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LÉXICO MÉDICO

Amnesia infantil

Childhood amnesia

Félix J. Fojo, MD
Félix J. Fojo, MD
felixfojo@gmail.com
ffojo@homeorthopedics.com

Te acuerdas de tus primeros cumpleaños o de los regalos que te trajo Santa, o de los Reyes Magos en tu primera, segunda o, incluso, en tu tercera Navidad? Pues yo creo que no. Ni tú, ni yo, ni nadie en realidad se acuerda de eso, salvo que hayamos visto fotos, videos, o que nuestros parientes cercanos nos hayan contado con detalles estos acontecimientos. Pero, ¿por qué, por qué no guardamos memorias fidedignas de nuestros dos o tres primeros años de vida?

Este hecho, la ausencia de memorias autobiográficas en los primeros años de la vida, nos parece algo natural, algo que damos por sentado, pero paradójicamente, es uno de esos fenómenos sociobiológicos que sigue sin tener, al día de hoy, una explicación clara y convincente.

Aunque este hecho se ha conocido desde los albores de la humanidad, la primera mención científica del mismo se debe a la psicóloga norteamericana Caroline Miles, en un artículo de 1895. El término “amnesia infantil” lo acuñó Sigmund Freud, quien lo atribuyó a un mecanismo de represión de la sexualidad, en un controversial y bastante cuestionado libro que vio la luz en 1910. Ciento catorce años después, y a despecho de los enormes avances que se han acumulado en el campo de las neurociencias, no contamos, como decíamos antes, con una explicación definitiva de un proceso por el que pasan, prácticamente sin excepciones, todos los seres humanos. Debe quedar claro que esta amnesia es fundamentalmente autobiográfica, o sea, de memoria explícita de situaciones y eventos, porque las capacidades motoras, habilidades cognitivas y palabras y formas de expresión que se aprenden en estos primeros años –las memorias implícitas– sí permanecen, aunque evolucionadas, en las personas.

Repasemos brevemente las hipótesis que se han invocado para intentar explicar la amnesia infantil:

  • La represión freudiana, el primer intento más o menos serio de explicar el fenómeno, ha quedado más como un referente histórico que como un abordaje verdaderamente científico;
  • La prevalencia de la memoria emocional sobre la memoria autobiográfica. Se explicaría por un predominio de la amígdala cerebral en la infancia. Aunque esta hipótesis tiene algún sentido desde la observación clínica, no contempla un gran número de hechos y es, por tanto, incompleta;
  • La preponderancia del ácido gamma aminobutírico (GABA) en el cerebro infantil limitaría el almacenamiento de recuerdos. Esta explicación puede tomarse también como un referente histórico y sin una clara demostración científica;
  • Almacenamiento de la memoria autobiográfica en el inconsciente pero acompañándose del proceso de señales de recuperación inmaduras, diferentes de las de los humanos mayores, lo que la hace inaccesibles. Esta es una hipótesis casi imposible de probar, por lo menos al nivel actual de conocimientos;
  • Ausencia, en los primeros años, de una identidad del ser o comprensión del yo. Esta hipótesis está muy relacionada con la siguiente;
  • Carencia completa o casi completa en el niño de habilidades lingüísticas, lo que impediría –algo que tiene mucho sentido– una correcta codificación de la memoria por falta de lenguaje; e
  • Inmadurez cerebral (hipótesis neurológica). Está científicamente demostrado que el cerebro, al momento del nacimiento y hasta varios años después, es inmaduro y está sometido a una serie de procesos de poda neuronal, neurogénesis, crecimiento y transformación plástica de diversas zonas (en el caso que nos interesa la región prefrontal y el hipocampo), etc. Estos son hechos, unidos a la ausencia de un lenguaje útil, que explicarían razonablemente las dificultades para formar memorias y para recuperar esas memorias en caso de que se formen o ambas. Y todo esto quedaría superado una vez que el cerebro termina de crecer y se adquiere un lenguaje articulado y simbólico.

El tema, y esto lo hace fascinante, sigue abierto a discusión.