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Entrevista al Dr. Ernesto Soltero:

En Puerto Rico podemos desarrollar grandes cosas

El Dr. Ernesto Soltero, actual Presidente de la Sociedad Internacional de Cirugía Dr. Michael E. DeBakey, nos comenta sobre el 21º Congreso de esta institución –por primera vez en nuestra isla– y sobre la situación de la cirugía cardiovascular y la medicina en Puerto Rico. Lo hace con la pasión del profesional comprometido y con el interés de alguien que desea lo mejor para la población de esta isla.

¿Qué importancia tiene el que se realice esta convención en Puerto Rico?

El congreso de este año es el número 21 y tiene una particularidad para Puerto Rico ya que es la primera vez que se realiza en nuestra isla, además de ser la primera vez que la preside un hispano –más aún, en este caso un puertorriqueño–. Tendremos 40 expositores internacionales del más alto nivel. Se trata de una oportunidad única para aprender y compartir con los mejores especialistas del mundo un evento grande en Puerto Rico. Es un congreso abierto a todos los médicos y en especial a todos los cirujanos, especializados o en entrenamiento.

Esta asociación internacional cuenta entre sus miembros a cientos de médicos, muchos de ellos entrenados en las instituciones desarrolladas por el Dr. DeBakey o directamente por él durante su vida. Él fue un pionero de la cirugía cardiovascular en el mundo y tuvo la visión para desarrollar una serie de técnicas compartiendo sus conocimientos con sus alumnos, con sus pares y con quienes querían aprender de él.

¿Qué sesiones incluye el congreso?

Además de las conferencias de cirugía cardiovascular, el programa incluye sesiones de cirugía endovascular, cirugía de tórax, cirugía general y una gran variedad de temas quirúrgicos como cirugía oncológica, cirugía de trauma, cirugía de cuidado agudo, cirugía de trasplante, cirugía pediátrica y cirugía plástica, entre otros.

¿Usted se entrenó con el Dr. DeBakey?

Efectivamente. Luego de haber terminado mis estudios de Medicina en la Escuela de Medicina de la Universidad de Puerto Rico, tuve la posibilidad de hacer mi entrenamiento en Cirugía General y luego la subespecialización en cirugía cardiovascular y torácica en su institución en Baylor College of Medicine en Houston, Texas y me tocó hacer alguna parte directamente con él. Luego estuve muchos años en el Hospital de Veteranos en Houston, donde dirigí la sección de cirugía cardiovascular.

¿Hay un legado del Dr. DeBakey a Puerto Rico?

Sí, y es parte de una presentación mía en el congreso. Esto se inicia con mi tío, el Dr. Luis Soltero Harrington, quien en la década de 1950 fue el primer puertorriqueño que se entrenó con el Dr. DeBakey. Él había estudiado becado en Chicago, en Northwestern University, y luego estuvo en el ejército en Texas y de allí fue a entrenarse con el Dr. DeBakey. Luego de 5 años regresó a Puerto Rico y acá estuvo en Centro Médico y en el Hospital del Maestro. Allí lo conoció el joven Dr. Raúl García Rinaldi, quien luego fue a Houston a especializarse con el Dr. DeBakey, con quien trabajó por muchos años. Después el Dr. García Rinaldi volvió a Puerto Rico a trabajar en el Hospital Pavía y luego en Mayagüez Medical Center. De esa manera, podríamos decir que a mí me tocó ser la “tercera generación” de los alumnos puertorriqueños del Dr. DeBakey que hemos tenido el privilegio de volcar nuestra experiencia profesional en Puerto Rico.

¿Cómo así decidió regresar a Puerto Rico?

Yo estuvo en los Estados Unidos por más de 15 años, pero siempre soñaba con volver a esta isla. Cuando tenía 40 años me invitaron a venir a Ponce a organizar el servicio de cirugía cardiovascular en el Hospital Damas. Yo soy de San Juan y no había vivido en Ponce, pero se trataba de una oportunidad y un reto especial, y lo acepté. Tenía que organizar completamente el servicio en este hospital. Ha sido y viene siendo una gran experiencia. No ha sido fácil ni lo es aun ahora después de varios años, pero la satisfacción de haber podido desarrollar algo nuevo en Puerto Rico –este servicio– es insuperable.

