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El médico como agente de cambio y desarrollo social

Mirella Báez Rodríguez, MSW

Mirella Báez Rodríguez, MSW
Directora de Trabajo Social
MSO of Puerto Rico, LLC.

Todos poseemos un valor incalculable, inherente al hecho de ser seres humanos. Si bien somos iguales y esto es una realidad, también es innegable algo que observamos todos los días, y es que hay diferencias grandes en las vidas de los distintos seres humanos.

Por un lado, están los determinantes sociales que son los que establecen el nivel de igualdad o desigualdad en una sociedad. Están definidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS/WHO) como “las circunstancias en que las personas nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen, incluido el sistema de salud”; esto podemos considerarlo como aquella impostergable visión holística del ser humano en la que se reconoce lo multifactorial y sistemático.

Condiciones de vida como el lugar de residencia, el acceso a los recursos como techo seguro, agua apta para el consumo, electricidad, medios de transporte, salubridad y/o el acceso a servicios y recreación son los aspectos que se deben de garantizar a la población. Esto lleva a facilitar el alcance a un estándar económico o de recursos que puedan cubrir las necesidades y/o las aspiraciones individuales para lograr elementos que promuevan el bienestar emocional y fortalezcan el autoconcepto de la persona.

Contar con salud es sinónimo de superación, independencia y de autogestión, y brinda el potencial de empoderarse de las situaciones o problemas que surjan. La medicina contemporánea, consciente de su realidad actual, busca promover la salud de la gente, prevenir las enfermedades y hacer diagnósticos oportunos seguidos de tratamientos eficaces, rehabilitando a quienes lo necesitan, contribuyendo a la creación de ambientes favorables para el desarrollo humano, tanto a nivel familiar como en los centros de estudios y laborales, participando en la conservación, protección y saneamiento del medio externo (Carrada-Bravo T. 2002).

Así, cada médico y profesional de la salud resulta ser una pieza importante en la promoción del bienestar físico y emocional de las personas de nuestra sociedad. Por esta razón, es bueno recomendar alternativas de recreación y bienestar social a los individuos en general o a los pacientes en particular:

  • Promoviendo su participación en actividades de la comunidad;
  • Facilitando –a través de la orientación– el acceso a espacios recreativos;
  • Dialogando sobre la importancia de crear espacios de unión familiar;
  • Involucrando en la salud a organizaciones comunitarias para que ofrezcan alternativas;
  • Fomentando la integración de las personas para realizar actividades recreacionales variadas, inclusive compartiendo diferentes intereses; y
  • De no poder ofrecer o sugerir alternativas de recreación, se puede contactar a un trabajador social o manejador de casos para que brinde asistencia.

Nos toca a todos promover cambios y fomentar el desarrollo del individuo y la autogestión para transformar la calidad de vida de los individuos, los pacientes y sus familiares.