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Entrevista al Dr. Agustín Rodríguez González:

Tenemos que introducir cambios y adaptarnos a los avances, destacando siempre los valores y el factor humano

El Dr. Agustín Rodríguez González es un destacado cirujano vascular que se desempeña desde hace más de dos décadas en el Centro Médico de Puerto Rico. En julio del año pasado, asumió el decanato de la Escuela de Medicina de la Universidad de Puerto Rico, institución que conoce quizás mejor que nadie ya que prácticamente se crió en ella. En esta entrevista nos revela, además de algunos aspectos de su vida, sus planes y opiniones sobre la Escuela de Medicina, la formación de los nuevos médicos y la importancia de los valores y del aspecto humanístico en la actividad médica.


Especial para Galenus

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La decisión de ser médico

Mi decisión de estudiar Medicina no fue una sorpresa para nadie. Siempre quise ser médico. Mi padre era ginecólogo y mi madre fue jefa de reumatología en la Escuela de Medicina por 40 años, por lo que para mí desde niño esta fue mi segunda casa. Así que, si bien llevo 22 años trabajando en la Escuela de Medicina y en el Centro Médico, mi historia acá se remonta a mucho antes. Tengo raíces muy fuertes y profundas en este lugar donde mi padre también fue facultativo, al igual que mi suegro. Mi esposa es de la clase de 1990, mi hermana –que es reumatóloga– es de la de 1992 y tengo varios primos que también estudiaron Medicina. Además, tengo algunos tíos médicos que se graduaron de Heidelberg, pues era una época en que aún no teníamos nuestra Escuela de Medicina.

Inclusive, mirando al futuro, veo que esta relación se prolongará: de mis 4 hijos, el mayor está culminando su bachillerato en Biología Molecular y ya fue aceptado para estudiar Medicina en Puerto Rico. La segunda también se inclina por las ciencias y la medicina, el tercero –que está en 4º año en la escuela– también se inclina por medicina y el más pequeño, de 12 años, aún está joven para decidir lo que hará; yo lo apoyaré en lo que quiera.

Su decisión de volver a Puerto Rico

Las razones que motivan a una persona a irse pueden ser muy variadas al igual que las que motivan su retorno. En mi caso, nos fuimos a entrenar y decidimos regresar por razones personales. Durante los años que pasé en Boston estuve ocupado, aprendiendo y haciendo lo que me gustaba. Es tan importante levantarse por la mañana a hacer algo que a uno le guste para hacerlo bien. Si además se tiene algo aún más importante: a la persona correcta con quien uno quiere compartir la vida; si se tiene esos dos elementos, ya se ganó la batalla.

Con mi esposa estábamos en Boston ya con nuestro hijo mayor y en esa situación decidimos volver, también porque acá tenemos nuestras familias, porque habíamos vivido y estudiado acá, y eso hacía que nos sintiéramos capacitados para ver pacientes en Puerto Rico.

Además, viéndolo retrospectivamente, en Boston yo iba a ser un cirujano vascular más y acá podía ser un ente de cambio. Esto es importante. No me arrepiento de haber vuelto; mantuve una relación cercana con mi padre, mis hijos se criaron en un ambiente donde tenían familia, y mis contribuciones aquí fueron de trascendencia. Para mí y para mi esposa fue bueno.

Hoy tenemos que reconocer que las cosas son diferentes de como las encontré hace 22 años, cuando volví. Hay evolución y progreso y también nuevos problemas. No puedo juzgar a otros, pues para eso cabe el proverbio chino: “Tendría que caminar una milla en sus zapatos”.

Actividad como cirujano vascular

Desde 2001 estoy a tiempo completo en el Centro Cardiovascular. Una vez que asumí el cargo de Decano, tuve que recortar algo mi práctica de cirujano. Toda mi práctica está acá, todas mis cirugías las hago con residentes que están rotando en cirugía vascular. A los que terminaron la residencia y se fueron de Puerto Rico trato de motivarlos para que regresen. Es que también uno debe pensar en quién lo va a reemplazar y, en ese sentido, lo mejor que le puede suceder a uno es que un alumno lo sobrepase.

Tiempo libre, familia y hobbies

Ahora, con el trabajo de decano, mi tiempo libre es más limitado. Tengo cuatro hijos, dos en universidad y dos aún en casa. Trato de pasarla con ellos cuando puedo porque entiendo que la vida es frágil. Tengo una afición desde los 8 años, que es la numismática, en especial por las monedas romanas. Me gusta la historia, a veces viajar, o ir a la playa y mirar el mar. No pesco, no bebo ni tengo bote y vivo cerca de Centro Médico, lo que es una bendición ya que tengo que manejar poco. Y de la oficina de Decano al Centro Cardiovascular llego caminando y muy rápido.

Escuela de Medicina y retos como Decano

Tengo claro que los puestos administrativos son transitorios, pero deseo contribuir a resolver los retos que surgen y a los que se enfrentan ahora la Escuela de Medicina y la Universidad de Puerto Rico.

