Temas de Interés / Arte
Genio con mal genio
Jesús María del Rincón
Retratista
delrinconportrais@gmail.com
www.delrinconportraits.com
Después de recuperarme del susto de tener un genio enfrente, surgido de una nube, recobré la compostura.
Del Rincón: Siempre he sentido curiosidad por saber si es cierto que Rodin, el genial escultor galo, murió de frío en 1917.
Genio: Efectivamente. A pesar de haber dado tanta gloria a Francia con su obra y de haber donado gran cantidad de sus esculturas al Estado, se olvidaron de él en sus últimos días y le negaron ayuda financiera. Tampoco atendieron sus súplicas de darle alojamiento en algún museo y permitieron que falleciera por congelación en su buhardilla parisina.
Del Rincón: Otra pregunta es si Rubens pintó todas las pinturas que se le atribuyen o alguien más lo hizo.
Genio: El gran pintor flamenco del siglo XVII, Peter Paul Rubens, con frecuencia delegaba a sus ayudantes la labor de terminar sus pinturas. Él esbozaba las figuras, preparaba la composición y los colores a utilizarse, y más tarde los numerosos artistas de su taller, entre los que se encontraba el afamado pintor Van Dyck, se encargaban de pintar cada uno su especialidad: unas flores, otros frutas y aves y, los más diestros, la figura humana.
Del Rincón: La tercera pregunta. ¿Es cierto que el pintor italiano Fray Filippo Lippi se fugó con una monja?
Genio: Cierto. Este gran maestro del Renacimiento, siendo capellán del convento de Santa Margarita en Prato durante el siglo XV, conquistó a una de las monjas, Lucrezia Buti, con quien tuvo un hijo, también excelente pintor, Filippino Lippi. Lucrezia fue la modelo de todas las madonas que creó Fray Filippo.
Del Rincón: Disculpa mi curiosidad, pero… ¿podría hacerte una cuarta pregunta rapidita?
Genio: ¡De ninguna manera! Dije 3 preguntas solamente. ¿Es usted sordo o qué?
Del Rincón: ¡Caramba! Qué genio se gasta el genio. Regresa a tu lámpara desdichado, que ya lo averiguaré en Wikipedia. No te necesito.
Genio: ¡Ggggggghjklñ! (ininteligible)
Y tras este gutural cuasi rebuzno, desapareció mágicamente el chismoso del turbante, y yo me desperté, fresco como una lechuga, para comenzar mi día.