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Jean Michelle Basquiat (1960-1988): Su arte lo encumbró y el vicio lo acabó
Deambulaba yo, distraído, por el East Village de Nueva York, cuando un joven de color se me acercó y me habló sigilosamente: “Por favor disimule y hábleme”. Me dejó sorprendido y dijo que trataba de escapar de unos policías que lo buscaban por pintar grafitis. Nos cruzamos de frente con los polis, quienes casi nos ignoraron. Al dar la vuelta a la esquina, él se despidió muy correcto: “Mi nombre es Jean Michelle Basquiat; gracias por su ayuda”.
Del Rincón: Claro! Usted es Basquiat, el grafitero que murió de una sobredosis de heroína en Hawái… Basquiat: Lo de grafitero me parece peyorativo; soy pintor y punto. Es complicado explicarle cómo llegué aquí de nuevo, y sí, fallecí a los 27 años por las drogas, cuando estaba en el zenit de mi carrera.
Del Rincón: Hábleme de su infancia. Basquiat: Nací en Brooklyn en 1960. Mi madre, una diseñadora gráfica puertorriqueña amaba la poesía, se divorció de mi padre, un contable haitiano. Por las constantes mudanzas, fui a varias escuelas inclusive a una para superdotados de la que me expulsaron.
Del Rincón: ¿Cómo se inició en el arte? Basquiat: Mi madre me lo inculcó; ya a los 6 años era miembro del Museo de Brooklyn, leía poesía y hasta escribía mis propios poemas. Luego fui a la Escuela de Artes Visuales, donde conocí al famoso grafitero Keith Haring y nos hicimos inseparables.
Rincón: Seguro que con él pintó grafitis en los vagones de metro. Basquiat: Sí, y junto con Al Díaz también. Vagabundeaba feliz pintando las paredes del Soho, con el seudónimo Samo. Sus siglas significaban, con perdón, “same old shit”. Las drogas nos hacían sentir libres, aunque ahora lamento haberlas usado.
Del Rincón:¿Qué opina del expresionismo abstracto? Basquiat: Me apasionaba. Sentía especial admiración por Kline, Pollock, Dubuffet y otros que expresaban a través de un grafismo espontáneo, una miríada de sentimientos sin relamidos académicos.
Del Rincón: ¿Es cierto que creó un grupo musical en el que tocaba teclado y clarinete? Basquiat: Aquí mismo, en el East Village creábamos música y todo tipo de arte. El grupo se llamaba Gray, pero al final decidí dedicarme de lleno a la pintura. Más tarde compuse música rap y actué como DJ en algunas discotecas de fama. Mis favoritos eran Davis, Gillespie y Billie Holiday a quienes pinté en cuadros.
Del Rincón: ¿Qué piensa de Andy Warhol? Basquiat: Le conocí en una exposición colectiva en la que participé. Llegué saturado de cocaína, lo que ofendió a la mayoría, aunque no a él. Disfrutamos de una gran amistad, gracias a su paciencia. Andy fue mi mentor. Sus muchos contactos reconocieron mi creatividad y me abrieron infinidad de puertas. Gané muchísimo dinero gracias a él. Tenía una actitud paternal hacia mí y siempre me recomendaba dejar mis vicios, que estaban demasiado arraigados en mí.
Del Rincón: René Ricard, famoso crítico de arte dijo: “Nadie querrá ser parte de una generación que ignora a otro van Gogh”. Basquiat: ¡Ay René, René! Qué gran ayuda en mi carrera. Fui inmaduro abandonándome a las drogas y al alcohol. Pude haber alcanzado las estrellas y terminé fulminado en mi casa hawaiana, desperdicié así mi vida, cuando la diosa Fortuna me sonreía.