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Torre de marfil

El hombre de Vitrubio

Félix Fojo, MD

Félix Fojo, MD
Ex Profesor de la Cátedra de Cirugía
de la Universidad de La Habana

ffojo@homeorthopedics.com
felixfojo@gmail.com

¿Existe el ser humano perfecto? Y cuando hablamos de perfección –eso debe quedar claro– nos referimos solamente a la perfección anatómica. Nos inclinamos a pensar que no, que no existe ese ser humano cuyas dimensiones anatómicas correspondan con las dimensiones matemáticas que se ajustarían perfectamente a una catedral gótica o a uno de esos acueductos romanos que siguen trasegando agua utilizando solo la gravedad ya por más de dos milenios después de su construcción. Sin embargo, aunque dudemos de la existencia real de ese ser perfecto, algunas mentes preclaras han intentado encontrarlo o, por lo menos, definirlo geométricamente y dibujarlo.

El arquitecto romano Marco Vitrubio Polión (80-15 ANE), que trabajó como constructor militar para Julio César, fue el primero. Su concepción, más que anatómica, fue matemática. En principio, intentó colocar a su hombre perfecto dentro de una circunferencia que se adaptara a un cuadrado, los patrones fundamentales del orden cósmico según los griegos. No lo logró, pero dejó algunos principios métricoanatómicos que serían retomados y mejorados 15 siglos después, al comienzo del Renacimiento.

Aunque injustamente olvidado desde el punto de vista de la historia de la anatomía, fue el pintor, escultor y arquitecto italiano Francesco de Giorgio Martini (1439-1502) quien retomó la idea de Vitrubio y dibujó en 1480, con bastante acierto, aunque sin perfección, la figura masculina que ya había pensado Vitrubio. Él le imprimió una rotación lateral derecha a su figura para que el dibujo se adecuara a las condiciones matemáticas preconizadas por Vitrubio, pero al mismo tiempo le restó belleza y perfección artística. Es de interés histórico señalar que el pintor Giacomo Andrea de Ferrara, amigo de juventud de DaVinci, también intentó dibujar un hombre de Vitrubio (el folio existe) pero abandonó pronto el intento. Unos diez años después, por 1490, Leonardo DaVinci (1452-1519), quien seguramente conoció los trabajos originales de Vitrubio y los dibujos de Martini y Andrea, dedicó atención al tema, mejorando los conceptos metricoanatómicos que debía poseer esa supuesta figura ideal y dibujando una imagen que se convertiría en un verdadero clásico de la ciencia y el arte renacentistas.

Como era propio en él, Leonardo no solo dibujó con facilidad una figura perfecta desde el punto de vista anatómico y matemático, sino que demostró algo que no pudieron llevar a cabo el romano Vitrubio ni el sienés Martini: que podía ejecutar con absoluta perfección esa imagen en diferentes dimensiones y colocaciones de los cuatro miembros de la misma. Es un dibujo, por demás, de solo 34.4 por 25.5 centímetros e incluido en un folio lleno de cálculos en escritura invertida o especular.

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Vale la pena aclarar que Leonardo, aunque conocía bien su definición, no se atuvo en su dibujo a la llamada “proporción áurea” o número phi, algo que suele mencionarse erróneamente en muchos artículos. Tampoco es cierto que intentara resolver el problema matemático de la cuadratura del círculo, pero sí logró la inclusión anatómica de un ser humano perfecto en un círculo y un cuadrado al mismo tiempo.

El denominado “Hombre de Vitrubio”, estudiado y dibujado por Leonardo es una prueba más, entre muchas otras, de que el cuerpo humano constituía para él un modelo perfecto de la naturaleza y del universo, independientemente de que semejante perfección fuera alcanzable o no en la vida real.