Entrevista a José N. Moreno, MD. Una especialidad que alcanza su madurez: Alergia e Inmunología
Tuvimos oportunidad de recibir las opiniones del Dr. José N. Moreno, reconocido médico puertorriqueño, experto en Alergia e Inmunología, con más de cuatro décadas en la especialidad, en Puerto Rico y los Estados Unidos. Nos transmite una visión desde su perspectiva personal sobre el desarrollo de esta especialidad.
¿Cuándo surge esta especialidad?
El desarrollo de esta especialidad se inicia en épocas muy antiguas. Algunos inventos dieron lugar a avances importantes, como el microscopio, que permitió la identificación del polen, un hallazgo clave para el estudio de la rinitis alérgica. La combinación de cuidadosas observaciones clínicas y la experimentación con ensayos y errores ayudaron a definir más claramente los ajustes estacionales y la severidad de los ataques alérgicos. Luego, la investigación clínica ha llevado a grandes adelantos.
¿Cuáles serían los hallazgos importantes del siglo XX en el campo de las alergias?
En la primera parte del siglo XX se hicieron avances importantes en el estudio de las enfermedades alérgicas; uno de estos fue la inyección de proteínas foráneas que podía causar anafilaxis, que podía ser severa, e incluso, fatal. Así surgió el concepto de “alergia”, en la que los anticuerpos pueden tanto causar como prevenir la enfermedad. En los Estados Unidos y en Europa, se iniciaron los experimentos de inmunoterapia y el interés por las enfermedades alérgicas aumentó dramáticamente. Los estudios iniciales eran simples, sin controles y reportados en forma anecdótica. Las vacunas de investigación se administraban indiscriminadamente. Con el tiempo, con observaciones y documentación se fueron superando las dificultades iniciales y se sentaron las bases científicas del tratamiento. La segunda mitad del siglo XX trajo grandes adelantos, en particular sus dos últimas décadas con avances en ingeniería molecular. Se desarrollaron los inmunomoduladores, que pueden interferir en distintos pasos de la respuesta inmune y modificar la misma. Un ejemplo es el rituximab, que actúa en los linfocitos b; otro ejemplo es una proteína de fusión, creada usando la ingeniería molecular, que inhibe la activación de los mastocitos.
¿La tecnología contribuyó?
La cantidad de conocimiento es enorme y sin límites. No hay un ser humano capaz de memorizar tanta información. Pero nuevamente la tecnología acude en nuestra ayuda y, así, la computadora se convierte en un instrumento tan necesario como el estetoscopio.
¿Cuándo se inicia la preparación de los especialistas en alergia?
El primer programa de entrenamiento en alergia lo estableció el doctor Coca en Nueva York en 1932. Cuatro años después, se creó la Certificación de Alergia como una subespecialidad de Medicina Interna. En 1944, se creó la Certificación de la subespecialidad en Alergia Pediátrica en los Estados Unidos y Europa. En 1974, la certificación se convierte en una sola subespecialidad, Alergia e Inmunología, que incluye adultos y niños. Desde 1989, se requiere la recertificación cada 10 años.
¿Cómo fue la evolución en Puerto Rico?
En Puerto Rico, en los años 1930 a 1950 había unos cuatro alergistas dedicados, en su mayoría, a la práctica privada. Destacaba el Dr. Angel Marchand, a quien se considera el primer alergista en Puerto Rico. Él entendió que había avances importantes en inmunología. Así, viajó a hacer una pasantía en el Instituto Nacional de Salud (NIH), lo que le permitió pasar los Boards de Alergia e Inmunología. Al regresar a la isla, trabajó en el estudio de una vacuna poliantigénica, que se conocía como la “marchalina”. Él practicó hasta los 92 años (murió el 2005).
