El VIH y la mujer
Según las últimas estadísticas del Departamento de Salud, en Puerto Rico la mayor incidencia de contagio del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) se da en mujeres heterosexuales. En ellas, se da la alarmante cifra del 66 % de los nuevos casos.Esta alta incidencia de contagio en mujeres responde a una realidad, que refleja un aspecto sociocultural, que deja en manos del hombre la decisión sobre el uso de condones. Como una regla general no escrita en las relaciones de pareja heterosexual, en esta situación la mujer tiende a dejarse llevar por lo que decide el varón. Si el hombre opta por no utilizarlo, la mujer no lo exige por temor a ofenderlo, lo que también ocurre al sugerir hacerse la prueba de VIH.
Factores de riesgo para el contagio
Esta situación perjudica a las mujeres heterosexuales monógamas, quienes pueden contagiarse cuando su pareja adquiera el virus por una de estas posibilidades: sexo con otras mujeres o con hombres o intercambio de jeringuillas de drogas intravenosas.
El Centro para el Control de Enfermedades (CDC) ha identificado en la población femenina algunos factores de riesgo para el contagio: edad joven, falta de reconocimiento de factores de riesgo en sus parejas, vulnerabilidad biológica, enfermedades de transmisión sexual, abuso de sustancias y problemas socioeconómicos (aunque el contagio ocurre en todos los estratos sociales). Esta situación es más frecuente en mujeres hispanas, que tienen una tasa de casos de SIDA seis veces mayor que otros grupos de mujeres.
¿Cómo pueden protegerse las mujeres?
La única manera segura de evitar el contagio con VIH es la abstinencia total de sexo, aunque para muchas personas no es una opción viable. El uso del condón es una alternativa en la que, tanto la mujer como el hombre, deben asumir y compartir responsabilidad. La mujer debe concienciarse aún más sobre las maneras efectivas de proteger su cuerpo y su salud, partiendo de la realización de la prueba de VIH. Esta prueba es 99.99% segura y confiable y es efectiva para la prevención y control.
¿Qué ocurre si una mujer está infectada?
Si una mujer ya está contagiada con el virus, existen alternativas de ayuda. Si no está embarazada, debe acudir a un profesional de la salud para realizarse pruebas y evaluar sus opciones de tratamiento para mantener su salud en estado óptimo. Si hay un embarazo, debe hacerse la prueba de VIH en el primer trimestre; de ser negativa, debe repetirla en el tercer trimestre (para eliminar la posibilidad de un falso negativo). Debido al periodo ventana -tiempo entre la infección y la detección de anticuerpos contra el virus- es probable que la mujer se haya contagiado e infectado con VIH al mismo tiempo. Si se detecta VIH en ese período y la mujer se somete a terapia antirretroviral (en el embarazo y al hacer una operación cesárea), la probabilidad de transmitir el virus al bebé se reduce a menos del 2%.
Sin embargo, muchas mujeres retrasan la decisión de buscar ayuda médica para el VIH. Las razones son varias: presión familiar, creencias religiosas, aceptación pasiva de la infidelidad conyugal, temor al estigma social, violencia de género, comportamientos de alto riesgo, abuso de drogas y alcohol, limitación en el acceso a cuidados médicos y desconfianza en el sistema de salud, entre otras. No se debe dudar en buscar ayuda y orientación, necesarias para proteger la salud de las mujeres y evitar reinfecciones.
Hacer la prueba de HIV: una sabia decisión
Es importante que las mujeres gocen de igualdad en todas las áreas –salud, educación, ambiente y economía– para así poder protegerse a sí mismas del VIH y del SIDA. Aun en una relación marital monógama y estable, toda mujer debe responder de forma activa a proteger su salud y no debe temer a asumir el control de su cuerpo. Por tanto, hacerse la prueba de VIH es una decisión sabia para toda mujer: es lo justo, lo ideal y lo mejor.