El Dr. Francisco Raffucci (1921-1970):
Cirujano cardiovascular y educador pionero
Hace algunas décadas, se desarrolló en Puerto Rico, bajo el liderazgo del Dr. Francisco Raffucci y con el esfuerzo de muchos, un gran programa de adiestramiento en cirugía. Este programa sirvió para preparar a una generación de cirujanos que han continuado ampliando y diseminando esos conocimientos para el bien de nuestra población. La destreza y sobre todo la visión del Dr. Raffucci, además de su espíritu emprendedor, su trabajo y su esfuerzo, impulsaron ese especial desarrollo en la cirugía general y vascular en Puerto Rico.
Especialización en Cirugía
Al terminar el servicio militar fue a la Universidad de Minnesota para especializarse en Cirugía Cardiovascular. Allí se entrenó en el famoso departamento de Cirugía, dirigido por el Dr. Owen Wangesteen, quien había inventado el tubo de succión que salvó cientos de miles de vidas, y allí estaba también el Dr. Walton Lillehei, líder en cardiología del corazón y pionero en el uso del circuito extracorpóreo y en el desarrollo de válvulas cardiacas. También realizó estudios en circulación hepática, los que aún son citados hoy. Su formación en Minnesota fue crucial en el desarrollo de sus tras grandes pasiones, la cirugía de corazón, la enseñanza y la investigación.
De regreso en Puerto Rico
A su regreso a la isla se unió al Dr. José Noya Benítez, Jefe de Cirugía en la Escuela de Medicina Tropical. Allí comenzó su exitosa carrera y se distinguió por hacer la operación de enlace (shunt) portocaval en pacientes con bilharzia que había aprendido en Minnesota con pacientes que tenían cirrosis hepática. En esa época este era un problema médico frecuente en la isla y su mortalidad era elevada debido a la hemorragia de las várices esofágicas como consecuencia de la hipertensión portal. En poco tiempo, el Dr. Raffucci llegó a tener la serie más grande del mundo de esa operación, la cual presentó en distintos congresos médicos y publicó en revistas especializadas.
Programa de cirugía cardiovascular
En 1950, al empezar la nueva Escuela de Medicina que tenía al Hospital Municipal como principal taller, el Dr. Raffucci comenzó con el programa de cirugía cardiovascular. Esos eran los tiempos en que se tenía que emplear la hipotermia para hacer este tipo de cirugías y en que había una alta mortalidad. Un joven cardiólogo, el Dr. Mario Rubén García Palmieri, era quien le ayudaba con el manejo médico de esos pacientes críticos.
Allí operó el Dr. Raffucci al primer paciente con coartación de la aorta, allí corrigió el primer septo interatrial e implantó una válvula artificial; además, inició la realización de cirugías con circulación extracorpórea. Esta técnica mejoró significativamente cuando se unió al Departamento el Dr. Luis Soltero Harrington, quien llegó con su esposa, Joyce Soltero, que era una experta en manejar la bomba de circulación en el Departamento del Dr, Michael Debakey, en el Texas Heart Institute. En 1954 creó el laboratorio de cirugía experimental en Medicina Tropical. El Dr. Raffucci fue un verdadero pionero en cirugía cardiovascular.
En 1960, cuando la Escuela de Medicina se mudó del Hospital Municipal al recién transformado hospital antituberculoso Ruiz Soler, que pasó a llamarse Hospital de Distrito Universitario, allí llegó el Dr. Raffucci. El Departamento de Cirugía de la Escuela de Medicina se unió al Departamento de Cirugía del Hospital de Distrito de Bayamón. Al poco tiempo renunció el Dr. Noya Benítez de la jefatura; el Dr. José Vivas, el nuevo Decano de Medicina, nombró al Dr. Raffucci como Jefe del Departamento de Cirugía.