Con los problemas fiscales, el presupuesto ha sido reducido y hay una serie de asuntos administrativos por resolver. Tenemos la suerte –a diferencia de otros recintos universitarios– de que generamos casi el 60% de nuestro presupuesto a través de la práctica intramural, de los grants y de las cuotas de matrícula. Para completar el 100% dependíamos de las asignaciones legislativas y del fondo general. Ese fondo se ha reducido mucho y tenemos que reinventarnos para solucionarlo. La meta es ser autosuficientes con el presupuesto y lograr un 80% de los fondos de la práctica intramural, como ocurre en las grandes universidades de los Estados Unidos, y lograr el resto de los grants y las matrículas.

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Situación de la crisis actual

En la situación o crisis actual no podemos ser complacientes ni esperar que venga alguien a resolver nuestros problemas. Debemos actuar y está en nosotros lograr que las cosas sigan funcionando. Tenemos que trabajar y remar en la misma dirección, debemos introducir cambios en los procesos para ser más efectivos y no sucumbir a la burocracia. Por ejemplo, acá tengo unos papeles para firmar, ya con 9 firmas y a los que aún les faltan 3 firmas. Debemos ser prácticos, aprovechar la tecnología y hacer cambios.

El resolver problemas y la cirugía

En momentos en que hay que enfrentar grandes retos la mentalidad del cirujano quizás puede ser útil para tomar decisiones importantes, rápido y bien. En esta encrucijada están como Rector de este Recinto el Dr. Segundo Rodríguez Quilichini, que es cirujano colorectal y, como Decano, este servidor que es cirujano vascular. Es bueno tener un rector con el que pensamos parecido, con el que queremos lograr las mismas metas y con quien compartimos la mentalidad del cirujano. Tenemos la oportunidad de efectuar cambios que podrían favorecer la viabilidad de esta institución; estos cambios quizás a algunos no les van a agradar, pero mi prioridad es que esta institución prospere. Mis lazos afectivos con esta institución, a la que le he dedicado más de 22 años, me impiden considerar que esta Escuela de Medicina pueda cerrar o desaparecer, y quiero tener la satisfacción de verla seguir creciendo y echar para adelante.

El proceder del cirujano y la experiencia

Es un privilegio estar acá para ayudar a resolver los serios problemas actuales; en general, para tomar decisiones es importante el buen juicio, que se basa en parte en la experiencia, en aprender de los errores y en la capacidad de analizar lo que hacemos. Por ejemplo, los cirujanos debemos hacer después de cada cirugía un poco de introspección para aprender y mejorar. Esto fortalece nuestra experiencia. Además, como cirujanos, debemos tomar decisiones importantes con la información que disponemos, analizar el problema, elegir la mejor opción y proceder. Mejor aún si hay un plan B o un plan C, pero, no debemos dejarnos vencer a mitad de camino. No podemos lamentarnos, irnos a tomar un café o hacer un intermedio: en cirugía tenemos que decidir y actuar. Y debemos tener fe en lo que hacemos.

Al éxito contribuye la experiencia en aplicar bien los conocimientos adquiridos. Allí radica la importancia de la práctica, porque, por ejemplo, leer todos los manuales de vuelo no convierte a nadie en buen piloto; el conocimiento teórico no garantiza el éxito.

Sobre la selección de los estudiantes

En la Escuela de Medicina aceptamos a 110 estudiantes al año, de los cuales se gradúan cerca del 93% en 4 años. Ellos, en general, son excelentes. Creo que en el proceso de selección el pensamiento crítico debería de tener más peso, ya que es una cualidad básica y que no necesariamente podemos enseñar. Tenemos que enfocarnos en graduar médicos competentes, que tengan empatía y compromiso, que estén dispuestos a dar la milla extra. Fuera de los aspectos de conocimientos y técnicos está el factor humano del médico que, sin duda, es el principal.

El factor humano es algo irreemplazable. El médico tiene la responsabilidad de responder a la confianza que le da cada paciente contándole sus cosas privadas, a veces sin conocerlo. El médico debe inspirar y gozar de confianza; esto es necesario para ser eficientes y exitosos. La forma de selección de los nuevos estudiantes es un campo en evolución. Algunas escuelas inclusive usan pruebas psicológicas, como en la aviación. En verdad, hay cierto paralelismo con la aeronáutica, ya que además del conocimiento, se debe estar preparado para asumir la responsabilidad de la vida de otras personas y tomar decisiones importantes en poco tiempo en base a la información que se dispone en un determinado momento.

En la aviación se usan los simuladores, como ahora en algunos campos de la medicina, pero esto no siempre es totalmente efectivo porque uno sabe que se está simulando.

La preparación del médico y la resiliencia

Además, el estudio, el entrenamiento o una residencia ayudan a la preparación emocional y a desarrollar cualidades importantes como la resiliencia que es tan necesaria para enfrentar situaciones con carga emocional grande, como dar malas noticias o discutir un diagnóstico serio. Así, uno está preparado para salir adelante y poder seguir ayudando.

