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El escándalo de “Madame X”
Recuerdo que siendo niño, una de mis profesoras me dijo que tenía una gran imaginación; haciendo uso de este elogio como trampolín, volé por el espacio y el tiempo para sentarme a tomar café con John Singer Sargent, el retratista norteamericano por antonomasia. Lugar, los alrededores del Museo Metropolitano de Nueva York; tiempo, principios del siglo XX.Del Rincón: Su retrato más conocido es el de Madame X, cuya modelo fue Madame Gautreau. ¿Cómo la conoció?
Singer Sargent: Tenía yo 28 años y vivía en París. Cuando me presentaron a Virginie Amélie Avegno Gautreau, una norteamericana como yo y esposa del magnate francés Pierre Gautreau, me fascinaron su belleza, la blancura de su tersa piel y sus elegantes facciones. A través de un amigo común, Del Castillo, le propuse que posara para mí y ella accedió, aunque lo que prometía ser una experiencia única, pronto se tornó en desencanto, por la apatía de la modelo.
Del Rincón: Su propósito era exhibir el retrato en el Salón de París del año 1884, ¿no es así?
Singer Sargent: Sí, y mis expectativas eran grandes, pues en exposiciones previas las críticas habían sido extraordinarias, pero esta vez resultaron demoledoras.
Del Rincón: ¿Qué ocurrió?
Singer Sargent: Pinté a Madame Gautreau en una pose frontal, con escote bajo y una hombrera del vestido caída. Esto escandalizó a un público pacato y embravecido por la prensa escrita. La opinión general estaba contra mí, y junto con la familia de la retratada, la mayoría de la gente exigía que la pintura fuera retirada.
Del Rincón: ¿Tan adversa fue la reacción popular?
Singer Sargent: El daño estaba hecho y tal fue el clamor que decidí retirar el óleo del Salón y poner tierra de por medio, mudándome a Londres por varios años. Finalmente volví a Estados Unidos, donde fui bien recibido con muchas comisiones de pinturas.
Del Rincón: ¿Es cierto que Madame Gautreau acabó odiando el retrato?
Singer Sargent: Influenciada por la opinión general y la de su familia y teniendo en cuenta que su reputación se vio afectada por este incidente, terminó detestando el lienzo que había trastocado su vida.
Del Rincón: ¿Por qué se conoce el retrato de Madame Gautreau como Madame X?
Singer Sargent: Por más de 30 años mantuve la pintura en mi estudio y le corregí la hombrera caída, hasta la Feria Mundial de San Francisco de 1916, donde exhibí el polémico retrato y recibí una oferta de compra del Museo Metropolitano de Nueva York por 1000 libras esterlinas. Accedí con la condición de que nunca se divulgase la identidad de la dama, estipulando que en el futuro el cuadro se denominaría Madame X, tal vez la mejor de mis obras.
Del Rincón: ¿Se llegó a enamorar de Madame X?
Singer Sargent: Disculpe, pero mi intimidad es mía y no la comparto con extraños. Y ahora si me lo permite, debo acudir a una cita importante.
Del Rincón: ¿Con Madame X? Una mirada despectiva de Singer Sargent fue la forma silente de despedirse de su contertulio.