La depresión mayor en la mujer
La depresión afecta al doble de mujeres que de hombres. Se sospecha que varios factores únicos en la vida de la mujer juegan un papel muy importante en la depresión. Entre ellos, se han identificado factores reproductivos, hormonales, genéticos o biológicos, y también estresores tales como problemas familiares y enfermedades terminales en parientes.
La Organización Mundial de la Salud (WHO) estima a la depresión mayor como la cuarta enfermedad más incapacitante –los trastornos bipolares están en sexto lugar– y proyecta que para el 2020 ocupe el segundo lugar si no se mejora su prevención, diagnóstico y terapia.
Periodos de mayor riesgo
A lo largo de la vida de la mujer, hay periodos en los que es más propensa a padecer algún grado de depresión. Antes de la adolescencia casi no hay diferencia entre niños y niñas. Pero entre los 11 y 13 años de edad, hay un alza brusca en la incidencia de depresión en niñas. Luego de la menarquia, la frecuencia en mujeres llega al doble que en los varones.
El embarazo, el periodo postparto y la menopausia son momentos en la vida de una mujer en que aumenta el riesgo de padecer un episodio de depresión mayor.
El riesgo de depresión postparto en mujeres con historial previo de depresión mayor es del 25%. El “trastorno disfórico premenstrual”, que consiste en síntomas depresivos y somáticos en la última semana de la fase luteal y con remisión después de la menstruación, también aumenta el riesgo de depresión. Las mujeres que tienen problemas de infertilidad pueden experimentar extrema ansiedad o tristeza, pero no se ha determinado si esto contribuye al aumento de la incidencia de la depresión.
Síntomas en la mujer
Existen algunas diferencias en la presentación clínica de la depresión en la mujer:
-Tienden a ser más susceptibles a depresiones asociadas a los cambios de estaciones del año;
-Pueden presentar más comúnmente síntomas atípicos tales como hiperfagia, hipersomnia y aumento de peso; e
-Intentan el suicidio más que los varones, aunque estos últimos lo logran con mayor frecuencia ya que tienden a usar métodos más letales.
El estrógeno y la depresión en la mujer
La mayor prevalencia depresiva en la mujer se está explicando en base a posibles influencias hormonales, genéticas, ambientales, eventos endocrinos y reproductivos.
Los investigadores han sugerido que el estrógeno tendría un rol que interfiere con la regulación de la expresión del gen, promoviendo la producción de factores nutricionales para las neuronas y los neurotransmisores, facilitando así una expresión clínica favorable.
La producción adecuada de estrógeno aumenta la producción de catecolaminas centrales así como la función y los transportadores de serotonina. Esta relación entre los estrógenos y la serotonina, junto con los factores individuales y sociales de la mujer, pueden explicar la mayor prevalencia de la depresión en mujeres que en hombres. Mas allá, el rol del estrógeno no solo está implicado en la depresión sino que también se ha planteado su papel en las manifestaciones clínicas de otras condiciones neuropsiquiátricas como la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson, enfermedades cerebrovasculares y diferencias en los síntomas de la esquizofrenia.
Diferencias en farmacología
Varios estudios demuestran que existen características farmacocinéticas que hacen que un fármaco pueda ser más eficaz en un género que en otro.
Específicamente, la disponibilidad de proteínas plasmáticas y el hecho de que la mujer tenga más tejido adiposo que el varón hacen que el antidepresivo se distribuya de distinta manera y tenga un nivel de efectividad diferente. Estas diferencias contribuyen a que los antidepresivos que son más liposolubles sean más eficaces en las mujeres porque su volumen de distribución se adapta mejor. Las mujeres tienden a tener menor actividad de la isoenzima 1A2. En la mujer, la progesterona tiene el efecto de estimular las enzimas microsomales y las enzimas monoaminas, y el estrógeno de disminuirlas. Esto produce una variabilidad de respuesta a fármacos durante el ciclo menstrual.
Las mujeres no solo tienen síntomas asociados a las variaciones en los niveles circulantes de estrógeno y progesterona sino que sus respuestas a fármacos se pueden alterar. Investigadores han encontrado que en mujeres que han tenido remisión de síntomas con antidepresivos, la respuesta se ha visto afectada en el periodo perimenopáusico y menopáusico.
Conclusión
La depresión mayor es más frecuente en mujeres y existe un riesgo aún mayor en periodos críticos asociados al ciclo reproductivo.
Un diagnóstico y tratamiento certero de la depresión en la mujer requiere que se consideren las diferencias por género en presentación de síntomas y respuestas a tratamiento.