Fracturas y el abuso infantil
Los incidentes asociados al abuso infantil parecieran estar en aumento y alcanzando números epidémicos. Todos los días somos bombardeados con noticias que de una manera u otra nos enfrentan con la triste realidad de esta alarmante situación.Fracturas y sospecha de maltrato
Como médicos, en muchas ocasiones, somos los primeros en entrar en contacto con estos incidentes. Las estadísticas nos dicen que el 70% de las fracturas de huesos largos en infantes que no caminan están asociadas a maltrato físico. Aun cuando caminen, las fracturas de huesos largos en niños menores de 5 años nos deben levantar sospechas de maltrato. En general una fractura es, muchas veces, la primera lesión asociada al maltrato. Históricamente las fracturas en espiral habían sido las más frecuentes en este aspecto, pero ahora sabemos que cualquier patrón puede estar asociado. Por ello, para determinar esto con precisión, se requiere el trabajo en equipo de los médicos primarios y especialistas con los trabajadores sociales y las autoridades (Departamento de Familia).
Indicadores que crean sospecha de maltrato
Usualmente, la primera señal es una lesión que no corresponde con el mecanismo de trauma reportado por los padres. Por ejemplo, una fractura de fémur al caer de pie, sobre todo en un niño que no camina. Con regularidad, los padres o cuidadores se muestran nerviosos y dan varias versiones de los hechos, no compatibles entre sí.
Cuando las radiografías muestran fracturas en diferentes estadios de sanación, podemos presumir un patrón de maltrato crónico. Esto es más frecuente en el fémur, la tibia y el húmero, es también común en múltiples costillas y puede ocurrir inclusive en la clavícula o en el radio distal. Algunas señales asociadas pueden ser la desnutrición, la falta de aseo o un niño excesivamente retraído ya que el maltrato físico suele ir de la mano del abuso psicológico y, a veces, sexual.
Importancia de protocolos para detección
Si bien las familias con escasos recursos y sobre todo con estresores sociales podrían estar en mayor riesgo, es una realidad que el maltrato no discrimina la situación socioeconómica. Por esto es muy importante que todas las instituciones médicas y los profesionales de la salud sigamos protocolos de detección que se apliquen a todos por igual. Un niño de menos de 5 años con fractura de hueso largo debe tener una evaluación por un trabajador social. Cuando esto se realiza de rutina en todos los casos, su implementación se vuelve mucho más fácil. Es importante involucrar a todo el equipo de trabajo para poder obtener el mejor resultado. En este sentido, la opinión del médico no basta para determinar maltrato, por lo que contar con el apoyo del trabajador social o de las autoridades puede hacer la diferencia entre la vida o la muerte de un niño y para evitar recibirlo en otra oportunidad con lesiones que pueden inclusive llegar a quitarle la vida.
Opinión
Nuestra labor como médicos nunca debe apartarse de la dimensión social que ejercemos y que, al final, forma parte del mantenimiento de la salud integral de nuestros pacientes, más aún cuando son niños.
El niño es una persona que requiere de nuestro apoyo para su óptimo desarrollo. La familia y la sociedad deben contribuir a ello. Los problemas sociales, cuyas causas suelen estar en la salud del alma y que pueden reflejarse en actos como el maltrato que lleva a fracturas u otros daños físicos y mentales, requieren nuestra mayor atención. Está en nuestras manos contribuir a la cura de este mal que perjudica tanto a los niños, nuestro futuro.