Historia
Aspectos históricos de nuestra medicina:
La uncinariasis y el esprue tropical
Cuando las tropas de Estados Unidos llegaron a nuestra isla, teníamos una población de algo menos de un millón de habitantes, con una alta mortalidad y expectativa de vida de 30,4 años. Las principales causas de muerte eran anemia, disentería y tuberculosis. A la anemia le decían la “muerte natural”. El 80% de la población, principalmente rural, no sabía leer ni escribir. El bello país tropical estaba plagado de enfermedades del aire, la tierra y el agua. Esta es una breve reseña de estas enfermedades y de los héroes que ayudaron a conquistarlas.
Cuando el Dr. Bailey K. Ashford, recién ingresado al ejército de los Estados Unidos, llegó a Puerto Rico, tuvo como primera tarea evaluar la salud de la población rural. La vio enfermiza y lo reportó. El Dr. Ashford se enamoró de una joven mayagüezana con quien se casó. Fue asignado al destacamento de Ponce y allí estuvo durante el huracán San Ciriaco. Este causó estragos y muchos campesinos pobres y enfermos se refugiaron en el hospital militar en Ponce. Ashford solicitó ampliar las facilidades y entonces comenzó una de las grandes gestas de la salud pública de la época.
Primeros descubrimientos
Ashford examinó la sangre de los enfermos y vio eosinófilos. Pensó en parásitos, procedió a examinar en el microscopio las heces y vio unos huevecillos. En el libro de Parasitología de Manson encontró que se parecían a los de anquilostoma duodenale. Procedió al primer experimento médico en la isla, preparando timol para sacar los parásitos. En su libro A Soldier in Science, Ashford describe en detalle su angustia para que no se le muriera el primer paciente. Luego se clasificó el parásito como Necator americanus. Ese año murieron cerca de 14 mil pacientes de anemia. Como los veía desnutridos, les daba comida y carne, pero sufrían de diarrea y se morían. Su reporte al comando militar sobre su descubrimiento es un documento histórico. Nadie lo tomó en serio sino años más tarde, cuando la Asociación Médica de Puerto Rico aceptó su descubrimiento y lo respaldó logrando una asignación legislativa de 5 mil dólares para crear la Comisión de Anemia en 1904.
La Comisión de Anemia
El Dr. Ashford y los doctores Pedro Gutiérrez Igaravides y Walter King lideraron ese esfuerzo. La primera tarea fue en Bayamón y se la asignaron al Dr. Agustín Stahl. De allí, fueron a Utuado y, en una hacienda junto al río Viví, establecieron la mayor estación en la que atendían hasta mil pacientes al día, que acudían de lugares remotos para ser diagnosticados, tratados con timol y hierro, y educados en la necesidad de usar zapatos. En pocos años se atendieron 300 mil pacientes y la mortalidad por anemia bajó a mil por año. Sin embargo, muchos se reinfectaban pues no había letrinas y no podían comprar zapatos. Tomó muchos años hasta que se completaran estos dos aspectos de la prevención.
El esprue tropical
En 1908, Ashford vio a una joven adinerada con anemia severa, diarrea y pérdida de peso. Esto era distinto, y su mente inquisitiva lo llevó a descubrir esprue tropical por primera vez en la isla. Esta enfermedad había sido descrita en 1767 en Barbados por el Dr. William Hillary. Cuando, en 1916, Ashford visitó Barbados de regreso de su famoso viaje a Brasil, nadie allí había visto un caso de esprue. Cuando hace 10 años yo visité la isla fue igual: nadie sabía de esprue.
Ashford trató el esprue con dietas y se dedicó de lleno a esta enfermedad pensando que era infecciosa y causada por Monilla psilosis, una de las variedades. En 1913, publicó su primer trabajo sobre esta enfermedad redescubierta por él. El esprue podía causar la muerte. Muchos extranjeros regresaban a su patria y mejoraban.
La Escuela de Medicina Tropical
En 1912, la Comisión de Anemia dio paso al Instituto de Medicina Tropical y su sede era el Palacio Rojo al lado de La Fortaleza. Allí, Ashford continuó sus investigaciones. En 1919, se creó la Oficina de Control de la Uncinariasis y se comenzó a construir letrinas en los campos. En 1926, se inauguró la Escuela de Medicina Tropical, promovida por Ashford, que fue el proyecto más importante del próximo cuarto de siglo. En 1928, luego del huracán San Felipe, aumentaron los casos de esprue. Para entonces, Ashford tenía dudas sobre la etiología del esprue. Usó extracto de hígado, que se empleaba para la anemia perniciosa, y vió buenos resultados. En 1934, falleció Ashford a causa de cáncer prostático, pero hasta el final siguió viendo a sus pacientes en su casa de El Condado.
Seguidores de Ashford
El Dr. Ramón Suárez en Medicina Tropical siguió los estudios de esprue y reportó la experiencia exitosa con ácido fólico. La vitamina B12 también se usó. Sin embargo, los pacientes recaían.
En 1953, el Dr. William Crosby del Hospital Walter Reed invitó a Washington al Dr. Enrique Pérez Santiago, prominente hematólogo puertorriqueño. El ejército quería saber más del esprue, que era endémico en el suroeste asiático, donde podrían ocurrir las próximas guerras. Así, se organizó el Laboratorio de Investigaciones Tropicales del Ejército en el Hospital Rodríguez, en el Fuerte Brooke, en San Juan. El Dr. Crosby diseñó la cápsula para hacer biopsias del intestino. Los Drs. Ricardo Guerra y Munsey Wheby emplearon tetraciclina exitosamente, lo que sugirió que la causa era infecciosa.
En 1970, con los doctores Fred Klipstein y José Corcino en el Centro de Investigaciones Clínicas de la Universidad de Puerto Rico, se identificó la flora Gram negativa que era la causante de la enfermedad. Se realizaron estudios epidemiológicos que demostraron esprue subclínico en el 25% de la población en un barrio de Bayamón. En el Centro estudiamos la coexistencia de uncinariasis y esprue.
En 1984, el Dr. Crosby dio la Conferencia Ashford y, en 1987, publicó en Archives of Internal Medicine “The Deadly Hookworm: why did the Puerto Ricans die?” Postuló que los pacientes que Ashford vio en 1899 y que morían tenían las dos enfermedades, uncinariasis y esprue. Los pacientes con uncinarisis en otros países estaban enfermos pero no morían. Hoy día, no hay uncinariasis y, ocasionalmente, vemos esprue. Podemos decir que ambas condiciones fueron conquistadas.