Editorial invitado
Neurociencias: Conociéndonos mejor
La ciencia siempre me ha fascinado; es la escuela de libertad más extraordinaria que el ser humano ha inventado. La verdadera enseñanza de la ciencia es lo que en realidad prepara a una sociedad a ser libre y justa.
El conflicto entre la ciencia y los intelectuales literarios data de décadas, como lo resalta el británico C.P. Snow en su libro “Las Dos Culturas,” publicado en el 1959. Mientras que la ciencia ha ido progresivamente ganando sus batallas contra el dogmatismo ideológico y las creencias supersticiosas en forma acelerada, la gran batalla por el entendimiento del cerebro y la mente ha quedado anquilosada por teorías dualistas y conceptos religiosos, que han evitado a toda costa el avance de ella por más de 2000 años.
No obstante, los últimos 30 años de investigación en las neurociencias nos han brindado información que ha abierto ventanas para visualizar el problema cerebromente- conciencia como orgánico, tangible, que puede ser estudiado y explicado en base al método empírico.
De momento, no solo las neurociencias abren puertas para entender patologías y enfermedades neurológicas, sino que invaden exitosamente y comienzan a explicar ámbitos que fueron el refugio de otras disciplinas, en muchas ocasiones no empíricas. El prefijo “neuro” se añade a muchas de las manifestaciones humanas y se establece la neuro-filosofia, neuro-económia, neuroteología, neurosociología, neuropsicología, neuropolítica y otros más.
Visto desde una perspectiva amplia, entramos por primera vez, durante los últimos 2000 años, a explicar el humanismo, la compasión, el amor, el éxito, el fracaso y todo el repertorio de actividades del ser humano a través de su sistema nervioso central.
Descartamos mitos, creencias y supersticiones ancestrales y ahora, con el conocimiento científico del funcionamiento del cerebro humano, podemos verdaderamente comenzar a crear un hombre nuevo, transhumano, que pueda modular y controlar los impulsos heredados a través del proceso evolutivo y desarrollar su corteza cerebral utilizando los métodos que la ciencia le provea en bienestar de toda la humanidad.