¿Habló con el Dr. DeBakey antes de volver a Puerto Rico?

Efectivamente, puedo decir que fui a pedirle su “bendición” para volver a Puerto Rico y él me alentó a hacerlo. Me recordó que acá hay mucha gente buena y me insistió en que debía tratar de inspirar a mi gente y a los médicos de nuestra isla.

¿Cómo define la calidad del servicio que se brinda en Puerto Rico?

Mucho de lo que estamos haciendo en Puerto Rico es importante, con calidad y resultados iguales o mejores que en los centros más avanzados. Por otro lado, poder confirmar esto con cifras y estadísticas de todos los centros de Puerto Rico es complicado porque no tenemos los datos organizados ya que esto requiere tener un personal y oficinas que se ocupen de esos detalles. Hay aún un factor económico limitante que puede imposibilitar realizar investigación y juntar esa data que es tan interesante e importante.

¿Qué diferencias hay en Puerto Rico?

La diferencia principal se da en el tipo de pacientes. Los pacientes de Puerto Rico los recibimos por lo general mucho más enfermos que en los Estados Unidos. Eso requiere un trabajo quirúrgico más complejo que también puede llevar a más complicaciones. Hay muchos pacientes que llegan con enfermedad muy avanzada, en especial los diabéticos y personas con sobrepeso u obesidad. Eso se debe en gran parte a un mayor nivel de pobreza y también a que los planes o programas médicos que tienen estas personas son más limitados. Es una realidad conocida por muchos que hay un problema de paridad tremendo en comparación con los Estados Unidos; acá los planes médicos pagan menos. Si bien se trata de un tema administrativo, es un problema grande que afecta a la población y al sistema de salud en general.

¿Las limitaciones económicas afectan la salud de nuestra población?

Definitivamente. Hay pobreza y eso se puede ver en el problema de sobrepeso y obesidad; la mala alimentación incluye productos baratos que promueven el sobrepeso. Inclusive, si uno va a la playa se puede ver a mucha gente joven obesa o con sobrepeso. Esto se relaciona mucho con el creciente problema de la diabetes que, a su vez, tiene una relación con el número de pacientes en diálisis, que se ha incrementado mucho.

¿Cuál es la situación de la cirugía cardiovascular en Puerto Rico?

En nuestra isla somos 18 los cirujanos cardiovasculares y trabajamos en 9 centros especializados. Yo dirijo un equipo que incluye a 45 personas y en mi hospital contamos con 2 salas de operaciones cardiovasculares, 2 salas de cateterismo cardiaco, 7 camas de intensivo para cirugía cardiovascular y 1 unidad de cuidado intermedio luego de cirugía y procedimientos de angioplastia. El equipo incluye a los médicos que nos apoyan, a los técnicos, al perfusionista, a los enfermeros, entre otros.

Un problema actual es que muchos buenos cirujanos y buenos médicos se están quedando en los Estados Unidos y se les hace muy difícil regresar a Puerto Rico, como probablemente sería su deseo. Eso también está relacionado con los problemas económicos y de paridad. Los problemas con las aseguradoras llevan inclusive a situaciones casi inauditas, como que a médicos jóvenes no les están dando número para poder trabajar con ellas. Debe haber un mayor estímulo para que los médicos jóvenes regresen. Solo por dar un ejemplo, yo tengo 53 años y soy el segundo cirujano cardiovascular más joven en Puerto Rico.

En Puerto Rico egresan 7 cirujanos generales al año y la mayoría se van a los Estados Unidos, sea a subespecializarse o a seguir trabajando allá.

¿En ese sentido, cuál sería su mensaje?

Todos somos libres de desarrollarnos donde mejor nos parezca, pero personalmente sí considero que estos años de trabajo en Puerto Rico han sido un privilegio. Tenemos una población que nos necesita y este es uno de los mejores lugares del mundo, donde también la familia puede desarrollarse en un ambiente acogedor y bueno. Si bien hay una crisis grande, sobre todo en el gobierno, que nos afecta a todos y a todas las instituciones, también debemos tener presente que las crisis son retos y que de ellas pueden salir grandes soluciones. Es verdad que tenemos que trabajar fuerte en ello y esperamos que eso ocurra para el bien de Puerto Rico.