De la primera clase graduada de la Escuela de Medicina de la UPR, 1954, surge el Dr. Orlando Bonilla como el primero en entrenarse en Alergia, y logró luego ser profesor. En 1964 él presentó a mi clase (la clase de 1967), en tan solo una hora, lo que se sabía del sistema de complemento, de anticuerpos, y algo de alergia. Otros alergistas de esa época fueros el Dr. Juan Vilella, el Dr. Joseph Aponte y el Dr. José de Jesús. Este último era un excelente profesor y recuerdo que nos enseñó cómo se manejaba una práctica de Alergia.
Los especialistas de 1960 a 1980 se entrenan en una era de conocimiento científico y tecnología más avanzada. Desde 1970, se preparan también como inmunólogos. La enseñanza a médicos de la comunidad se hizo a través de los programas científicos del capítulo local del Colegio Americano de Médicos. El evento máximo fue cuando el capítulo de Puerto Rico fue seleccionado como una de las sedes en los Estados Unidos para dar el curso de repaso y capacitación para la Certificación en Medicina Interna, y estábamos a cargo del módulo de Alergia e Inmunología con la Dra. Maria L. Santaella y el Dr. Fernando López Malpica. El Dr. Carlos López-Almodóvar hizo estudios de la prevalencia de hongos en hogares de Puerto Rico. Un logro importante fue cuando unimos esfuerzos de grupos y generaciones, tanto de la Escuela de Medicina de la UPR como de la práctica privada del Dr. Marchand, publicándose así, en 1986, un estudio con la “marchalina” en pacientes de SIDA.
Quienes se entrenaron de 1990 al 2000 lo han hecho en el apogeo de los adelantos científicos en Biología Molecular y son el futuro de nuestra especialidad.
¿Cómo ve la situación actual del entrenamiento en Puerto Rico?
En este nuevo milenio destaca la participación activa de la Asociación Puertorriqueña de Médicos Alergistas en la difusión de conocimientos en Alergia e Inmunología a los médicos de la comunidad. En el 2009, se crea el Programa de entrenamiento en Alergia e Inmunología en la Escuela de Medicina de la Universidad de Puerto Rico con el apoyo, esfuerzo y dedicación tanto de la facultad del programa, como de la División de Reumatología y del Departamento de Medicina Interna.
¿Cómo ha evolucionado la situación de los alergistas en Estados Unidos?
Del año 1990 al 1998 el número de alergistas en entrenamiento en los Estados Unidos bajó en un 34%, de 322 a 214. Se cerraron varios programas de entrenamiento, a pesar de que la prevalencia de enfermedades alérgicas ha seguido en aumento. Pero, siendo la edad promedio de un alergista 53 años, gradualmente se abren nuevos programas de entrenamiento y Puerto Rico está en ese proceso.
¿Cuál sería su visión sobre el especialista de la actualidad?
El alergista/inmunólogo de siglo XXI necesita una base sólida en ciencias básicas (Inmunologia, Biología Molecular, Estadística y Cibernética), esto acompañado de un óptimo entrenamiento clínico. Los avances y conocimientos cambian constantemente, lo que requiere un constante proceso de aprendizaje y su aplicación inteligente. A pesar de que ya estamos en la era de historial médico electrónico y de que contamos con tecnología avanzada para diagnóstico y tratamiento, sigue prevaleciendo el “arte de la medicina”, el saber escuchar al paciente, extenderle la mano y, sobre todo, tener la compasión y entendimiento de sus necesidades y vicisitudes.
El grupo de alergistas de siglo XXI en Puerto Rico se nutre también con la llegada de quienes hicieron su entrenamiento en los Estados Unidos. Sobre los hombros de la nueva generación recae el futuro de la especialidad de Alergia e Imnunología en nuestro país. Puerto Rico ha progresado en este campo por la interacción y cooperación entre generaciones e instituciones y tiene un grupo de especialistas con actitud de vanguardia, de quienes nos debemos sentir muy orgullosos. Este es un logro de muchos de mis colegas, algunos ausentes y otros presentes, que han dedicado su vida profesional al cuidado de los pacientes con afecciones alérgicas en Puerto Rico.