SALUD MENTAL
Sí al distanciamiento físico, No al aislamiento social
Al llegar a nuestras vidas la pandemia por el COVID-19 no teníamos la menor idea de lo prolongado y complicado que iba a resultar esto para todos nosotros: niños, jóvenes, adultos y ancianos. Cuando se tuvo que prolongar las medidas de protección, incluyendo el denominado distanciamiento físico, se fue promoviendo otra faceta del distanciamiento para muchas personas. Al ser advertidos sobre las consecuencias de participar en actividades “sociales” por el riesgo de estar más cerca físicamente unos de otros, se fue fomentando la idea de un distanciamiento social con todas sus implicaciones para nuestro bienestar psicosocial. La cuarentena se convirtió así en un aislamiento social para muchos con todas sus repercusiones. Ante esta situación, muchas personas pueden llegar a experimentar aburrimiento, soledad, miedo y preocupación inminente, no solo por la enfermedad sino por los conflictos interpersonales y/o las dificultades económicas que pueden surgir. Para otros, con condiciones médicas y psiquiátricas previas a la pandemia, el impacto pudiera ser mayor pudiendo presentar depresión y/o ansiedad.
Es difícil entender que, estando al alcance de muchas personas una gran variedad de alternativas por las conocidas redes sociales usando celulares, tablets, computadoras, etc., permitamos que muchas personas caigan en un aislamiento social. El enlace entre el contacto social y el bienestar emocional ha sido muy relevante para la sobrevivencia del ser humano. Se postula que la ausencia del contacto “cara a cara” y del contacto físico puede llevar a algunas personas a depresión y ansiedad.1,2 Además, la ausencia de los estímulos que nos brindan las experiencias del diario vivir en momentos como los de esta pandemia (por el cierre o lockdown) puede afectar el nivel óptimo de dopamina –asociada al placer/recompensa/sentido de bienestar general– al pensar que la situación no se puede cambiar y percibirse como un estrés inevitable.3
Se ha encontrado que las interacciones sociales positivas a través de los medios de comunicación nuevos (“social media”) pueden influenciar el nivel de dopamina cerebral. Por ejemplo, una notificación (mensaje de texto, “like”) es un estímulo social positivo con el potencial de influenciar el nivel de esta substancia.4 Pero, también podemos afirmar que desde el punto de vista psicológico –y biológico–- nada iguala el beneficio emocional que podemos obtener de un abrazo, de una caricia o de un gesto afectuoso.
Desafortunadamente, para muchos, la sobrevivencia ha dado a escoger entre ese beneficio presencial o el tener que nutrirse emocionalmente (por así decirlo) de una llamada, un e-mail o de un mensaje de texto. No olvidemos que, para muchos –mientras dure esta pandemia– seguiremos siendo los que ofrezcamos abrazos y contactos sociales a través de la distancia.
Para hacer de esta situación una más particular, al promover el distanciamiento físico se nos presenta una gran oportunidad para reflexionar sobre lo que es realmente importante en nuestra vida, valorar más lo que tenemos, y a las personas y relaciones interpersonales que sí vale la pena conservar, reconocer a aquellos que tienen más necesidades y descubrir que sí los podemos ayudar.
La siguiente expresión de la escritora Isabel Allende expresa mucho de esto: La pandemia me ha enseñado a soltar cosas, a darme cuenta de lo poco que necesito. No necesito comprar, no necesito más ropa, no necesito ir a ninguna parte, ni viajar. Me parece que tengo demasiado. Veo a mi alrededor y me digo: para qué todo esto. Para qué necesito más de dos platos. Después, darme cuenta de quiénes son los verdaderos amigos y la gente con la que quiero estar.
Referencias
- Palinkas LA. https://pressroom.usc.edu/do-you-have-the-blues-usc-experts-offer-advice-for-coping-during-the-covid-19-pandemic/
- Palinkas LA.The Psychology of Isolated and Confined Environments. American Psychologist 2003, 58(5):353-63.
- Stacy L. The Neuroscience of Giving Up. Clinical Research. protomay.com. April 25, 2019.
- Haynes T. Dopamine, Smartphones, and You.: A battle for your time. May 1, 2018.sitn.hms.harvard.edu/flash2. July 28,2020.