Médico de corazón
Entre los doctores siempre ha existido la riña amistosa sobre qué sistema del cuerpo es el más importante. Si fuéramos a preguntarle a un neurólogo, sin pensarlo dos veces contestaría que el sistema nervioso central es el líder soberano que mantiene el control y el orden sobre los demás sistemas. Un neumólogo, asfixiado de la desesperación, diría que el sistema nervioso central no duraría más de un minuto sin el debido oxígeno que le brindan los pulmones. Al escuchar esto, el nefrólogo en su diálisis verbal recordaría la importancia del trabajo de un buen riñón: “Los riñones se encargan de todos esos desechos e impurezas metabólicas que los demás sistemas crean, si no estarían nadando todos en un mar de…”.Pero en mi aventura médica, que me ha brindado mucho conocimiento, pienso que es imposible decidir sobre cuál es el sistema más importante del cuerpo humano. Sin embargo, puedo decir con mucha certeza que una persona sin corazón no debe ser llamada persona. El corazón nos permite amar a nuestro prójimo y familiares y, personalmente, me ha permitido amar este campo de la Medicina que me ha traído buenos y malos momentos que han servido para mi crecimiento personal.
Es el corazón, acompañado de una buena mente apropiadamente oxigenada y limpia de toda impureza mundana, el que permite que los doctores atiendan las necesidades de su pueblo. El sistema cardiovascular quizás no sea considerado el más importante de los sistemas de nuestro organismo, pero, sin duda alguna, la Cardiología es la especialidad que ha llenado mi vida de propósito y la que guiará mi futuro en la medicina.