Desórdenes vestibulares:
Evolución en su manejo
Hoy en día, en la práctica médica es muy común atender a un paciente que presente mareo o vértigo como malestar o síntoma principal. Se estima que en los Estados Unidos cerca de 90 millones de personas presentan anualmente desórdenes vestibulares.
Tanto el diagnóstico como el manejo de los desórdenes vestibulares han evolucionado mucho en las tres últimas décadas, y esto debe considerarse para su evaluación y tratamiento. El manejo de estos desórdenes es principalmente médico y requiere tener presentes conceptos básicos científicos y de patofisiología. Debido a la complejidad de las estructuras anatómicas y a la diversidad de funciones de las mismas, es que estas condiciones y su manejo adecuado son un reto, aún para el subespecialista.
Clasificación
Los desordenes vestibulares se dividen en periféricos y centrales.
|Los desórdenes periféricos son más frecuentes en personas menores de 50 años. Los tres más comunes son:
- Vértigo posicional paroxismal benigno
- Enfermedad de Ménière
- Neuronitis vestibular
Los desórdenes de tipo central tienden a ser más comunes en adultos mayores de 50 años y en envejecientes. El más común es:
- Migraña vestibular|
Diagnóstico
El diagnóstico certero es crítico para el manejo de estos pacientes. El historial y el examen físico son las herramientas diagnósticas más importantes en la evaluación cuidadosa de un paciente con vértigo.
|La evaluación clínica debe determinar:
- Tiempo de inicio y transcurso de los eventos -# Descripción de los síntomas -# Síntomas asociados -# Factores precipitantes -# Factores que alivian los síntomas -# Factores de riesgo|
También, es indispensable la evaluación del estado de otros sistemas sensoriales. Son de particular importancia: la visión, el cerebelo y su integridad con el sistema nervioso central, así como la integridad de los mecanismos de compensación.
Examen físico
La evaluación debe incluir un examen completo de la cabeza y cuello, los nervios craneales y un examen neurológico. El examen otológico debe incluir la otoscopía neumática y una audiometría. Las pruebas vestibulares especiales incluyen: electronistagmografía, respuestas auditivas del tallo cerebral y potenciales evocados miogénicos vestibulares.
Tratamiento
La meta debe ser disminuir la severidad de los síntomas y restaurar la función. La terapia en algunas condiciones debe dirigirse a corregir la lesión misma.
En el caso de vértigo posicional paroxismal benigno, una vez se determine la localización de la lesión, una maniobra de reposicionamiento de partículas es el tratamiento de elección.
El tratamiento de la neuronitis vestibular tiende a ser sintomático dependiendo de los resultados de las pruebas. Se maneja farmacológicamente con diazepam, 5 a 10 mg i.v. Luego del periodo agudo, que no sobrepasa las 72 horas, la rehabilitación vestibular es la herramienta principal en el manejo de la condición.
En el síndrome de Ménière, el tratamiento consiste en una dieta de 2 gramos de sal, evitar la cafeína, el alcohol y los derivados del tabaco. Los fármacos más utilizados son diuréticos, antihistamínicos, esteroides e inmunoterapia entre otros. El tratamiento quirúrgico se reserva para un grupo limitado que no responde a lo anteriormente mencionado.
En la migraña vestibular, el tratamiento inicial del ataque agudo consiste en supresores vestibulares como diazepam, lorazepam y meclizina. Además, se puede utilizar medicamentos para prevenir los ataques de migraña, como beta-bloqueadores, bloqueadores de los canales de calcio, anticonvulsivantes y antidepresivos, entre otros.
Todas estas condiciones se benefician de una terapia vestibular o rehabilitación vestibular. Estos programas incluyen movimientos coordinados de la cabeza y el cuello, ejercicios de rastreo visual y destrezas de balance.
Comentario
Con un adecuado diagnóstico y considerando las distintas opciones terapéuticas, podemos aliviar y mejorar el cuadro clínico de los desórdenes vestibulares.