Entrevista a Esther Torres, MD. El balance de múltiples funciones que convergen en servir al paciente
La doctora Esther Torres es una destacada gastroenteróloga que ha recorrido diferentes facetas profesionales: los aspectos educativo, clínico, administrativo y de investigación, aportando al desarrollo de la medicina, de los estudiantes y, sobre todo, de los pacientes que, como ella indica, son el centro de todo.
¿Cuáles fueron sus inicios en la profesión?
Estudié en la Escuela de Medicina de la Universidad de Puerto Rico, donde me gradué en 1972. Empecé mi residencia en Medicina Interna en el Hospital de Veteranos y seguí la especialidad de Gastroenterología con prácticas clínicas en el Hospital de Veteranos, el Hospital Municipal y el Hospital Universitario. Luego, entré a la facultad de la Escuela de Medicina, donde llevo 34 años. Es así como he trabajado con estudiantes de Medicina y residentes durante todos estos años.
¿Tiene mucha actividad administrativa y en el campo de investigación?
En 1981 asumí la dirección de la sección de Gastroenterología. En el 1996, me nombraron directora del Departamento de Medicina Interna, primero en forma interina y luego en propiedad. Permanecí como directora del programa de residencia de Gastroenterología hasta el año pasado. También he trabajado en Investigación Clínica. Nuestra unidad lleva 20 años de establecida y cuenta con estudiantes, residentes de Medicina Interna y de Gastroenterología.
¿Qué proyectos ven en la sección de Investigación Clínica?
Tenemos dos áreas principales: una es de enfermedades inflamatorias del intestino, que son colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn. Estas antes eran raras en Puerto Rico y han ido aumentado su frecuencia hasta convertirse en un problema clínico. Hemos desarrollado una clínica multidisciplinaria dedicada a estas condiciones, en la que se ofrece servicio al paciente, educación, investigación y apoyo a la comunidad.
Estamos realizando un estudio muy importante de genética en puertorriqueños, que es colaborativo con Cedars-Sinai Medical Center en Los Angeles, y está auspiciado por los Institutos Nacionales de Salud. Ya lleva ocho años y nos quedan dos más.
Otra área que desarrollamos intensamente es la de enfermedades del hígado; hemos hecho mucho en hepatitis C. Hacemos estudios epidemiológicos y de tratamiento; y, recientemente, hemos desarrollado un banco de datos bastante extenso en el área de enfermedad crónica de hígado y trasplante hepático. En Puerto Rico, no se trasplanta el hígado pero contamos con colaboraciones con centros en los Estados Unidos y tenemos una clínica donde vemos pacientes antes de ser trasplantados, los evaluamos y los seguimos luego del trasplante hepático.
Háblenos de su función en la fase clínica de cuidado al paciente.
El cuidado a pacientes no se puede separar de nada de lo que hacemos porque nuestra misión como educadores es educar médicos y es imposible educar sin el paciente. El área de cuidado a pacientes la podemos enfocar desde dos puntos de vista: la supervisión de estudiantes, residentes y fellows cuidando pacientes, donde uno es el médico responsable y donde ellos hacen el cuidado inmediato y directo. También he hecho siempre cuidado personal. Desde que terminé mi residencia y hasta el día de hoy, atiendo personalmente en las clínicas de la Escuela de Medicina y cuando se hospitalizan en el Hospital Universitario.
¿Cómo ve la situación en su especialidad en Puerto Rico?
Gastroenterología es una especialidad bien amplia y eso la puede hacer atractiva. Además, es una especialidad que tiene procedimientos; si eres bien diestro en eso no tienes que necesariamente gravitar hacia especialidades quirúrgicas. Como todo en medicina, es una especialidad donde los adelantos en los últimos años han sido enormes.
¿Cómo se integra el gastroenterólogo al problema de la obesidad?
Hay una parte de la Gastroenterología que se enfoca con la nutrición, y aunque no somos los médicos primarios que atienden obesidad, trabajamos en varios aspectos de este problema.
Desde el punto de vista de procedimientos, se han desarrollado procedimientos endoscópicos; muchos de los pacientes de cirugías para el control de obesidad mórbida requieren de evaluaciones gastrointestinales. La otra parte bien importante es que hoy en día sabemos que la enfermedad hepática relacionada con la grasa en el hígado es parte del síndrome metabólico, que incluye, entre otras cosas, obesidad; y dentro de esa manifestación de obesidad, sí somos los que estamos a cargo de ese diagnóstico y de su manejo.
¿Qué cambios ha habido en el aspecto clínico y de cuidado al paciente?
Hay cambios importantes. Muchos son el resultado de los trabajos de investigación que nos enseñan mejor cuáles son los mecanismos de la enfermedad, cuál es la influencia de la genética en la enfermedad, o del ambiente externo que interactúa con esa persona para que se desarrolle la enfermedad. Eso va a la par con desarrollar nuevos métodos diagnósticos y nuevos métodos de tratamiento. Se ve en cáncer, en enfermedades inflamatorias del intestino y en enfermedades infecciosas tanto como bacterianas, como por ejemplo el HIV.
Hay adelantos en el tratamiento de hepatitis donde la comprensión del mecanismo de la enfermedad ayuda a desarrollar medicinas. Se van desarrollando medicamentos extremadamente modernos que van dirigidos a procesos que identificamos en el curso de la enfermedad. Encontramos una sustancia activa en una condición y desarrollamos una medicina que bloquea esa sustancia. Todo eso se traduce en adelantos clínicos enormes. Dentro de 20 años, la medicina que vamos a estar practicando será totalmente diferente, desde la perspectiva diagnóstica, preventiva y de tratamiento.
¿Cómo interactúa el gastroenterólogo con otras especialidades?
La práctica de la medicina tiene que ser una práctica en equipo hoy en día. Dentro del campo de la gastroenterología, hay unas especialidades que son esenciales para nosotros: Radiología, Patología y Cirugía. Muchas veces necesitamos todo ese grupo para manejar a un paciente.
¿Qué mensaje les daría a los estudiantes de Medicina?
Todo el que entra a la Escuela de Medicina lo hace porque tiene una motivación de servir. Se requiere estudiar para toda la vida porque la medicina cambia día a día y si uno no se actualiza, deja de ser proficiente en un periodo corto de tiempo. La preocupación hoy en día es que, a través de los años, uno se puede ir desencantando con el ambiente externo que hace la vida un poco más difícil. Esto puede poner en duda nuestra misión.
Es importante no perder de vista por qué uno entró ahí, qué lo motivó a uno a estudiar y qué es lo que lo motiva todos los días a levantarse con entusiasmo y con alegría. Si atiendes a tu paciente bien y tienes un buen resultado, o lo acompañaste durante una situación de salud, le diste consuelo y cuidado y eso te dio la satisfacción que querías, eso es todo lo que necesitas. Ese deseo de servir, esa satisfacción, vienen de adentro. ¡Ésta es la profesión más bonita del mundo!