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Luis Paret y Alcázar (1746-1799):
Pintor español desterrado a Puerto Rico
Cierta noche de febrero, durante el famoso Carnaval de Cádiz, me encontraba paseando por esa hermosa ciudad española, cuyos planos, dicho sea de paso, se utilizaron para construir la ciudad de San Juan de Puerto Rico, cuando me topé de frente con alguien disfrazado de jíbaro puertorriqueño y me detuve para decirle: “Me recuerda usted a un cuadro de Luis Paret, que está en el Museo de Ponce. Se llama Autorretrato como jíbaro y lleva ese mismo atuendo”.“Caballero, no estoy disfrazado, está usted hablando con el mismísimo Luis Paret y Alcázar, el pintor manierista español por excelencia. Realicé ese autorretrato en 1776 en Puerto Rico, donde estuve tres años, desterrado por el Rey Carlos III, y de esta guisa vestían los jíbaros, que así les decían a los campesinos de origen español que habitaban las regiones montañosas de la isla”.Del Rincón: Maestro, ¿por qué fue su destierro?
Luis Paret: Pues verá, en 1763 conocí al Infante- Cardenal Don Luis Antonio de Borbón, hermano menor del rey, quien creyó en mi talento y se convirtió en mi protector y Mecenas. Tanto es así que me envió tres años a Roma para que estudiara a los clásicos italianos. Nos hicimos amigos y, años más tarde, hubo un escándalo en la Corte, pues se me acusó de procurarle mujeres a Don Luis Antonio. Así, en 1775, se me castigó a salir de España al destierro.
Del Rincón: ¿Y cómo fue esa experiencia caribeña?
Luis Paret: Fueron tres años maravillosos, aunque conocí la pobreza. Puerto Rico es una isla paradisíaca y allí me encontré con un estilo de vida rural y pausado. No obstante los mosquitos y el calor del trópico no eran muy llevaderos.
Del Rincón: ¿Es cierto que creó escuela allá?
Luis Paret: Efectivamente. Había un muchacho de gran talento, José Campeche, hijo de un esclavo liberto y una mujer canaria, que por cierto también era músico y cantaba muy bien. Fue mi discípulo.
Del Rincón: ¿Recibió el indulto?
Luis Paret: En 1778, regresé a España y me establecí en Bilbao. Durante este tiempo, realicé pinturas religiosas y diseños arquitectónicos de edificios públicos y fuentes. En 1789, volví a Madrid y fui nombrado Vicesecretario de la Real Academia. Dominaba la arquitectura y realicé bastantes planos, aunque no tuvieron demasiada aceptación.
Del Rincón: Hábleme de sus padres.
Luis Paret: Mi padre era francés y mi madre española. Pronto vieron mi talento para las artes y propiciaron el gusto por la literatura clásica e insistieron en que dominara el griego y el latín. En Roma, traduje los Diálogos de Luciano de Samosata.
Del Rincón: Le tachan de haber tenido un carácter excéntrico y dicen que hasta firmó algunos cuadros en griego.
Luis Paret: En mi biblioteca atesoraba los textos clásicos, algunos en su lengua original, y fui gran admirador de Séneca y Ovidio. En cuanto a la excentricidad, digamos que fui y soy original.
Del Rincón: Usted fue coetáneo de Goya. ¿Cuál de los dos era mejor pintor?
Hubo un silencio, Paret frunció el ceño, y sin mediar palabra siguió su camino hasta perderse de vista. Creo que le ofendió mi pregunta.