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MOTIVANDO

Rompiendo la adicción al sufrimiento

Dr. J.R. Román

Dr. J.R. Román
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jrromanmotivando@gmail.com

La vida es un escenario donde libramos batallas y donde cada día enfrentamos a nuestros retos. Al día, producimos más de 60 mil pensamientos y pasamos unas 10 horas en un diálogo con nosotros mismos procesando miles de pensamientos. Imaginamos cosas y les damos vida a nuestras creencias. Muchas veces, por lo que estamos viviendo, tenemos miedos, ansiedad, angustias. Podemos estar con temor y enfrentando situaciones difíciles todos los días.

¿Pero por qué a muchos les gusta sufrir y perpetuar la situación negativa que les causa el dolor? Así como muchos tienen adicción a comer, a beber, a fumar, al alcohol o a las drogas, hay otros que son adictos a sufrir. Una persona adicta al sufrimiento es como una mala hierba que contamina lo que la rodea.

El dolor y el sufrimiento son dos cosas diferentes: el dolor es algo natural que se manifiesta en cualquier momento, es una sensación desagradable y que lastima profundamente. En el sufrimiento la persona desarrolla una situación de queja o lástima, y es una situación mental. Muchos son adictos al sufrimiento y lo eligen como forma de vida; lo vuelven un hábito que no pueden controlar. Esta adicción a veces permite a quien la padece cubrir una carencia o necesidad emocional. La pueden experimentar desde la infancia o por muchos años, y ya no notan que hay alternativas diferentes en la vida. Cuando surgen oportunidades de felicidad, hacen cosas en forma consciente o inconsciente para boicotearse y para que no les vaya bien. Estas personas viven resignadas, convencidas de que el sufrimiento es la única forma de vivir y lo eligen en vez de preferir la paz interior y el bienestar general. Por lo general, la adicción al sufrimiento está presente en todas sus relaciones: laborales, familiares, de amistad o de pareja.

Esto no significa que no estemos exentos de sufrimiento, sino que no busquemos situaciones para estar siempre sufriendo. Un ejemplo es la persona que se queda sufriendo por años cuando termina una relación. «El dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional”. Es natural que duela, lo que no es natural es que uno sufra toda la vida; hay que soltar, dejar ir, borrar los recuerdos dolorosos. Eso sanará.
Para salir de la adicción del sufrimiento, el primer paso, como en toda adicción, consiste en que la persona lo reconozca y quiera hacer algo al respecto. Una de las recomendaciones es cambiar el estilo de pensamiento. Si uno sigue conectado con esos pensamientos que sabotean, que quitan fuerza, que producen dolor y malestar, definitivamente no saldrá del estancamiento emocional.

Un año tiene 8,760 horas y si las multiplicamos por nuestra edad, tendremos el total de horas vividas. Por ejemplo, alguien de 40 año ha vivido 350,400 horas. Como producimos 24 millones de pensamientos al año, en 40 años serían 960 millones de pensamientos. Estos generan estados de ánimo, sentimientos, emociones, actitudes y hábitos que forman la personalidad, el carácter y sus resultados.

Cambiemos el canal sintonizando pensamientos que den fuerza, valor, pensamientos de motivación y que nos realcen. El sufrimiento no nos ayudará en nada, al contrario: daña, lacera, enferma y perjudica.

Desarrollemos una lista de los momentos felices vividos, detallemos todas las metas alcanzadas en la vida, conectemos a las personas que nos enriquezcan, que nos valoran y a quienes celebran nuestra vida. Mantengamos una dieta mental y recordemos que por un minuto negativo se necesitan 11 minutos positivos para volver a la normalidad. Muchas personas adictas al sufrimiento creen que nacieron para sufrir; eso no es cierto, pues nacimos para ser felices. Es hora de cambiar esto, ya sea con ayuda profesional, leyendo libros de autoayuda, orando, meditando, etc. Lo que genera infelicidad no son las cosas externas, sino la frustración grabada en el disco duro.

Es tiempo de tomar la decisión de cambiar, tiempo de ir tras una vida extraordinaria, tiempo de elevarse.