Grasa visceral:

El órgano desconocido

Wilfredo Jay Cuevas, MD, AAHIVS

Wilfredo Jay Cuevas, MD, AAHIVS
Hospital Ryder Memorial, Humacao

Aunque mencionamos el término “barriga” despectivamente como algo que viene con la edad o el sedentarismo, hoy en día describir el abdomen es de mucho interés clínico.

Grasa subcutánea y grasa visceral

La acumulación de grasa puede ocurrir en cuello, hombro, mamas, pero cuando nos referimos a la grasa abdominal no tomamos en consideración diferentes áreas de acumulación con diferentes consecuencias físicas y/o metabólicas. Así, por ejemplo, debemos de diferenciar el tejido adiposo subcutáneo que es la grasa acumulada debajo de la piel (los famosos ‘handles’) de la grasa visceral que rodea los órganos abdominales (“cuerpo tipo pera”).

Implicancias de la grasa visceral

Una persona que acumula una gran cantidad de grasa visceral presenta un abdomen distendido y el mismo se palpa firme. Este aumento de grasa visceral puede dificultar que los diferentes órganos en la cavidad abdominal funcionen en forma adecuada. La grasa visceral se ha asociado con disturbios metabólicos, con aumento del riesgo de enfermedad cardiovascular y con diabetes mellitus tipo II. En la mujer también se asocia con cáncer de mama y con aumento de la incidencia de cirugía de la vesícula biliar.

Varios científicos también han manifestado que la grasa visceral puede contribuir a una activación inmune, en la que substancias químicas como las citoquinas aumenten el riesgo de procesos inflamatorios, los que a su vez pueden ser causantes de enfermedades cardiovasculares.

Grasa visceral en pacientes VIH positivos

En la población que vive con VIH/SIDA, la grasa visceral es una de las alteraciones reportadas dentro del síndrome de lipodistrofia asociado al VIH, siendo esta alteración una de las menos entendidas.

Aunque el aumento en grasa abdominal se observa en una tercera parte de los pacientes que reciben tratamiento antiretroviral, no hay certeza alguna de que este cambio esté por seguro relacionado con el desarrollo de lipodistrofia u otros desórdenes metabólicos.

Por años se ha observado que las personas que viven con VIH desarrollan un aumento no usual de grasa en áreas específicas del cuerpo (redistribución de grasa). Lo que no está tan claro es lo que podemos hacer como tratamiento médico. A fines de 2010, la FDA aprobó el uso teramorelin (Egrifta), como la primera droga específica para desorden de grasa visceral. Es un medicamento que no está indicado como tratamiento para todo tipo de acumulación de grasa sino solamente para grasa visceral en personas VIH positivas. Aunque consideramos esta aprobación un logro importante y casi histórico, la utilización del fármaco es muy limitada.

Comentario

El desarrollo de grasa visceral afecta la imagen de una persona que vive con VIH, además de relacionarse con deficiencias en su salud y en su calidad de vida.

Estudios no controlados han asociado este desorden con tendencias a una pobre adherencia al tratamiento médico. Del mismo modo, se ha encontrado que el impacto de la acumulación de grasa visceral es similar o inclusive mayor que el impacto causado por otras condiciones crónicas, tales como la hipertensión arterial y/o la diabetes mellitus tipo I o II.

Por estas razones es importante prestar atención a este aspecto en la evaluación de los pacientes VIH positivos y estar atentos al desarrollo y resultados de estudios de investigación en este campo.