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Cómo salvar vidas en el infarto agudo

Las enfermedades cardiovasculares continúan siendo la principal causa de muerte en Puerto Rico. Entre estas, el infarto agudo al miocardio es una de las manifestaciones más temidas tanto por su impacto como por lo sorpresivo. Cerca de una tercera parte de los pacientes con infartos agudos no alcanzan a llegar con vida al hospital, mientras que la mortalidad en el hospital puede superar el 10-15%.


Orlando Rodríguez-Vilá, MD

Orlando Rodríguez-Vilá, MD
Cardiólogo Intervencionista
Gobernador Colegio Americano de Cardiología, Capítulo de Puerto Rico

Durante la última década se ha comprobado que el tratamiento más efectivo del infarto agudo al miocardio del tipo de elevación del segmento ST, conocido por sus siglas en inglés como STEMI, es una angioplastia coronaria de emergencia. En este procedimiento, se realiza una angiografía coronaria para identificar la obstrucción y se “destapa” en forma mecánica con un globito o balón de angioplastia y un stent coronario o “mallita”. Así, al restaurar el flujo de sangre por la arteria afectada, se contiene el impacto inevitable de un infarto.

Sin embargo, la efectividad y el beneficio de esta intervención dependen de cuán pronto se realice. A partir del inicio de un infarto, el mayor beneficio de una angioplastia se obtiene en las primeras 3 a 4 horas, mientras que el beneficio es mínimo ya pasadas unas 12 horas. Además, estudios realizados en la década de 2000 revelaron que a menor intervalo de tiempo desde que el paciente llega a la sala de emergencia (tiempo Door) hasta el momento que se inicia la angioplastia (tiempo Balloon), menor es la mortalidad del infarto, especialmente si el Door-to-Balloon Time era menor de 90 minutos.

Para el año 2006, el Colegio Americano de Cardiología lanzó una iniciativa nacional en los Estados Unidos llamada Door to Balloon Alliance con el objetivo de disminuir la mortalidad de infarto reduciendo el Door-to- Balloon Time a menos de 90 minutos en más de 75% de los pacientes tratados. Mediante la implementación de procesos en hospitales y redes de emergencias médicas, esta campaña alcanzó y rebasó sus metas. En Puerto Rico, un grupo de cardiólogos organizados bajo el grupo de trabajo PRINCE (Puerto Rico Infarction National Collaborative Experience) ha liderado desde 2010 una iniciativa similar en colaboración con el Capítulo de Puerto Rico del Colegio Americano de Cardiología (ACCPR).

Durante la reciente Convención Anual del ACCPR, se presentó una sesión específicamente dedicada al manejo de infarto agudo con angioplastía de emergencia. Basada en casos ilustrativos, se destacó la importancia de varios elementos que forman parte de la “cadena de vida” del infarto agudo:

  1. Que existan protocolos y procesos en los hospitales que proveen servicio de angioplastia de infarto (centros de recibo de infarto) que faciliten el diagnóstico rápido en la sala de emergencia y el traslado a la sala de cateterismo; -# Que los sistemas de emergencias médicas se capaciten para realizar electrocardiogramas y diagnosticar el infarto en el field y puedan trasladar el paciente directamente a los hospitales especializados conocidos como “centros de recibo de infarto”. El diagnóstico prehospitalario permite alertar al hospital con anticipación y agilizar la preparación de la sala de cateterismo y su personal; y -# Que se eduque a los pacientes a reconocer los signos de un infarto y a llamar al 911 inmediatamente.

En conclusión, el mensaje es que mientras más profesionales de la salud estén familiarizados con el manejo de emergencia de un infarto, más efectiva será nuestra colaboración en la “cadena de vida” de la angioplastia de infarto agudo en Puerto Rico.