Gerard van Swieten (1700-1772): Reformador de la educación médica y de la Universidad de Viena
Especial para Galenus Marco Villanueva-Meyer, MD
A mediados del siglo XVIII, en Viena se “alinearon las estrellas” para que allí surgiera la principal Escuela de Medicina de la época. Los conceptos que Sydenham estableció en Inglaterra y que Boerhaave amplió en Holanda encuentran en Gerard van Swieten no solo a su gran continuador, sino a quien los aplica y multiplica. Esto ocurre cuando recibe el encargo de reformar el sistema de salud austriaco y la Universidad de Viena, convirtiéndola en la principal de Europa.
Gerard van Swieten nació en la ciudad holandesa de Leiden. Allí estudió Medicina y se doctoró en 1725. Fue el alumno dilecto del gran médico Herman Boerhaave, con quien trabajó muchos años, tanto que, al morir este, se le consideraba el candidato ideal para sucederle. Pero como era católico, no se le permitía ejercer la cátedra, lo que originó que los estudiantes se amotinaran a su favor, pero sin éxito. Él se fue de la universidad y por un corto tiempo se dedicó a completar la obra de su maestro. Pero pronto su vida tuvo un cambio extraordinario.
Viaje a Viena
La emperatriz María Teresa de Habsgurgo subió al trono de Austria en 1740 y advirtió la necesidad de hacer reformas en el sistema de salud y en la universidad, donde imperaba un estancamiento. Buscó a las mentes más brillantes, por lo que llevó a van Swieten, quien allí pudo desarrollar su gran capacidad de organización.
Fue designado Médico Jefe, por lo que estaba a cargo de todo el equipo médico imperial. Reorganizó por completo la Facultad de Medicina y estableció las cátedras de Botánica, Química y Cirugía. Además, dictaba un curso de dos años sobre el funcionamiento del cuerpo humano y la patología de las enfermedades.
Se encargó de contratar a los mejores médicos de distintos lugares de Europa, envió a otros a especializarse a lugares reconocidos como París para Obstetricia y Cirugía, y escogió entre sus discípulos a los más brillantes para que lo apoyaran a desarrollar su gran obra. También tuvo que sortear dificultades, producto de la tradición y de los viejos privilegios. Organizó el estudio clínico según el modelo de Leiden, para lo cual se pusieron a su disposición en el hospital seis camas para hombres y seis para mujeres.
Auge de la Escuela de Medicina de Viena
Fue tal el cambio y el resultado de esta reforma que se revirtió la situación en la que los médicos, para doctorarse, iban a otra ciudad o país. Ahora eran los médicos de otros países los que acudían a estudiar a Viena, que adquirió un gran renombre internacional.
La reforma impulsada por van Swieten influyó en todos los territorios dominados por los Habsburgo, y así se reorganizaron las Facultades de Medicina de Praga, Friburgo y Pavía. Así, en esa época, los estudiantes austriacos, alemanes, checos, húngaros y eslovacos estudiaban la mejor medicina que existía en Europa.
El sistema de salud y la prevención
La gran reforma de van Swieten también impulsó cambios en la prevención. Fortaleció los aspectos sanitarios y las cuarentenas, para protegerse sobre todo de la peste. Mejoró y liberalizó la postura frente a las enfermedades venéreas e ideó, para pacientes con sífilis, el tratamiento con el licor que lleva su nombre (Licor de Swieten), una solución alcohólica con un sublimato de mercurio. En 1775, van Swieten dirigió la creación de una nueva farmacopea para todo el Imperio, se estableció el control sobre las farmacias y se prohibió la práctica de la medicina a charlatanes y curanderos.
En el campo de la salud mental, hizo que se liberara a los locos de las jaulas en las que se les recluía y que se les dejara de azotar, cosa que era práctica común. Mejoró también la enseñanza de las comadronas y creó un orfelinato para la educación de los huérfanos.
Gracias a las reformas que impulsó van Swieten, se podía hablar, por fin, de salud pública. Él buscó con ahínco que la población fuera bien atendida por médicos calificados.
Filosofía y censura
Van Swieten sabía de la importancia de la difusión del conocimiento. En esos tiempos, la literatura era el medio principal de trasmitir ideas y él, que era Director de la Biblioteca Imperial, se ocupó de revisar el concepto existente de la censura. Asumió este tema utilizando criterios científicos y racionales.
Posición contra el vampirismo
En aquella época se produjeron ciertas muertes que el pueblo atribuyó a vampiros. La Emperatriz encargó a van Swieten que hiciera las investigaciones del caso. Él emitió un informe en el que aseguró que los vampiros no son reales y que se trataba de una superstición irracional, criticando la falta de criterio médico de quienes participaron en los procesos judiciales. Se prohibieron la profanación de tumbas, la decapitación y la quema de cadáveres sospechosos de ser vampiros.
Cualidades, disciplina y generosidad
Van Swieten tenía una gran autodisciplina y dedicación al trabajo y un esquema de vida ordenado y organizado. Su día empezada a las cinco de la mañana y no terminaba antes de las diez de la noche. Inclusive, cada día atendía pacientes, gratuitamente, de tres a cuatro de la tarde. Fue rígido en su actitud y muy generoso con los pobres. Destinó un fondo personal para financiar los estudios de jóvenes con talento y de limitados recursos.
Hablaba varios idiomas y fue reconocido internacionalmente y nombrado miembro de sociedades científicas de varios países europeos.
Contribución
Gerard van Swieten se formó con el mejor maestro de su época y tuvo la oportunidad de reformar todo un sistema de educación médica y de salud. Logró que se difundieran sus conocimientos y formó a muchos médicos. Estos médicos, a su vez, continuaron difundiendo y desarrollando los conocimientos y los valores de trabajo, de orden y de pasión por una actividad de servicio que van Swieten aprendió, desarrolló, mejoró y les inculcó. La trascendencia de su vida y obra se vio reflejada en varias generaciones de médicos, en un mejor sistema de salud y en millones de personas y pacientes que se beneficiaron de una mejor medicina.
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