Artritis reumatoide:
Mas allá del compromiso articular
La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad sistémica autoinmune que afecta a más de 1.3 millones de personas en los Estados Unidos. Es la artritis autoinmune más común, la cual se manifiesta cuando el sistema inmune ataca por error las articulaciones y otros tejidos del cuerpo.
Se presenta con calor, rigidez (peor en la mañana), hinchazón, dolor y reducción en el arco de movimiento de las articulaciones comprometidas.
Síntomas y manifestaciones sistémicas o extraarticulares
La mayoría de los pacientes con esta condición experimentan síntomas generales como malestar o fatiga. Sin embargo, además, la artritis reumatoide puede afectar otras áreas del cuerpo como la piel, los ojos, el corazón, los pulmones o el sistema hematológico. Las manifestaciones extraarticulares son comunes y pueden ocurrir tanto al principio como al final de la enfermedad.
A continuación, discutiremos algunas de las manifestaciones extraarticulares más comunes en la artritis reumatoide.
Nódulos subcutáneos: pueden ocurrir en un 20% a 30% de los pacientes durante su enfermedad. La mayoría de ellos tienen una prueba de factor reumatoide (RF test) positivo, un fenotipo más agresivo de la condición y una progresión rápida de la destrucción articular. Los nódulos son más comunes en áreas de presión como en el proceso del olécranon y son menos frecuentes en el pulmón y el corazón.
Sistema cardiovascular: la prevalencia de enfermedad coronaria es mayor en pacientes con inflamación crónica, siendo esta la principal causa de muerte en ellos. Estos pacientes son más propensos a arteriosclerosis y a infartos de miocardio. Además, pueden presentar otras manifestaciones cardiacas como pericarditis, miocarditis, regurgitación valvular o –en un menor número– eventos embólicos.
Sistema pulmonar: tanto el pulmón como la pleura pueden ser áreas afectadas por la AR. Algunas de las manifestaciones incluyen pleuresía, con o sin efusión pleural, nódulos pulmonares, compromiso intersticial y enfermedad reactiva de las vías aéreas. La enfermedad pulmonar también puede ocurrir como un efecto secundario del tratamiento de la AR.
Vasculitis: es más común en pacientes seropositivos y con enfermedad activa por muchos años. La manifestación clínica más común es en las manos como pequeños infartos en la base de las uñas (“nailbeds”). Otras manifestaciones son la mononeuropatía (mononeuritis multiplex) o la escleritis progresiva.
Sistema hematológico: las manifestaciones hematológicas son comunes, tanto al momento del diagnóstico como en el transcurso de la enfermedad. Algunas de estas pueden ser anemia, neutropenia, trombocitopenia o trombocitosis, eosinofilia o malignidades hematológicas. La anemia es la manifestación más común y en la mayoría de los casos es secundaria a enfermedad crónica (normocrómica y normocítica). El síndrome de Felty, caracterizado por esplenomegalia y leucopenia, se observa con poca frecuencia en la actualidad gracias a los tratamientos existentes.
Sistema ocular: los ojos secos (sicca) es la manifestación más común y se observa en cerca de un 10% de los pacientes con AR. En muchas ocasiones está asociado al síndrome de Sjögren. La epiescleritis (inflamación superficial de la esclera) ocurre en menos de un 1% de los pacientes con AR y se manifiesta con dolor leve y ojo rojo intenso. Usualmente se cura sin tratamiento. La escleritis es un proceso más agresivo que se caracteriza por un dolor intenso en la esclera que puede resultar en queratitis ulcerativa. Las úlceras en la córnea son problemas raros, pero mucho más serios. La uveítis anterior (inflamación de la úvea o parte vascular del ojo) suele presentarse con dolor, fotofobia, pérdida de agudeza visual e hiperemia.
Síndrome de Sjögren: se trata de un síndrome autoinmune que afecta las glándulas exocrinas. Como resultado, el paciente se presenta con una disminución en la producción de lágrimas (queratoconjuntivitis sicca), boca seca (xerostomía) y reducción en secreciones vaginales. Afecta a cerca del 10% al 15% de los pacientes con AR.
Sistema neurológico: la neuropatía sensorial periférica es la manifestación neurológica más común en AR; es más marcada en las extremidades inferiores. La vasculitis de la vasa vasorum de los nervios periféricos produce neuropatías isquémicas y desmielinización. Las neuropatías de atrapamiento –como el síndrome del túnel carpal– pueden ocurrir por compresión del nervio periférico secundario a una inflamación articular. La neuropatía cervical es mucho menos común, pero ocurre por subluxación atlanto-axial o por inflamación cervical.
El tratamiento de la AR, tanto utilizando los DMARD (“Disease-modifying antirheumatic drugs” o FARME –fármaco antirreumático modificador de la enfermedad–), así como los agentes biológicos, pueden ayudar en forma significativa a la disminución de la prevalencia de estas manifestaciones sistémicas y/o extraarticulares. Por esto, también, el seguimiento de estos pacientes debe ser de tipo multidisciplinario.
Comentario
En casos de artritis reumatoide son importantes el diagnóstico y el tratamiento tempranos para evitar las diferentes complicaciones que pueden presentarse en el curso de la enfermedad.