascinantes de entender el mundo, también es verdad que no todos los neurodivergentes presentan un perfil alto de funcionamiento y que algunos, sobre todo algunos autistas profundos, encuentran serias dificultades para la integración familiar y social. Aunque algunos neurodivergentes de perfil limitado evolucionan, con tratamiento adecuado, hacia una vida útil para ellos mismos, otros, incluso apoyados y bien tratados, evolucionan mal y sí que presentan muy serias discapacidades. Se necesita, por tanto, un necesario equilibrio, un profundo conocimiento de los temas, la opinión de los especialistas calificados y dejar de lado intereses económicos y políticos para incorporar al disfrute pleno de sus capacidades a los neurodivergentes, sin importar su nivel intelectual.

Esto los beneficiará a ellos, a nosotros y a toda la sociedad.

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