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Difusión del conocimiento:

Con distancias más cortas y sin fronteras

Marco Villanueva-Meyer, MD

Marco Villanueva-Meyer, MD
mvm@revistagalenus.com

edi1.jpg Hoy en día, con todos los avances tecnológicos, con teleconferencias, con internet y la comunicación virtual permanente, se ha facilitado mucho la difusión de la información. Las visitas a las grandes bibliotecas se han simplificado y, en gran parte, se puede obtener la información a través de la internet, con la computadora, un tablet o el teléfono. Las distancias se han minimizado y el acceso a la información se ha ampliado.

Por otro lado, ¡qué importante es saber manejar bien tanta información y tener la capacidad, las guías, las recomendaciones o el consejo de otras personas o de expertos que nos puedan decir o explicar qué información es valiosa y relevante y cuál no es necesariamente útil! Por esto último, recuerdo cuando, hace algunos años, me tocó dar el discurso inaugural de una convención médica internacional y tuve la oportunidad de insistir en lo valioso y necesario que es juntarse e intercambiar ideas, más aún cuando se está trabajando en un campo en el que la evolución, el desarrollo y los cambios son constantes y nunca terminan.

Además de los varios artículos a continuación en los que se comparte información actualizada que pueden ser útil para muchos médicos, presentamos en los artículos de historia dos claros ejemplos de médicos que superaron las barreras de la distancia o de las fronteras para ampliar su conocimiento y su interés en progresar y desarrollar nuevas opciones: el Dr. Antonio Grillo, un médico de Puerto Rico que ha tenido un rol protagónico en el desarrollo de nuevas opciones terapéuticas para el cáncer logrando con esto beneficios para la salud de personas de todo el mundo, incluyendo a Puerto Rico; y el Dr. Sergei Korsakov, quien, en el siglo XIX, sin computadora ni teléfono celular, solo con papel, lápiz y su mente abierta y brillante, viajó por los centros médicos más avanzados de su época para nutrirse de información y luego poder llevar esos conocimientos a su Rusia natal y desde allí ampliarlos, desarrollarlos y compartirlos con el mundo sin quedarse estático dentro de sus fronteras sino más bien considerando que no hay barreras ni límites para el conocimiento, y menos aún, para el desarrollo de los pueblos.

edi2.jpg Dentro de nuestro actuar diario siempre es importante considerar esto: que la evolución y los cambios, en la medicina y en la mayoría de actividades de la sociedad, requieren ese espíritu abierto y el criterio básico de compartir para progresar.

¡Saludos, amigos!