Historia
Endocrinología en Puerto Rico y la Dra. Lillian Haddock
La especialidad de endocrinología en Puerto Rico tuvo bases importantes en el trabajo del Dr. Agustín Martínez de Andino y se consolidó con aportes posteriores entre los que destaca el trabajo de la Dra. Lillian Haddock. Sus esfuerzos desde el Decanato trascendieron a su especialidad y tuvieron una repercusión importante en la educación médica.
La endocrinología es la rama de la medicina que estudia y trata las enfermedades de las glándulas secretoras de hormonas. Esto incluye los desórdenes de la pituitaria, tiroides, paratiroides, adrenales, páncreas y glándulas sexuales como los ovarios y los testículos.
Hipófisis y…tierra de gigantes
En mis días como residente en el Hospital Universitario vi muchos pacientes con desórdenes de la pituitaria. Recuerdo un paciente de Carolina que por su tamaño no cabía en su cama. Tenía un tumor en la pituitaria y padecía de gigantismo. Es de allí que se conoce a la ciudad de Carolina como la “Tierra de gigantes”.
También veíamos pacientes con insuficiencia de la pituitaria por sangrado luego del parto, conocido como el Síndrome de Sheehans.
El maestro, Dr. Martínez de Andino
Cuando era estudiante, nuestro profesor de endocrinología era el Dr. Agustín Martínez de Andino. Era un médico muy distinguido que hablaba un inglés y un español perfectos. Era un maestro extraordinario. Se había graduado en Jefferson University en Filadelfia y era el consejero de la Sociedad de Honor Alfa Omega Alfa. A los estudiantes nos solía recibir en su residencia, que se volvió sitio de reuniones. Cuando la Escuela de Medicina se mudó al Centro Médico y al Hospital Universitario, él se quedó en el Hospital Municipal. Con él se quedó también el Dr. Manuel Paniagua, a quien conocí en 1973 y quien era un distinguido endocrinólogo y líder de la facultad.
El doctor Martínez de Andino era un defensor de la independencia de Puerto Rico y de nuestra cultura y patrimonio. Fue la primera persona en señalarnos como se había atentado sin éxito contra nuestros valores. Cuando fui nombrado Subsecretario de Salud él hizo una recepción en mi honor en su casa; fue una distinción especial de la que le estaré eternamente agradecido. Él fue un gran médico y un caballero.
La Dra. Lillian Haddock y la Escuela de Medicina
Cuando regresé de mí internado, la Dra. Lillian Haddock era la directora de endocrinología. Ella venía de una familia grande, eran diez hermanos, todos profesionales. Luego de graduarse en la Escuela de Medicina de Temple University en Filadelfia regresó a San Juan para hacer su residencia y especialidad con el Dr. Martínez de Andino en el Hospital Municipal. Posteriormente viajó a Johns Hopkins en Baltimore para continuar sus estudios en endocrinología. Cuando la Escuela se mudó del Hospital Municipal al Hospital del Distrito Universitario, la Dra. Haddock fue nombrada jefa de la sección de endocrinología de la Escuela de Medicina.
Esos eran los días de expansión de las especialidades médicas. Había fondos provenientes de los Institutos Nacionales de Salud para preparar y entrenar un mayor número de médicos. Entre los primeros médicos entrenados por la Dra. Haddock estaban la Dra. Elena Villavicencio, la Dra. Gloria Vega, el Dr. Ovidio Rodríguez, el Dr. Francisco Aguiló, el Dr. José Oscar Morales, la Dra. Tanis Robles, el Dr. Luis Ángel Vega, el Dr. Julián Vázquez Plard, el Dr. Gabriel Martínez Rovira, el Dr. José Hernán Martínez y el Dr. José Gándara, entre otros. Todos ellos trabajaban mucho, además había gran presión e interés por publicar trabajos científicos. Estudios sobre el Síndrome de Sheehan, diabetes y metabolismo de calcio eran algunos de los proyectos sobresalientes.
Vecinos y colaboradores
Cuando me tocó regresar del ejército y comenzar mi adiestramiento en hematología, nuestras oficinas y laboratorios eran contiguos. Colaboramos en muchos estudios, especialmente en esprue tropical y metabolismo de calcio. En endocrinología disponían para los estudios de diabetes de una cámara especial para poder retratar la retina. De esa manera el Dr. José Oscar Morales colaboraba con nosotros retratando la retina de los pacientes hematológicos, para propósitos educativos.
El problema de la acreditación
En 1977 cuando el Hospital Universitario perdió su acreditación por problemas con su planta física, la Dra. Lillian Haddock era la Decana Interina de la Escuela de Medicina. Es así que ella junto al Dr. Rafael Burgos Calderón y este servidor como Subsecretario de Salud viajamos en un frío enero a Chicago a reunirnos con funcionarios de la Comisión Conjunta de Acreditación de Hospitales y con la Comisión Acreditadora de Escuelas de Medicina. La Dra. Haddock fue la que llevó el mensaje, y el problema se resolvió.
Logros desde el Decanato
En 1978 ella fue nombrada Decana de Asuntos Académicos del Recinto de Ciencias Médicas. Desde esa posición transformó la institución acreditando todos sus programas, recuperando la acreditación de la Escuela de Farmacia y modernizando la Biblioteca y la tecnología educativa. Se fundó el Puerto Rico Health Sciences Journal con un donativo de la firma Merck, que al día de hoy continúa siendo una publicación citada en el Index Medicus. Desde esa posición de liderato la Dra. Haddock hizo una contribución extraordinaria a toda la educación superior médica en Puerto Rico.
A nivel nacional la Dra., Haddock ha participado en innumerables comités evaluadores en el campo de endocrinología y en la acreditación de escuelas de Medicina. Ha publicado extensamente y es una conferenciante excepcional. Fue Gobernadora del capitulo de Puerto Rico del Colegio Americano de Médicos (American College of Physicians).
La Dra. Haddock es una maestra, investigadora y clínica prestigiosa. En 1987 regresó a la cátedra y al laboratorio dedicándose principalmente al estudio de la osteoporosis. Labora en las clínicas de la Escuela de Medicina donde atiende pacientes con problemas complejos. La Dra. Haddock es Profesora Emérita de la Universidad de Puerto Rico y una servidora pública excepcional.