Repensando la base de la salud pública:

Importancia de aspecto preventivos, educativos y científicos en un sistema de salud
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Michael J. González, DSc, PhD, FACN
Universidad de Puerto Rico, Recinto de Ciencias Médicas,
Escuela de Salud Pública
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José R. Rodríguez-Gómez, MD, MPH, PhD, ScD, FACN
Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras,
Departamento de Ciencias Sociales

Necesitamos grandes transformaciones para fomentar mejores condiciones de salud en nuestra población. Esto debe constituir una meta de ética nacional en la que deben participar todos los sectores de nuestra sociedad. Algunos paradigmas que restrinjan el desarrollo de las ciencias de la salud deben ser reevaluados con firmeza, con detenimiento y con una actitud innovadora basada en una posición reflexiva que lleve a un cambio de conducta. Esto requiere un plan muy estructurado con prioridades organizadas.

Tanto el gobierno como otros sectores de la sociedad deben unirse en una política de salud pública que lleve un mensaje educativo uniforme –desde los sectores infantiles-elementales– a toda la población. A esto deben contribuir los medios de comunicación y los sectores legislativos.

Por su parte, la medicina debe poner énfasis en su vocación y práctica humanista para el bienestar del paciente como objetivo central. Así, el tratamiento médico debe ir de lo más simple a lo más complejo e invasivo, reconociendo y permitiendo que los mecanismos de reparación y homeostasis del cuerpo logren un retorno al estado saludable. Esto requiere la disciplina de ir a la raíz del problema, disponiendo del tiempo y apoyo para poder proceder en forma responsable a través de una evaluación integral, en vez de buscar una solución simple, muchas veces por medio de una prescripción rápida. Al inicio, esto requeriría de un mayor gasto y de la voluntad de cambio en los estilos de vida. Además, como cada vez se vive con mayor intensidad, será un reto lograr una transformación en la población para fomentar una visión de más sosiego que permita un mejor manejo del estrés, promoviendo la práctica de actividad física, disminuyendo el consumo de tóxicos, mejorando la calidad de la alimentación e, inclusive, promoviendo la suplementación científica adecuada.

Hoy puede haber intereses que controlen o busquen mantener paradigmas existentes, pero lo que debemos buscar es un equilibrio en la educación e información a nuestra población, tanto acerca de la medicina preventiva como de la curativa, basados en la fundamentación científica. Es importante que prime el aspecto preventivo en las políticas de salud pública entendiendo los grandes beneficios socioeconómicos que esto conlleva, comprometiendo a ello las industrias, los comercios y a los individuos para que puedan desarrollar una conciencia salubrista. Esto debe ser prioritario.

La educación, la legislación y la discusión pública –incluyendo la presión que pueda hacer un pueblo en estos asuntos– son vitales para un plan exitoso que influya en una mejor calidad de vida. Así, mediante una sabia y juiciosa discusión crítica, se podrán reconocer y promover alternativas útiles y científicas, como lo exigen la ética hipocrática y la ética social. Esta debe ser una de nuestras metas de salud pública.

“A final de cuentas, el éxito o fracaso de cualquier gobierno
debe medirse según el bienestar de sus ciudadanos.
Nada puede ser más importante para un estado que la salud pública;
la primera preocupación de un estado debe ser la salud de su pueblo”.
Franklin Delano Roosevelt

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