Glaucoma:
El ladrón silencioso de la visión
El glaucoma es una enfermedad ocular seria que se caracteriza por la pérdida de visión por daño en el nervio óptico, asociado usualmente a un aumento de la presión intraocular. Es una de las principales causas de ceguera en personas mayores de 40 años, aunque también se ven casos en jóvenes y niños recién nacidos. Su prevalencia aumenta con la edad y, en Puerto Rico, se ha reportado una prevalencia de glaucoma mayor a la encontrada en otros estudios de poblaciones hispanas. Se estima que la mitad de las personas que padecen de glaucoma no saben que tienen la enfermedad.
El daño al nervio óptico es progresivo. Primero se pierde primero la visión periférica, luego la visión central y, de no ser tratado a tiempo, puede terminar en ceguera total.
Signos y síntomas
Al glaucoma a menudo se le llama “el ladrón silencioso de la visión”, porque su tipo más común, el glaucoma crónico de ángulo abierto, no presenta síntomas ni problemas hasta que ya es demasiado tarde. Hay otros tipos de glaucoma, como el glaucoma congénito, el glaucoma juvenil, los glaucomas secundarios y el glaucoma de ángulo cerrado que puede ser crónico o agudo. El glaucoma agudo de ángulo cerrado es el que se conoce como “ataque agudo de glaucoma” y usualmente presenta síntomas de dolor, pérdida de visión, halos alrededor de las luces, dolor de cabeza, náusea y vómitos.
Diagnóstico
Desafortunadamente, no existe una prueba simple que diagnostique el glaucoma crónico. La medida de la presión intraocular, aunque es un valor importante, solo nos proporciona sospechas de la enfermedad.
Para determinar que una persona tiene glaucoma es necesario hacer un examen oftalmológico completo donde, además de un buen historial clínico y una buena evaluación de la agudeza visual, se pueden incluir pruebas especializadas como: la gonioscopía (examen del ángulo de filtración); la perimetría o campo visual; la tonometría (medida de la presión intraocular); la paquimetría (medida del grosor de la córnea); y una buena evaluación del nervio óptico, que a su vez puede incluir fotografías, y un análisis computadorizado del mismo y de la capa de fibras nerviosas en la retina.
Riesgo y prevalencia
Las personas de los siguientes grupos tienen mayor riesgo de sufrir glaucoma: |
- Edad sobre los 40 años
- Antecedente de glaucoma en la familia
- Enfermedad cardiovascular o diabetes
- Raza negra
- Uso de esteroides por tiempo prolongado
- Alto grado de miopía
- Antecedente de trauma al ojo|
Tratamiento
El propósito del tratamiento del glaucoma es detener la pérdida de visión y de campo visual. Esto se logra deteniendo el daño al nervio óptico al disminuir la presión intraocular, reduciendo la producción de humor acuoso o facilitando su drenaje o salida.
El glaucoma puede ser tratado médicamente con gotas oftálmicas, que incluyen β-bloqueadores, α-agonistas, inhibidores de la anhidrasa carbónica y análogos de prostaglandinas. En ocasiones, se utilizan medicamentos orales y cirugía con rayos láser (trabeculoplastía e iridotomía). Muchos pacientes requieren tratamiento quirúrgico, ya sea cirugía filtrante (trabeculectomía) o implante de válvulas de drenaje, entre otros.
Pronóstico y comentario
La visión perdida por glaucoma no se recupera, pero sí se puede conservar la visión restante si se trata a tiempo. El tratamiento y seguimiento deben ser de por vida, como en muchas otras enfermedades crónicas.