El Dr. Bernardino González Flores (1927-2010): Líder de la Urología y la educación médica
El Dr. Bernardino González Flores nació en Gurabo. Estudió en la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras y, luego, ingresó a la Escuela de Medicina de la Universidad de Temple en Filadelfia. Después de su graduación regresó a la isla a hacer su internado y residencia en el Hospital Municipal de San Juan. Allí surgió su interés en la Urología cuando el Dr. Luis Sanjurjo dio inicio a un programa de residencia en esa especialidad.Los inicios del programa de Urología
El Dr. Sanjurjo se había graduado en la Universidad de París en 1935 y después hizo su especialidad en los hospitales de esa ciudad. A su regreso a Puerto Rico, comenzó su práctica en la especialidad, pero pronto ingresó al Ejército de los Estados Unidos. Allí, estuvo seis años trabajando en el Hospital Rodríguez en el Fuerte Brooke de San Juan. Además, trabajaba en la Escuela de Medicina Tropical. En 1946, asumió la jefatura de Urología en el Hospital Municipal de San Juan, donde dio inicio al programa de residencia con el Dr. Benigno Rodríguez Lucca y, después, con el Dr. Roberto Fortuño como sus dos primeros residentes. El tercer residente fue el Dr. Bernardino González Flores.
En 1960, la Escuela de Medicina se mudó al Hospital Universitario y el Dr. Sanjurjo continuó como jefe, pero no aceptó mudar el programa de Urología al Hospital Universitario. En 1965 se creó un segundo programa de residencia y el Dr. González Flores fue designado director del mismo en el Hospital Universitario. Cuando el Dr. Sanjurjo se retiró, el Dr. Roberto Fortuño fue nombrado jefe del programa de residencia en el Hospital Municipal. Nos relata el Dr. Fortuño en su libro, “La Urología en Puerto Rico”, que en 1970 se integraron ambos programas.
El Dr. González Flores y el programa de Urología
El Dr. González Flores era un gran líder. Su programa de Urología abarcaba varios hospitales: el de Veteranos, el Oncológico, el Regional de Bayamón y el Regional de Caguas. El primer residente en graduarse fue el Dr. Fernando Recio, de mi clase de 1959. El programa llegó a tener 5 residentes por año para un total de 15. Durante su incumbencia, el Dr. González Flores dio inicio al primer programa de diálisis peritoneal en el Hospital Universitario.
En 1976, el Dr. González Flores renunció a la jefatura de urología para emprender su otra gran obra. Le sucedió el Dr. Roberto Fortuño en 1976 y al Dr. Fortuño el Dr. Antonio Puras en 1988. Hasta el día de hoy, todos los graduados del programa han aprobado los Boards de la especialidad.
Una nueva Escuela de Medicina
En 1976, el Dr. González Flores tuvo la visión, junto a un grupo de facultativos retirados de la Escuela de Medicina de la Universidad de Puerto Rico, de comenzar una nueva escuela de medicina privada en Cayey. Para ello, disponían de unos viejos almacenes de tabaco convertidos en salones de clase. En esa aventura lo acompañaron y ayudaron el Dr. José Guillermo Fronteras en Anatomía, el Dr. Américo Pomales y la Dra. Aida Guardiola en Microbiología, el Dr. Shukri El Katib en Bioquímica, el Dr. Raúl Marcial Rojas en Patología y el Dr. Jesús Santos Martínez en Fisiología y Farmacología. Todos ellos habían sido grandes líderes en la educación médica en la Escuela de Medicina de la Universidad de Puerto Rico. Para los años clínicos se reclutó talento joven. El Dr. José Pereyo, internista y reumatólogo, como Jefe de Medicina, el Dr. Víctor Gutiérrez, quien había sido Jefe de Cirugía de la Escuela de Medicina, el Dr. José Deseda, Jefe de Pediatría y luego el Dr. Stanley Asensio, Jefe de Obstetricia y Ginecología.
La primera clase era de 240 estudiantes, razón por la cual no recibió la acreditación de la agencia de los Estados Unidos, el LCME. Eso no los detuvo. El Consejo de Educación Superior la acreditó. Muchos padres y amigos ayudaron a la recién creada Escuela de Medicina. Uno de ellos fue el ex gobernador Luis Ferré. En 1980, se graduó la primera clase. Muchos de los recién graduados fueron a hacer su internado y especialización en los Estados Unidos, demostrando así que estaban muy bien preparados. Posteriormente, un gran número de ellos regresó a la isla a practicar.
Gradualmente, el número de admisiones fue disminuyendo hasta alcanzar la cifra de 120 por semestre. El nombre de la institución cambió a Universidad Central del Caribe.
El Dr. González Flores pasó el mando de la Escuela al Dr. Raúl Marcial Rojas, quien logró que el entonces Secretario de Salud, el Dr. Jaime Rivera Dueño, le diera a la Universidad Central del Caribe el Hospital Regional de Bayamón como taller principal. Después, llegó la acreditación por el LCME y la construcción del nuevo campus en Bayamón, gracias al apoyo y liderato del Presidente de la Junta de Síndicos, el Sr. Jorge Colón Nevares. Poco a poco, la universidad amplió los programas académicos para preparar a otros profesionales de la salud especialmente en ciencias radiológicas y en programas de investigación en el SIDA y en neurociencias.
Durante todos esos años de desarrollo, el Dr. González Flores fue un asiduo colaborador de la Universidad y terminó haciéndole un donativo generoso a su fondo dotal.
El Dr. Bernardino González Flores no se retiró de su práctica médica. Después de jubilarse, continuó trabajando en el Hospital Oncológico del Centro Médico de Puerto Rico, donde hizo una gran contribución a los pacientes más necesitados.