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Desde pequeña, soñaba con ayudar a los demás con súper poderes como los de la mujer maravilla. Con el pasar del tiempo, aprendí que con fuerza de voluntad y un corazón dispuesto a servir, se puede hacer una gran diferencia. No se trata de cambiemos el mundo solos, sino de poner ese granito de arena que tiene un impacto restaurador en una persona.
Haciendo la diferencia
Janice Rodríguez Hernández, MS III
Universidad Central del Caribe
Conocí a un ser muy especial trabajando voluntariamente en una ronda nocturna; él es adicto y deambulante. Me esmeré en darle la ayuda que él necesitaba para que permaneciera en un hogar de tratamiento, pero a pesar de los esfuerzos, volvió a recaer.
Entendí que la adicción es una enfermedad crónica y recurrente. Hoy por hoy, sigo tratando con el mismo empeño de ayudarlo a volver a salir de las calles y sé que con mis acciones no estoy cambiando el mundo, pero al menos sé que estoy contribuyendo a cambiar su mundo. Y eso hace toda la diferencia.