Elmer Huerta, MD, MPH

OPINIÓN, INVITADO DEL MES

Mayor precisión, mejores resultados

Al conocer los alcances y limitaciones de las pruebas de diagnóstico podemos escoger la más adecuada para el caso específico del paciente que estamos ayudando.

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Elmer Huerta, MD, MPH
Presidente – American
Cancer Society.
Creador y Fundador
del Cancer
Preventorium en
Washington Medical
Center.

El cáncer es una enfermedad prevenible y detectable, calculándose que el 75% de los casos de cáncer que matan al ser humano hoy en día pueden prevenirse o detectarse a tiempo. Igualmente, se sabe que si aplicáramos todo lo que sabemos en términos de prevención y usáramos los métodos de detección que ya tenemos, podríamos evitar —solamente en los Estados Unidos— 100,000 casos nuevos y prevenir 60,000 muertes cada año.

Así como esas cifras son importantes, por otro lado tenemos que considerar cada vez que estamos frente a un paciente con cáncer, que cada caso es una nueva historia y que responde también de manera distinta al tratamiento que se pueda emplear.

En ese sentido, el arsenal de distintas opciones y alternativas terapéuticas con que contamos en la actualidad para tratar y combatir el cáncer nos ha puesto en capacidad de poder derrotarlo en variadas circunstancias.

En consecuencia, ya que estos mejores tratamientos llevan frecuentemente a una menor enfermedad residual, necesitamos pruebas de diagnóstico muy precisas que nos ayuden a evaluar dicha enfermedad mínima residual de la mejor manera posible, tal como algunas pruebas de laboratorio o los exámenes de diagnóstico por imágenes.

Específicamente en el caso de oncología el rol que juegan las pruebas de PE T-CT es cada vez mayor. Estos exámenes nos permiten obtener no sólo información de la morfología del interior del cuerpo y de los cambios macroscópicos que pueden ocurrir, sino también de los cambios bioquímico funcionales a nivel molecular.

Por ello es muy importante que tengamos presente la utilidad de estas pruebas, y también (al igual que en todos los exámenes de diagnóstico) que conozcamos las limitaciones inherentes a esta nueva tecnología.

Las cifras son categóricas y concluyentes. Cuando vemos que en más del 30% de los pacientes evaluados con esta tecnología se cambia el tratamiento para beneficio del paciente sabemos que estamos frente a algo bueno, útil e importante.

Saludos amigos.

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