Carta del Editor
Las decisiones importantes y saber poner las cosas en la balanza
El médico suele dar todos los días muchos consejos a quienes los necesitan, proporcionando información y ayuda especializada para resolver problemas. Puede tratarse de casos simples, de situaciones crónicas que requieren paciencia y observación, o de situaciones críticas en una sala de emergencia o durante una cirugía de urgencia en las que hay que decidir rápido y bien. En estos ejemplos, las decisiones correctas se podrán tomar con los conocimientos necesarios y en base a la experiencia adecuada.
En la vida hay algunos momentos en que tenemos que tomar alguna decisión crítica para nuestro futuro. Cuando éramos niños, esas decisiones las tomaban nuestros padres. Pero cuando llegó el momento en que tuvimos que decidir a qué nos dedicaríamos en la vida, por lo general esta decisión la tomó cada uno de nosotros en base a lo que nos podía apasionar, a nuestros intereses, a lo que podíamos haber observado o sobre aquello de lo que nos podíamos haber informado. Se trata de una decisión importante y de repercusión a largo plazo, como lo son también la de formar pareja –generalmente guiados por sentimientos especiales– o la de irnos a vivir a otro lugar guiados por motivos que pueden ser diversos, pero siempre importantes. Y también están las decisiones cruciales para nuestra familia, grupo o comunidad, en las que tenemos que considerar las ventajas y beneficios del grupo y, a veces, inclusive, las de generaciones futuras, y en las que tenemos que tener visión y saber proyectarnos.
Hay buenas decisiones y malas decisiones. Para tomarlas bien hay que considerar los valores, lo esencial sobre lo pasajero o lo efímero, el análisis cuidadoso de lo que sabemos o conocemos sobre la desidia o la falta de interés, la calma y la sabiduría sobre la prisa o la angustia, y el cariño sobre el capricho o el descuido. Las buenas decisiones suelen traer bienestar, felicidad, simplificar y hacer más valiosa la vida. En todas las decisiones son importantes la claridad de ideas, la experiencia, la información y el conocimiento, saber escuchar y saber diferenciar entre los buenos y los malos consejos. Hay que saber poner las cosas en la balanza.
En este número de Galenus incluimos información y artículos que esperamos disfruten y que puedan servir para tomar siempre las mejores decisiones ya que, como siempre, han sido escritos con el mismo objetivo que nos guía desde que se inició esta publicación hace ya 10 años: el de compartir para progresar.
¡Saludos, amigos!