El Dr. Francis W. Peabody
(1881-1927): profesor humanista y promotor del cuidado médico centrado en el paciente
Algo en común entre los mejores sistemas de salud es el concepto de que el paciente debe ser el centro de atención del cuidado médico. Esto mejora la relación médico-paciente y, en el contexto de una cultura de seguridad y transparencia, optimiza el cumplimiento de los tratamientos. Francis W. Peabody fue pionero en este campo. Su obra y su corta vida –llena de coraje, compasión y sabiduría– han sido ejemplo y motivo de inspiración para miles de médicos.
Sus inicios
Francis Weld Peabody nació en Cambridge, Massachusetts, en 1881. Su padre fue pastor religioso y catedrático de Teología. En un inicio, el joven Francis no destacó en los estudios, lo que cambió drásticamente cuando ingresó a la Escuela de Medicina de Harvard, donde se graduó con honores como Doctor en Medicina en 1907.
Los siguientes 2 años los pasó en el Hospital Johns Hopkins. Allí hizo investigaciones en Fisiología y enseñó Anatomía Patológica. Después, continuó su preparación en los mejores centros de Alemania.
A principios de 1911 se incorporó al Hospital del Instituto Rockefeller de Nueva York. Pasó allí más de un año en un ambiente muy estimulante haciendo trabajo clínico e investigación en neumonía y poliomielitis; publicó 5 artículos, de los cuales en 4 fue autor único.
Después hizo un nuevo viaje a Europa, visitando varios importantes hospitales para luego incorporarse al nuevo Hospital Peter Ben Brigham en Boston. Allí hizo estudios sobre la función pulmonar, campo que le interesó el resto de su vida.
En 1914 fue a la China como parte de un comité auspiciado por la Fundación Rockefeller. Tras visitar numerosos hospitales, misiones y escuelas de Medicina, esa comisión concluyó en la necesidad de fundar nuevas escuelas de Medicina en Pekín y en Shanghai. Casualmente, en ese viaje a China conoció a Virginia Chandler, quien sería luego su esposa y gran soporte en su vida, con quien formó una familia con 2 hijos hombres.
Durante la Primera Guerra Mundial prestó servicios médicos dentro de una comisión de la Cruz Roja en Rumanía y Rusia, donde le tocó ser testigo de la revolución bolchevique. Al regresar a Boston, sirvió al Ejército estudiando una serie de casos afectados por enfermedades del corazón, en especial por fiebre reumática.
Dirigiendo una unidad de investigación
Su prestigio como médico creció y tuvo ofertas de las más prestigiosas instituciones de los Estados Unidos y del mundo, pero decidió seguir en Boston a cargo de la nueva unidad de investigación clínica en el hospital Municipal: El Thorndike Memorial Laboratory, donde la producción científica rápidamente se volvió muy destacada. Peabody reunió allí, en torno a su persona, a un equipo de mentes brillantes que supieron convivir en armonía y trabajar con denuedo para hacer notables aportes a la ciencia médica. Este fue un gran semillero de investigadores que, al pasar a otras instituciones, crearon sus propios equipos de investigadores y realizaron descubrimientos de gran trascendencia.
Uno de sus colaboradores se expresó así de él: “El personaje inolvidable fue, sin duda, el mismo Dr. Peabody. Para mí, es el Jefe de Departamento ideal, un maestro de Medicina, un científico, un filósofo y un perfecto caballero. Su completa consideración para quienes trabajábamos con él nunca ha sido superada… Su amable y amorosa esposa lo secundaba en todos sus esfuerzos”.
Su enfermedad y muerte temprana
El 1924 fue tratado de un problema agudo que se diagnosticó como una supuesta úlcera gástrica. Dos años más tarde el problema se agudizó y tuvo que ser intervenido encontrándose un tumor inoperable con metástasis hepáticas. Era un sarcoma del estroma gastrointestinal, para el cual no había entonces ninguna alternativa de tratamiento. Sobrevivió un año más, en que no permaneció ocioso. Además de seguir con sus investigaciones, reescribió su famosa conferencia “El cuidado del paciente” que sería publicada en prestigiosas revistas. Antes de morir escribió sobre el tratamiento con morfina que él mismo recibió.
Legado
Su obra “El cuidado del paciente” (The Care of the Patient) es un texto que tiene total vigencia el día de hoy y muestra su visión integradora de la relación médico-paciente. Ha sido desde su primera publicación parte de los currículos de muchas escuelas de Medicina. Allí expresa que una de las principales cualidades de un clínico es su interés en la humanidad ya que “el secreto del cuidado del paciente está en cuidar al paciente”.
En su honor se fundó en Harvard la Sociedad Francis Weld Peabody, que busca perpetuar los atributos del médico dedicado a sus pacientes: que sea maestro y humanista y que combine al médico científico con el clínico humanista.
Francis M. Peabody fue el ejemplo del médico con cualidades humanas y sociales, que respetó la rigurosidad científica y la seriedad de mente, con una gran sinceridad y transparencia y un fino sentido del humor. Estas cualidades las pudo transmitir a través de sus alumnos y escritos a varias generaciones de jóvenes médicos.
Referencias -# «Francis W. Peabody». J Clinical Investigation. 5: 1.b1. 1927. -# F.W. Peabody. The Care of the Patient. JAMA 1927; 88:877-882. -# Davidson, C. S. (1993). «Book Review the Caring Physician: The Life of Dr. Francis W. Peabody by Oglesby Paul. (Distributed by Harvard University Press, Cambridge, Mass). -# Dirckx, J. H. (1992). «The Caring Physician: The Life of Dr Francis W. Peabody». JAMA: 268 (6): 735–736. -# Kittisupamongkol, W. (2010). «Francis W. Peabody’s Classic Quotation». American J of Gastroenterology. 105 (3): 699.