Programa de adiestramiento en cirugía
Su mayor contribución, además de todo lo antes nombrado, fue el desarrollar un programa de adiestramiento en cirugía que prepararía la mejor generación de cirujanos de Puerto Rico, los que fueron pilares de la cirugía en la isla. Entre estos cirujanos estaban los Dres. Marino Blasini, Luis Fraguada, Johnny Sanabria, Johnny Vilaro, Gerhardt Ramírez Schon, Enrique Oliveras, Eduardo Santiago Delpin, José Cerra, Víctor Gutiérrez y Enrique Vázquez Quintana, entre otros. También entrenó a los mejores cirujanos cardiovasculares, entre los que figuraron los Dres. Leovigildo Cuello, José Pérez Anzalota, Enrique Márquez y Víctor Carlo. Algunos de ellos continúan operando en la actualidad en la isla.
Él mantuvo un equipo de cirujanos académicos entrenados en las mejores universidades de los Estados Unidos para colaborar en el servicio y la enseñanza, entre los que estaban el Dr. Luis Díaz Bonnet, cirujano pediátrico, el Dr. Salvador Busquets, excelente maestro, el Dr. José Bernal cirujano de mano, el Dr. Rafael Sorrentino, cirujano de cáncer, el Dr. Luis Vallecillo, cirujano de cáncer de mama y el antes mencionado Dr. Luis Soltero Harrington, cirujano cardiovascular pediátrico y gran cirujano vascular y general. Su relación estrecha con el Dr. José H. Amadeo en Veteranos permitió una valiosa alianza educativa.
Otras contribuciones
Ël tuvo siempre una visión muy adelantada a su tiempo. Asi, a fines de la década de 1960, envió al Dr. Eduardo Santiago Delpín a especializarse en trasplantes en Minnesota, lo que gestiono el Dr. Gutiérrez Fullanosa. Así se logró desarrollar los trasplantes de órganos el Puerto Rico y resolver los problemas que se veían venir.
Uno de sus experimentos innovadores fue usar hígado de cerdos para mejorar a pacientes en coma hepático, lo que hizo con su amigo y colaborador, el Dr. Ben Eiseman. Esto lo evaluó el Dr. Thomas Starzl, el pionero de trasplantes hepáticos, en 1967 en su visita a la Escuela de Medicina auspiciado por la Sociedad de Médicos Graduados de la UPR. El experimento solo funcionaba por corto tiempo, pero fortalecía la experiencia de trasplantes de hígado que luego popularizó el Dr. Starzl.
Para celebrar su obra, el American College of Surgeons, Capítulo de Puerto Rico, fundó el “Foro Raffucci de Investigación”, donde estudiantes y residentes presentan sus trabajos, y realizá en su honor la “Conferencia Magistral Dr. F.L. Raffucci” con ilustres conferenciantes.
Personalidad
Yo conocí al Dr. Raffucci en 1957, siendo estudiante de Medicina en el Hospital Municipal de San Juan. Había que estar listos en el piso a las 5 de la mañana para preparar a los pacientes para las operaciones y luego había conferencias y debíamos pasar visita por las tardes, sin importar la hora, hasta que viéramos al último paciente. Él era un gran maestro, conocedor de la fisiología, la bioquímica, la genética del cuerpo humano, y un visionario. Años más tarde, sus teorías se confirmarían con investigaciones sofisticadas. Fue muy exigente pero también muy justo.
El Dr. Raffucci era un amante del juego de gallos. Entre sus amigos íntimos estaban los Drs. Mario Tomasini y Juan Vilaro con quienes iba a la gallera. Su otro gran amigo fue el Dr. Mario García Palmieri.
La enfermedad que lo afectó al final truncó temprano su brillante carrera. El Dr. Raffucci fue un académico visionario, investigador, mentor de tantos y amigo de muchos; su huella perdura en el tiempo. Él le sirvió bien a Puerto Rico.
Agradecimiento especial por proveer información para este escrito al Dr. Eduardo Santiago Delpin, Profesor Distinguido de la UPR.