HISTORIA
El doctor Francisco Aguiló y la clase de 1959
Una de las primeras promociones de médicos egresados de la escuela de Medicina cumple 50 años. En esta nota se evoca el recuerdo del compañero y querido amigo, del médico y del hombre que con trabajo, esfuerzo y pasión se dedicó a su profesión sin descuidar nunca su espíritu humanista y cristiano.
Este mes de junio la clase de Medicina de 1959 de la Universidad de Puerto Rico celebró sus cincuenta años de graduada. Unos diecinueve de los egresados nos reunimos para disfrutar de la compañía de nuestros compañeros y sus familias. El Dr. Ovidio Rodríguez fue el héroe en mantenernos unidos por todos estos años y en organizar la Convención en Dorado. Allí llegaron compañeros desde los Estados Unidos y de todos los rincones de la isla. Sin querer hacer excepciones u omitir a quienes no nos pudieron acompañar, me voy a referir a alguien que físicamente nos faltó, uno de nuestros compañeros más distinguidos y dedicados, el Dr. Francisco Aguiló Collazo, Paquito.
Sus orígenes y su llegada a San Juan
Paquito nació en Ponce. Tenía tres hermanas y él era el menor. Sus padres decidieron mudarse a San Juan para que los hijos tuvieran una mejor educación. Paquito estudió en la Universidad de Puerto Rico, donde hizo su premédica. Se graduó Magna Cum Laude e ingresó a nuestra clase en 1955. Él pertenecía al grupo de “los duros de la clase”. Adicionalmente, él era un líder religioso del Centro Católico, grupo que se reunía regularmente por las noches en nuestro local de Medicina Tropical. También fue iniciado en la sociedad de honor Alpha Omega Alpha. Otra de sus cualidades de liderazgo se vio reflejada en su participación como editor de nuestro Anuario, que es un tesoro para nosotros.
El compañero y amigo
El destino nos unió en el internado en el hospital DC General en Washington donde éramos compañeros de cuarto. Eso no quiere decir que nos viéramos mucho, porque estábamos de guardia cada dos o tres noches en el mismo servicio, él o yo. Al terminar nuestro internado, regresamos ambos al Hospital Universitario a continuar la residencia en Medicina Interna. En el segundo año, nos llamó el ejército, pero Paquito fue eximido por ser indispensable. Hizo su especialidad en endocrinología en el Hospital Universitario en Río Piedras. Posteriormente, continuó su especialización realizando estudios de investigación en endocrinología en la Universidad de Maryland. Se casó con su amiga de toda una vida, Carmen Delia Santana, Deli, quien se desempeñó como profesora de química del Recinto de Río Piedras.
Estudios y logros en el campo de endocrinología
Cuando estuvo en el Hospital de Veteranos del Bronx, Paquito aprendió todo lo concerniente a la técnica de radioinmunoensayo, que en aquella época surgió como una prueba muy útil en endocrinología. Era una gran novedad que permitía hacer análisis y dosajes hormonales con gran precisión. A su regreso a Puerto Rico implantó esté método en el Centro de Investigaciones Clínicas del Hospital Universitario. Este fue un paso decisivo e importante en su carrera profesional como investigador. Recibió un premio y reconocimiento por el que viajó a Joslin Clinic de Massachusetts, uno de los centros especializados más reconocidos en el estudio de la diabetes. Esto fue de gran ayuda en su carera profesional. Cuando la Dra. Haddock fue designada Decana de Medicina y luego Decana de Asuntos Académicos, el Dr. Francisco Aguiló pasó a ser Jefe de la Sección de Endocrinología en el año 1976, posición que conservó hasta el año 2002. Él era una autoridad en muchos temas endocrinológicos, en especial en el campo de la hormona de crecimiento.
Actividad profesional y reconocimintos
El Dr. Aguiló fue un líder en la Facultad. Meticuloso, compulsivo con los detalles y la excelencia, presidió innumerables comités con rigurosidad y compromiso. Maestro de maestros, médico de médicos y profesor excepcional. En varias ocasiones, recibió la distinción como el profesor más efectivo. Fue consejero de la sociedad médica de honor Alpha Omega Alpha del 1982 al 1989. Recibió el premio Doctors Choice Award en el 1997 y el Glaxo Welcome Research Award en 1998 y 1999. Era miembro de las más prestigiosas sociedades médicas de los Estados Unidos e internacionales. Publicó los resultados de sus trabajos de investigación en las revistas médicas más prestigiosas. Su último trabajo sobre “Familiar dysalbuminemic hyperthyroxinemia in Puerto Rico” lo presentó en una convención en Francia pocos días antes de su fallecimiento.
Valores humanos
Paquito tenía muchos intereses dentro de los que destacaba su afición a los viajes. Eso lo llevó a visitar todos los continentes y conocer 35 países en visitas educativas y profesionales. Disfrutaba los viajes y era un fotógrafo ávido. Sin embargo, creo que su mayor logro y el que le dio más satisfacción fue su cruzada para la beatificación de Charlie, el beato Carlos Manuel Rodríguez Santiago, su amigo desde sus días en el Centro Católico de la Universidad en Río Piedras. Con gran interés y pasión dedicó años a documentar sus milagros y posteriormente, se encargó de llevar a cientos de feligreses a Roma para la beatificación de Charlie por el Papa Juan Pablo II en el año 2001. Paquito fue autor de varios libros sobre este tópico.
Además Francisco Aguiló era poeta. Es así que llegó a publicar dos libros de poesía, habiendo además otros inéditos. Vivió una vida intensa que disfrutaba a plenitud con un gran sentido del humor. Vio a su hija Mariestela casarse y darle una nieta, lo cual le dio gran satisfacción.
Paquito tuvo una vida difícil y fue víctima de enfermedades, de las que nunca se quejaba. Tenía una visión santa de la vida. Su clase de 1959 lo honró con la Conferencia Magistral en su nombre dictada en su memoria por su mentora,la Dra. Lillian Haddock, el 11 de julio en el Hotel Embassy Suites de Dorado. “Paquito, tu clase te extraña y nos haces falta”.