Educación: tecnología y modernidad

En la medicina ya estamos viendo adelantos con los simuladores, por ejemplo, en el entrenamiento de la cirugía laparoscópica o la cirugía endovascular. Están también la inteligencia artificial, la realidad virtual, la realidad aumentada, entre otras innovaciones. El caudal de conocimientos y la tecnología avanzan en forma exponencial. Hay muchas aplicaciones, por ejemplo, en radiología, está el pre-screening de las placas, en patología hay máquinas que hacen una lectura preliminar de las pruebas de Papanicolaou asignando riesgo alto o bajo, y ya, desde mucho antes, estaba el automatismo en el laboratorio clínico.

Hoy, los estudiantes tienen una manera distinta de ver las cosas y ventajas inmensas. Tienen la enciclopedia más grande del mundo en la mano y la capacidad de comunicarse en forma inmediata con cualquiera. Cuentan con buscadores automáticos en las bibliotecas virtuales; pueden tomar muchas fotos y borrarlas o editarlas inmediatamente. Recuerdo que yo tenía que escoger entre un rollo de 12, 24 o 36 fotos y esperar días para que las revelen. Hay programas de estudio con las clases de Medicina en los que si uno no sabe o se equivoca es dirigido a un artículo o segmento de conferencia; hay tablas de disección virtual de un cadáver en las que simultáneamente se pueden ver las imágenes de CT de una determinada parte del cuerpo. Esto y otros muchos recursos de aprendizaje no existían cuando yo era estudiante. Tenemos que estar abiertos al cambio, a los avances, a lo nuevo, y aceptar las alternativas probadas que puedan surgir.

Sin embargo, tener todo al instante puede llevar a conflictos y a frustración. Tener que diferir una gratificación, en especial en carreras como la nuestra que toman años, puede generar cierta sensación de fracaso. Esto explica algo del auge actual de los wellness center y la necesidad de consejería.

Objetivos para Escuela de Medicina

Mi visión para esta Escuela de Medicina es que vaya a la par con las más avanzadas del mundo. Estamos en una isla y tenemos que tener cuidado de no caer en el problema del insularismo o del microcosmos. Hoy, en el mundo todo está al alcance y más cerca, y esto nos lleva a reconocer y a aceptar que hay todo tipo de personas con sus creencias y formas de ser. Para ser efectivos y eficientes como médicos, hay que estar conscientes de esto.

Importancia de los valores personales

En relación con los valores y la fe, cuando me tocó dar la bienvenida a los nuevos estudiantes de medicina les hablé sobre los 5 pilares que me enseñaron en el Colegio San Ignacio; los cuales tengo bien grabados:

  • Ser intelectualmente competentes: en la actividad que se escoja para la vida, se debe de aprender todo lo posible para hacerlo de la mejor manera;
  • Estar abiertos al crecimiento: debemos poder adaptarnos a los cambios de la vida y a sus evidencias irrefutables, y abrazar los conceptos nuevos y aplicarlos;
  • Tener capacidad de discernir, saber lo que es importante y correcto. Mi padre siempre me decía que lo difícil no es hacer lo correcto sino saber qué es lo correcto para así proceder bien;
  • El cuarto pilar es ser fuertes en la fe. Dejando la fe religiosa de lado, uno debe tener fe en uno mismo. Por ejemplo, si un cirujano cree que el paciente va a morir, ya perdió la batalla; hay que dar la pelea; y
  • El quinto pilar es estar al servicio de los demás. Cada uno debe tener el propósito de buscar ser mejor y de enriquecer a la comunidad en la que vive. Si cada cual pusiera su grano de arena y mejorara su entorno o se preocupara por hacer mejoras en la comunicad inmediata, esto sería una maravilla. Por esto también comparto estos pilares cada vez que tengo oportunidad.

Lo importante en la vida

Mi esposa y yo les tratamos de inculcar a nuestros hijos el respeto a la vida y tener la capacidad de discernir entre lo que es importante y lo que no lo es.

Es que hoy, con tanta variedad de información y de estímulos, ocurre que algunas personas se centran o enfocan demasiado en cosas que no tienen importancia, como puede ocurrir con algunas cosas materiales. Por ejemplo, yo hoy daría lo que fuera por irme a tomar un café con mi padre, pero él ya murió. Como él me decía, “Cuando uno muere no se lleva nada”. Debemos dejar personas bien encaminadas. Yo deseo dejar eso a mis hijos: que tengan criterio para decidir bien y que valoren la importancia de las buenas relaciones, de la vida y del amor, ya que lo material se acaba, puede ser efímero o reemplazable. Lo único que no se reemplaza es la vida.

Como médicos, la satisfacción de impactar, de ayudar o de salvar una vida es una oportunidad especial y algo que no lo quita nadie. Si bien todas las labores en la sociedad son importantes, los médicos tenemos la opción de ayudar, de solucionar problemas muchas veces vitales y esto tiene definitivamente un impacto mayor en la vida de las personas.

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