Síndrome alfa gal

Alpha-gal syndrome (-allergy, -reaction)
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Félix J. Fojo, MD
felixfojo@gmail.com
ffojo@homeorthopedics.com

En el verano de 2019, el joven ARS, de 18 años y quien siempre gozó de buena salud, estuvo en un campamento de la Guardia Nacional (ROTC) por un periodo de tres semanas. En ese tiempo tuvo que pernoctar algunas noches en una zona boscosa del estado de Georgia y desplazarse por tierras húmedas y extensos matorrales del mismo estado.

Al regresar a su casa, sus familiares y amigos lo recibieron con una pequeña fiesta que incluía, además de cervezas y ensaladas, un barbecue (BBQ) con diferentes tipos de carne, sobre todo churrascos, sus favoritos. Se retiraron todos temprano para que él pudiera descansar. Alrededor de las 2 de la mañana, cuando ya todos dormían, el joven ARS se levantó muy agitado de la cama con dolores bastante intensos y difusos en el abdomen, algo de diarrea, náuseas, tos seca y cierta falta de aire, debilidad y mareos –todo sorprendente en un joven con un estado físico inmejorable– y con algo que descubrió su madre solo de verlo: un rash cutáneo tipo urticaria que se extendía por todo el abdomen, la espalda, el cuello y parte de las extremidades.

En la siguiente hora, la tos y la falta de aire se incrementaron y el prurito se hizo casi insoportable. Solicitaron entonces la ayuda médica al 911. Le inyectaron epinefrina subcutánea, Benadryl intramuscular y le colocaron una mascarilla de oxígeno. En poco tiempo comenzó a mejorar y sus síntomas habían remitido casi por completo al amanecer, excepto el rash cutáneo, que persistió por un par de días. Le recomendaron visitara a un alergólogo cuanto antes.

El especialista, luego del interrogatorio y del examen físico, que fue normal, indicó una serie de pruebas de laboratorio y diagnosticó, en principio, un cuadro del síndrome de alfa-gal. El paciente ARS y sus padres quedaron perplejos. ¿Qué cosa era eso?

El síndrome alfa-gal fue descrito en 2009 por el profesor Scott Commins, reumatólogo radicado en Carolina del Norte y sus colaboradores. Se trata de una respuesta anafiláctica, que va de moderada a severa, a un oligosacárido: galactosa-alfa-1, 3-galactosa (de ahí alfa-gal) que se encuentra en las células de muchos mamíferos, pero no en los seres humanos. Este oligosacárido puede tener un efecto alergénico muy poderoso en el ser humano, pero necesita que haya habido una sensibilización previa que levante suficientes anticuerpos de tipo IgE. Y de esa sensibilización se encarga la picadura de la garrapata Amblyomma americanum, conocida como lone star tick, propia de los bosques del centro y sureste norteamericano.

Este parásito, al picar al hombre, inyecta cierta cantidad de sustancia alfa-gal que es la que se encarga de producir la respuesta inmunitaria inicial (sensibilización) que luego se desencadenará al comer carne roja.

El diagnóstico de certeza se basa en la medición de los anticuerpos anti alfa-gal en la sangre circulante.
El tratamiento, salvo en las urgencias anafilácticas que requieren manejo intensivo, se fundamenta en evitar las picaduras de la garrapata y en eliminar de la dieta las carnes rojas si esas picaduras han ocurrido. Si no vuelven a ocurrir nuevas picaduras, puede esperarse una reducción progresiva de la respuesta alérgica a la carne en tres a cuatro años. Este síndrome, al igual que la enfermedad de Lyme, va en aumento en los Estados Unidos.

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