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El impacto global de la enfermedad renal

El impacto global que tiene la enfermedad renal ha llevado a que diferentes países consideren examinar detenidamente sus programas de salud para controlar las llamadas enfermedades de afluencia (en oposición a aquellas por carencia) como la obesidad, la hipertensión y la diabetes, que son las causas principales de la enfermedad renal en el mundo.


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José L.Cangiano, MD, FACP, FAHA

José L.Cangiano, MD, FACP, FAHA
Especialista
en Nefrología
Presidente Sociedad
de Nefrología e
Hipertensión de
Puerto Rico
jlcangiano@yahoo.com

Cuando se examina la evidencia de enfermedad renal crónica en diferentes países, se encuentra un incremento alarmante que afecta significativamente los presupuestos de salud. Está ocurriendo un fenómeno socioeconómico por el cual, a través de la globalización, ha disminuido el costo de algunos alimentos, pasando así de una situación de hambruna a un aumento, a veces desmedido, en la disponibilidad de comestibles que puede llevar, con frecuencia, a la situación de obesidad. Esta, a su vez, conlleva un riesgo muy alto para desarrollar diabetes, hipertensión arterial, enfermedad renal y el llamado síndrome metabólico con resistencia a insulina.

Incidencia y magnitud del problema

El número de pacientes con insuficiencia renal en diálisis o trasplante renal aumentó en los Estados Unidos a más del doble en 15 años, llegando de 209 000 casos el año 1991 a 472 000 en el 2006. Un 13% de la población americana vive con cierto grado de enfermedad renal. En el año 2003, el costo de la enfermedad renal ascendió a 27 billones de dólares, unos 60 000 dólares anuales por paciente. En Puerto Rico, 4 000 pacientes requieren diálisis en la actualidad y más de 1000 ya han sido sometidos a una operación de transplante renal.

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Factores de riesgo para la enfermedad renal

Cuando se consideran por separado todas las condiciones relacionadas con esta enfermedad, se puede comprender la alta predisposición existente para desarrollar la enfermedad renal crónica:

El aumento de la expectativa de vida es un factor importante en el incremento de la incidencia de insuficiencia renal, ya que la función renal disminuye según avanza la edad.

Fumar cigarrillos, además de los problemas oncológicos conocidos, puede producir enfermedad cardiovascular, periférica vascular y daño renal.

La hipertensión arterial descontrolada puede resultar en daño renal y, por otro lado, la enfermedad renal puede asociarse o ser causa de la hipertensión. Desde esos puntos de vista, el riñón puede ser víctima o villano.

La diabetes, en especial cuando no está controlada y hay exceso de glucosa en la sangre, puede provocar daño irreversible en los riñones en un lapso de 5 a 10 años de enfermedad, llegándose a desarrollar de esa manera la nefropatía diabética. Esta enfermedad progresa de tal forma que puede resultar en insuficiencia renal.

En los pacientes diabéticos en particular, la hipertensión arterial es un factor importante para que se produzca daño renal. Esto ocurre hasta en un 75% de los pacientes con nefropatía diabética. En otras palabras, el paciente diabético hipertenso está más predispuesto a desarrollar insuficiencia renal. En los Estados Unidos, un 50% de los pacientes en diálisis tienen diabetes; en Puerto Rico, este grupo llega al 65%.

La obesidad puede por sí sola e independiente mente de otras enfermedades o factores de riesgo producir un daño renal. Un 65% de la población americana está con sobrepeso o es obesa. Estas personas pueden desarrollar lesiones en el riñón que se manifiestan con un exceso de excreción de proteína en la orina y un descenso gradual de la función renal.

Cuando los factores mencionados se presentan al mismo tiempo, por ejemplo si se dan simultáneamente hipertensión, diabetes, colesterol elevado y edad avanzada, estos se multiplican para acelerar el daño renal. Si, adicionalmente, el paciente tiene valores elevados de colesterol en sangre y obesidad, es indudable que la enfermedad renal progrese más rápido. Y si le añadimos a esto el fumar cigarrillo, se llega a una situación que puede conducir a una catástrofe cardiovascular.

