Carta del Editor
Adaptarnos a los cambios
Durante la pandemia actual estamos conociendo cosas nuevas y, al mismo tiempo, seguimos esperanzados en soluciones para poder continuar bien con nuestras vidas y planes. Esta es una situación inesperada que toca vivir en todo el mundo. Para muchos, es una crisis terrible en la que pierden la vida seres queridos y, para otros, tiene menos repercusiones. En todo caso, es indudable que en este contexto cada uno tiene la oportunidad de hacer las cosas lo mejor posible y de enfocarse en un futuro mejor. La historia muestra que las crisis y los cambios han creado grandes retos que nos han llevado a avances impensados.
Recuerdo que, unas cuantas décadas atrás, cuando estaba en Múnich empezando a trabajar mi tesis sobre un tema que al inicio no me parecía muy complejo, empezaron a surgir cuestionamientos que me llevaron a investigar con otros especialistas, endocrinólogos, oncólogos, físicos y, a ir amoldándome a los cambios que iba requiriendo. Me tomó más tiempo, más dedicación y un esfuerzo de adaptación continuo e inesperado hasta que fue posible hacer una primera publicación de ese trabajo.
En esa época, tenía que ir a buscar literatura a las bibliotecas y, para plasmar todo en el papel, usaba una máquina de escribir mecánica, empleando liquid paper cada vez que cometía un error. Hoy escribo esta columna con una computadora que hasta corrige algunas palabras mal escritas y cuento con el acceso a las grandes bibliotecas del mundo, virtual y rápidamente. Estos constituyen solo algunos ejemplos de cambios fabulosos que son bienvenidos y que casi damos por normales. Otros, como los que conlleva la crisis por la pandemia actual, nos ponen piedras en el camino. Sin embargo, en la búsqueda de soluciones, seguramente encontraremos oportunidades para seguir evolucionando, también en el campo de la salud. Al final, como dijo el filósofo griego Heráclito hace unos 25 siglos, “Lo único permanente es el cambio”.
En la medicina, el cambio es una realidad constante que nos obliga a estudiar y a perfeccionarnos permanentemente, y en la que las investigaciones y los avances continúan sin cesar. Sin embargo, también hay novedades que no prosperan o que deben perfeccionarse, y allí radican nuestro criterio y nuestro cuidado para seleccionar adecuadamente lo mejor o lo más conveniente en cada situación. En este número de Galenus tenemos algunos artículos que destacan esa evolución constante en distintos campos de la medicina, en especial sobre avances y tratamientos en endocrinología y diabetología, o en problemas por virus como el VIH, los que destacamos en dos suplementos especiales. Mucho de lo que publicamos aquí, con el criterio que nos guía siempre –el de compartir para progresar– encuentra su base en los avances y en el desarrollo que genera el cambio.
¡Saludos, amigos!