Síndrome de renuncia o resignación

Uppgivenhetssyndrom Resignation syndrome Traumatic whitdrawal syndrome (TWS)
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Félix J. Fojo, MD
felixfojo@gmail.com
ffojo@homeorthopedics.com

A principios de la década de 1990, los pediatras y emergenciólogos suecos comenzaron a señalar la aparición, en las salas de emergencia de sus hospitales, de un extraño cuadro patológico, refractario a todo tratamiento, que afectaba a una cantidad considerable de infantes y preadolescentes. El síndrome se manifestaba por una marcada catatonia, inmovilidad física casi absoluta, arreflexia, carencia de respuesta a los estímulos –incluso al de dolor provocado–, mutismo e incapacidad de beber y comer, lo que obligaba a tomar importantes medidas de sostén para mantenerlos vivos.

El cuadro sintomático, muy semejante en casi todo al de un coma profundo (coma-like syndrome), no podía asociarse a una etiología de las ya tradicionalmente conocidas: infecciones sistémicas o localizadas en el SNC, hemorragias peri o intracerebrales, tumores del SNC, traumatismos craneales, intoxicaciones, etc., y la situación podía extenderse en el tiempo desde algunos días a semanas, meses o, incluso, años.

Casi todos los pacientes infantiles portadores de este cuadro, que en la actualidad suman unos pocos miles de casos reportados, tenían algo en común: eran refugiados étnicos o religiosos, y hasta cierto punto marginales, provenientes de familias de Europa oriental –fueran la antigua Unión Soviética, Polonia, Yugoeslavia o algún otro lugar de los Balcanes–, a las que se les había negado la residencia y el asilo político en Suecia.

Este hecho despertó un intenso y a veces muy desagradable debate, confrontación que alcanzó a la prensa no especializada y a los medios radiales y televisivos, entre los que defendían la condición como una enfermedad psiconeurológica real y los que acusaban a los infantes de fingir el cuadro patológico, probablemente presionados por sus familias, para intentar engañar a los médicos de asistencia y, por consiguiente, a las autoridades inmigratorias del país.

Aunque, en 2014, el Swedish National Board of Health, después de múltiples consultas, estudios de seguimiento y el hecho de que los infantes morían si no se les manejaba adecuadamente, reconoció la condición como una nueva entidad clínica –la denominó “Uppgivenhetssyndrom” (resignation syndrome) –, la agria discusión entre opiniones opuestas no ha terminado del todo. Se añade a esto el hecho de que en la última década los pediatras de Australia han reportado casos idénticos en niños y jóvenes refugiados de la isla de Nauru, cuya única relación con los pacientes registrados en Suecia es la de ser inmigrantes rechazados o en vías de rechazo.

Los estudios más extensos y serios sobre este síndrome son los llevados a cabo por el grupo de trabajo pediátrico del profesor Karl Sallin, del Hospital Universitario Karolinska en Suecia, que han propuesto explicar este fenómeno, luego de muchas discusiones, como un desorden neurológico funcional (functional neurological disorder o FND) atado a y gatillado por una condición cultural y religiosa muy específica. En otras palabras, definen la condición como una forma de histeria de conversión, una condición muy antigua pero muy poco comprendida hoy, que se ha denominado recientemente FND, desencadenada por un grupo de factores psicológicos y sociales que han coincidido, como una tormenta perfecta, en estos enfermos.

El surgimiento del uppgivenhetssyndrom se ha atenuado en la actualidad, pero no ha desaparecido del todo y periódicamente se presentan crisis locales en las zonas del territorio sueco donde se asientan estos inmigrantes.

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