Prevención

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Para prevenir el desarrollo de estas enfermedades es necesario detectarlas a tiempo.

| Es muy importante tener presente que estos problemas y, muy en especial, la enfermedad renal pueden permanecer ocultos y sin ser reconocidos en forma adecuada. |

Afortunadamente, se dispone de pruebas de diagnóstico que ayudan en la detección precoz. La prueba de creatinina en suero puede usarse para estimar la función renal con fórmulas sencillas que se emplean en la oficina médica.

Es también muy importante que se informe y eduque a la población en general, y a los grupos en mayor riesgo en particular, sobre estas enfermedades para que, en función de ello, informen a su médico sobre cualquier inquietud o síntoma. Y para que, de esta manera, este, a su vez, pueda solicitar las pruebas de diagnóstico adecuadas incluyendo los análisis de la función renal, con la intención de hacer un diagnóstico temprano y, así, poder tomar las medidas preventivas del caso para evitar un daño renal permanente.

Situación en Puerto Rico

Además de las cifras arriba mencionadas en relación con la diabetes y la insuficiencia renal, en Puerto Rico las estadísticas del año 2007 demuestran un alarmante crecimiento de enfermedades crónicas. Un 65% de la población tiene sobrepeso y obesidad, un 12,5% sufre de diabetes mellitus, un 32,7% tiene hipertensión arterial y el cernimiento de colesterol abarca un 77,1%. A estas cifras se debe de añadir una desventaja adicional, ya que cerca del 10% de la población no cuenta con un seguro médico. bigfamily.jpg

Situación en los niños en Puerto Rico

| Así como el problema de la obesidad viene afectando a la población infantil en muchos países del mundo, ocurre que, en Puerto Rico, cerca del 33% de los niños están obesos. |

Esto viene ocurriendo, inclusive, en edades bastante tempranas, lo que se confirma con un estudio del 2006 realizado sobre 10 436 niños que entraron a kindergarten, en el cual se determinó obesidad en 1357 de ellos.

Estas estadísticas muestran en forma dramática que es evidente que la población súper alimentada, especialmente la infantil, va camino a desarrollar el síndrome metabólico que producirá las condiciones comorbidas antes mencionadas y un gran riesgo cardiovascular y renal.

Esta epidemia está directamente relacionada con una serie de factores como el exceso de disponibilidad de comida sin valor nutritivo, la disminución dramática de la actividad física de adultos y niños, el uso casi adictivo de juegos de video, de la Internet, y televisión, incluyendo el cable.

| Para evitar esta epidemia, es importante implementar programas promocionales de salud en niños, escolares y adultos. Se debe establecer campañas de prensa, radio y televisión orientadas a modificar los estilos de vida en la familia puertorriqueña. |

Esto debe ser una prioridad nacional para beneficio de nuestra población. Así también se debe motivar y exigir a los negocios de comida rápida y restaurantes que presenten comidas con alto valor nutritivo, bajas en grasa saturada, sal y aditivos químicos contaminantes.

Las campañas dirigidas a evitar el fumar o exponer a no fumadores al humo de cigarrillo deben ser muy estrictas y abarcar las escuelas y sus alrededores, y considerar los vehículos en general (incluyendo a los conductores de vehículos privados y públicos).

Se deben establecer y estimular los programas de ejercicio en todas las comunidades para evitar el sobrepeso y todos los problemas que acarrea esta enfermedad.

De no lograrse establecer pronto cambios importantes en estos aspectos, seguiremos teniendo una situación deficitaria de salud que afectará aún más los presupuestos de nuestros pueblos.

Conclusión

Hay una serie de factores relacionados con la enfermedad renal crónica, como la hipertensión, la diabetes, la obesidad y el fumar, entre otros. Con un diagnóstico temprano, se pueden tomar medidas para evitar que el daño progrese. Del mismo modo, evitando y combatiendo los factores de riesgo o relacionados con la enfermedad renal, se puede minimizar el daño. Esto requiere un trabajo firme y consistente de información y educación a la población por parte de las autoridades y de la clase médica en particular, que redundará en un impacto y beneficio socioeconómico muy elevado.