EL FUTURO DOCTOR
Reflexión
Desde que ingresamos a la Escuela de Medicina de la UCC, el currículo nos expone a experiencias que promueven nuestro deseo de llevar a cabo el servicio a la comunidad. Dentro de esas experiencias está la participación y ayuda en clínicas de salud en comunidades menos favorecidas y de escasos recursos, dentro y fuera de Puerto Rico.
El pasado julio formé parte de un grupo de personas que, dejando a sus familias y trabajo e invirtiendo su tiempo y dinero, viajaron para llevar amor y esperanza a nuestros hermanos de Caribe Rubel Tzul en Guatemala.
Tenía una gran expectativa, ya que era la primera vez, pero me dejaba llevar por la experiencia de otras personas del grupo que han participado desde el año 2000. Al llegar a la comunidad y ver a tanta gente esperando por nosotros me dije a mi mismo: “lo menos que puedes hacer es dar lo mejor de ti, ya que estas personas reciben cuidado médico cuatro días al año; por lo tanto esperan con muchas ansias este momento”.
El milagro comenzaba a las 9 AM, todos trabajando en equipo y con una meta y objetivo: llevar amor y esperanza a todos dejándoles saber con cada sonrisa que estábamos felices de estar allí a su lado. Las largas horas de trabajo y el calor trataban de vencernos, pero el regalo que nos daba esta comunidad en cada momento, confiando plenamente en nosotros, era mucho más poderoso. Ese pensamiento nos acompañó los cuatro días de la misión. La mayor sorpresa para mí fue que, si bien viajé a brindar ayuda, me llevé muchísimo más de lo que pude dar.
Esta experiencia invita también a reflexionar sobre todas las oportunidades y lujos que tenemos y que a veces desaprovechamos. Hoy yo me pregunto: ¿qué sería del futuro de cualquiera de los niños visitados si se le ofreciera las mismas oportunidades de superación que tiene cualquier joven en Puerto Rico?