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Cáncer en niños: Importancia del diagnóstico temprano

Maribel García, M.D.

Maribel García, M.D.
Hematóloga Oncóloga Pediátrica
San Jorge Children’s Hospital

En Puerto Rico, se diagnostican anualmente alrededor de 140 casos nuevos de cáncer en la edad pediátrica. Si bien la causa principal de muerte entre niños y adolescentes son los accidentes, el cáncer es una de las cinco principales causas de mortalidad a esa edad.

Pronóstico favorable frecuente

El cáncer en edad pediátrica es una enfermedad curable en la mayoría de los casos. Así, por ejemplo, un 80% de los niños y adolescentes con leucemia linfoblástica aguda (la malignidad más común en este grupo con alrededor del 30% de todos los casos nuevos al año) se curan y llevan una vida completamente saludable.

Aspecto genético

Muchas enfermedades malignas en adultos se asocian al estilo de vida y a la exposición a elementos tóxicos. Este no es el caso entre los pacientes pediátricos, en los que existen alteraciones en su material genético que pueden predisponerlos a padecer de cáncer. En la mayoría de los casos, no se puede identificar el factor que inició la enfermedad. Se entiende también que, mientras más joven es el niño, menor es la probabilidad de que una exposición medioambiental se asocie al desarrollo de la enfermedad.

Importancia de terapia temprana

La identificación precisa y el inicio rápido de un tratamiento son la clave del éxito para vencer el cáncer. Los síntomas que presentan los niños suelen ser distintos a los que se observan en los adultos. Al comienzo pueden ser muy leves, casi como una gripe o afección viral. Muchas veces, la clave para el diagnóstico y la observación de que algo marcha mal es proporcionada por los padres. Es importante tomar nota del historial proporcionado por el paciente y sus familiares.

Síntomas frecuentes y pruebas iniciales

Por ejemplo, en leucemia, algunos síntomas y signos de alerta son: palidez, cansancio, cojera, sangrado o hematomas excesivos y fiebre recurrente asociada a dolor de huesos y coyunturas. Generalmente, con un hemograma (CBC) se puede hacer el diagnóstico preliminar, el cual se completa luego con estudios de médula ósea. La mayoría de las leucemias pediátricas son agudas, linfoides o mieloides, con evolución rápida y alta mortalidad si es que no se identifican y tratan a la mayor brevedad posible.

Los tumores del cerebro son la segunda causa de cáncer en niños y adolescentes (un 20% de los casos nuevos). Se originan en el mismo cerebro (en los adultos la mayoría son metástasis). Los síntomas están relacionados con la zona afectada. Además del examen hecho por el pediatra, se realizará estudios como tomografía computarizada o resonancia magnética, ante la aparición de los siguientes síntomas: dolor de cabeza y vómitos, sobre todo en las mañanas, visión doble, desbalance, caminar de base ancha o cambios en el comportamiento.

El linfoma es de los cánceres más comunes en adolescentes. Se debe considerar cuando hay pérdida de peso, fiebre recurrente (sobre todo en las noches), sudoración excesiva, picor en la piel y adenomegalias. Es altamente curable, aun si se diagnostica en etapa avanzada.

También son comunes en niños el cáncer renal (tumor de Wilms) y el neuroblastoma. Muchas veces, lo descubre un familiar al bañar al paciente y palpar una masa abdominal. El neuroblastoma surge de remanentes de tejido neural y puede afectar múltiples sitios, aun al momento en que podemos realizar el diagnóstico.

En resumen

Es importante prevenir y diagnosticar el cáncer pediátrico tempranamente ya que, cuando esto ocurre, es curable en un alto porcentaje.