Los pediatras y la vacunación:
La importancia de educar e informar a los padres
Hoy en día no hay excusa para que todos los niños reciban todas las vacunas necesarias, pues se trata de avances muy importantes en la prevención de muchas enfermedades que afectan a los niños. Actualmente se puede definir y establecer una clara diferencia entre los niños que las han recibido y los que no. Sobre las vacunas, por lo general y resumiendo: se trata de “microdosis” de la enfermedad para poder generar una respuesta inmunológica en el cuerpo, de modo que este aprenda a reconocer al virus materia de la vacuna llegado el caso en que pueda ser atacado por el mismo; así, podrá generar una reacción de defensa. La mayoría de las vacunas requiere refuerzos para “recordar” al sistema inmunológico que debe reaccionar.
Educación e información sobre las vacunas
Los pediatras tenemos la responsabilidad y la obligación de educar a los padres sobre todas vacunas recomendadas para todos los niños y adolescentes. Puede ocurrir que los padres difieran y, si se les pregunta, casi con seguridad, los niños dirán que no quieren vacunarse.
También suele ocurrir que el primer hijo tenga casi todas las vacunas –además de álbum de fotos, video, juguetes por montones–, que los padres cumplan con las citas médicas y que sigan todas las indicaciones de su pediatra. Con el segundo hijo, ya los padres tienen más experiencia y dejan pasar las cosas con más tranquilidad, las vacunas son aplicadas, pero con irregularidad. El tercer hijo no tiene ni pediatra…, la mamá ya sabe lo que debe hacer, casi no hay fotos ni videos, y probablemente, no vacunas. Por eso, como personas de confianza en temas de salud, debemos insistir con los padres para que revisen los carnés de vacunación de los niños.
Aplicación de las vacunas
La forma de aplicación de las vacunas varía; las hay orales, intramusculares y subcutáneas. La mayoría no produce reacciones febriles ni dolor, ya que para su fabricación se suele utilizar medios apropiados que no dan mayores problemas. No es recomendable ni tiene sentido dar en forma rutinaria medicamentos para fiebre o dolor antes de la vacunación, pues estos productos no previenen el dolor o la fiebre. Solo los debemos de administrar cuando hay síntomas. El acetaminofén es el medicamento más utilizado y, solo en caso sea necesario, podemos recomendar aplicar paños de calor o frío en el sitio de la vacuna.
Creencias contra las vacunas
Se debe insistir en que las vacunas se basan en investigaciones serias y que no hay evidencia que las relacione con autismo, como se hizo creer. Esto llevó a que muchos padres no vacunaran a sus hijos, en especial contra sarampión, rubeola y paperas (MMR). Esto es importante pues ha crecido el movimiento de los padres que rehúsan vacunar a sus hijos o utilizan esquemas alternos.
Hay unos formularios a utilizar en estos casos que deberían estar en los récord médicos. La Academia Americana de Pediatría (AAP) tiene un formulario que debe llenar el pediatra para los padres que se niegan a vacunar a sus hijos (Vaccines Refusal Form). Igualmente, el Departamento de Salud provee un formulario único legalmente aceptado, que contempla solo 2 excepciones: que haya un problema médico de fondo o dogma de alguna religión.
Podríamos enfocarnos en que la vacunación es compulsiva, porque se trata de una ley (Ley 25 de 1983 en Puerto Rico), pero es preferible invertir tiempo en derribar mitos y educar sobre la importancia de la vacunación y sus beneficios.
Comentario
Debemos orientar a los padres sobre las vacunas ya que ese puede ser nuestro principal legado y es, sobre todo, nuestra gran responsabilidad.