Epilepsia y salud mental
Uno de los hallazgos más consistentes en el área del estudio de la epilepsia es que un grupo importante (entre el 20% y el 30%) de niños, adolescentes y adultos padece de diversos trastornos psiquiátricos, muy en particular depresiones, ansiedades y somatización. Esto ha sido confirmado en estudios epidemiológicos en varias naciones del mundo. El reto consiste en identificar los factores de riesgo que inciden en estas tasas altas de angustia.
Discrimen social
Una de las áreas que más se ha indagado e investigado se relaciona con las adversidades psicosociales que se asocian a la epilepsia. Tomemos, como ejemplo, el estigma social que afecta a muchos pacientes por su condición. Inclusive, en la práctica se ve casos en que personas como maestros, estudiantes, vecinos y hasta religiosos envían mensajes nocivos y tóxicos sobre la epilepsia. En algunas situaciones, los compañeros de clases emiten burlas abiertas al niño con epilepsia; los maestros les dicen a los padres que las convulsiones asustan a los demás niños y que traten de retirar a su hijo del aula escolar; e, inclusive, hay algunos religiosos que insisten en que las convulsiones son de origen demoniaco. Estas actitudes irracionales tienen el potencial de estigmatizar al paciente y de hacerlo ver deficiente al compararlo con otros seres humanos.
Discrimen laboral
Otro factor tangencialmente relacionado es el discrimen. Se ha documentado que a un nutrido número de adultos se les hace difícil conseguir o mantener un trabajo por su condición de epilepsia. Muchos empleadores temen demandas o que sus clientes se asusten si un empleado convulsiona. Por estas razones, se le hace muy difícil al paciente con epilepsia la entrada a un empleo.
El autoestigma
El autoestigma se manifiesta cuando el propio paciente, habiendo internalizado todos esos comentarios funestos sobre la epilepsia, se visualiza como una persona defectuosa, que nadie aceptará y tiene escasas oportunidades en la vida. Su autoestima, usualmente, es nula, pues acepta y endosa un sinnúmero de mitos y falacias sobre la epilepsia. Esto se traduce en un aislamiento social y, además, en complejos e inseguridades en múltiples áreas interpersonales.
La importancia de la actitud
Afortunadamente, la literatura científica también documenta la otra cara de la moneda: personas con epilepsia que han aceptado el reto de la condición y se han enfrentado exitosamente a ella. Estas personas pueden experimentar más dificultades y retos que personas sin epilepsia, pero con esfuerzo y convicción pueden alcanzar sus potencialidades y lograr sus metas. Es así que hay muchas personas de todo nivel, inclusive profesionales exitosos, que tienen la condición y llevan vidas plenas y ricas.
Factores importantes identificados con esta actitud para sobreponerse al problema son tratar de conocer la condición de epilepsia, desmitificar la misma, tratarla con medicamentos anticonvulsivos y tener esa convicción y energía interna que se traduce en ser resilientes ante las adversidades.
Comentario
Si algo hemos aprendido es que el paciente con epilepsia desea que se le ayude a mejorar para poder contribuir de manera significativa a una mejor sociedad.